De acuerdo con los datos de Aebig, en España hay, a día de hoy, unas 260 plantas de biogás operativas. ¿Dónde su ubican estas instalaciones?
La mayor parte de ellas se encuentran en depuradoras públicas e industriales, vinculadas al tratamiento de aguas. También existen algunas plantas asociadas al tratamiento de la fracción orgánica de los residuos urbanos, y a los vertederos. Plantas de biogás de tipo “agroindustrial”, aquellas orientadas a la valorización de estiércoles y residuos de la industria agroalimentaria, hay unas 70 en nuestra geografía.En lo relativo al biometano, existen 12 plantas en funcionamiento y algunas pocas en sus fases finales de construcción.
¿Hay plantas en todas las Comunidades Autónomas?
Donde podemos encontrar una mayor cantidad de plantas de biogás y de biometano es en Cataluña. En biometano hay ocho instalaciones en esta región, así como 57 plantas de biogás.
En otras comunidades hay bastantes plantas de biogás agroindustrial, como Andalucía, con 34 proyectos, o la Comunidad Valencia con 30, vinculados principalmente al tratamiento de aguas. Otra región relevante es Castilla y León, con 23 plantas de biogás y dos de biometano.
¿Cómo valoras la situación de España en relación a otros países de la UE?
La situación de España es, por desgracia, un caso único en Europa. El tercer país con mayor potencial de residuos, avalado por diversos estudios independientes entre sí, toda una potencia agrícola y ganadera, primer productor de aceite del mundo o cuarto productor mundial de porcino del mundo, entre otros logros agroalimentarios, está, sin embargo, muy por detrás de otros países como Alemania, Italia o Francia, que cuentan con miles de plantas de biogás y centenares de plantas de biometano cada uno. España necesita una política ambiciosa para el biogás, como una herramienta muy sinérgica con nuestro sector agroindustrial.
¿Cuáles son los principales obstáculos para la generalización de esta tecnología en nuestro país?
El principal obstáculo en la actualidad está asociado a la tramitación. Las comunidades autónomas están siendo muy cautelosas a la hora de conceder los permisos, tardándose entre 3 y 4 años, y en ocasiones más tiempo, para obtener las licencias para la construcción de este tipo de proyectos. La conflictividad social que ha aparecido ciertamente no ayuda a la agilidad en el desarrollo de estas plantas, así como los escasos recursos con que cuentan las administraciones para gestionar este tipo de proyectos.
También debería de facilitarse la interconexión de este tipo de plantas con la red gasista, y que se consideren estas interconexiones como una parte más del sistema gasista. El caso español es casi único en Europa en lo relativo a las interconexiones, donde los promotores deben abordar el 100% de los costes de la interconexión. Evidentemente, ayudaría mucho un marco de incentivos a este tipo de proyectos, estable, a largo plazo y que trate de potenciar las instalaciones de pequeño y mediano tamaño, que son las que mejor se integran en la realidad agroalimentaria de nuestro país. España es un caso excepcional donde la ausencia de incentivos económicos se combina con una conflictividad social como no se ha visto en ningún otro país europeo.
¿Qué beneficios aportan las plantas de biogás y/o biometano?
Las plantas de biometano son a la vez un proyecto energético, medioambiental y agrario. Esto puede tener numerosos beneficios medioambientales, pasando por el tratamiento de residuos orgánicos, como los alperujos, los estiércoles o los lodos del tratamiento de aguas. Debemos tener en cuenta la producción de energía renovable, y en especial gas renovable, que nos hace menos dependientes de gas del exterior. También es importante reseñar el potencial para la producción de fertilizantes de base orgánica empleando los digeridos del proceso como materia prima. Todas estas ventajas pueden ayudar a hacer una industria agroalimentaria mas fuerte, sostenible y energéticamente independiente. Los proyectos de biogás tienen mucho que aportar a la España rural.
¿Cómo pueden contribuir a alcanzar los objetivos de descarbonizción?
El biometano nos ayuda a alcanzar los objetivos de descarbonización por varias vías. En primer lugar, la generación de un gas renovable que reemplaza al metano fósil que circula por la red gasista, y la captura de ese mismo metano que producen los residuos de forma natural cuando se producen y almacenan. El metano es 25 veces equivalente al dióxido de carbono en potencial de efecto invernadero, y es el segundo gas con mayor impacto sobre nuestras emisiones. Por último, es importante reseñar el potencial de los fertilizantes orgánicos para aumentar el contenido de materia orgánica en nuestros suelos, y retener de esta forma el carbono, ayudando de paso a aumentar su capacidad de retención de agua y la fertilidad de los suelos.