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Ignacio Rey-Stolle, director del Máster en Energía Solar FV del IES-UPM

“En lo que se refiere a la ciencia fotovoltaica, España está a un nivel internacional excepcional”

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Nació en Madrid en el 72, tataranieto de un checo de Bohemia –el señor Stolle- que vino a hacer el Camino de Santiago –el camino de las estrellas- y acabó echando raíces aquí. El caso es que el descendiente de aquel peregrino bohemio –Ignacio- lleva toda la vida siguiéndole también, curiosamente, los pasos a la luz, ingeniero y doctor por la Politécnica de Madrid, director del Máster en Energía Solar Fotovoltaica del Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid (IES-UPM). Le pregunto por su vocación y me dice “científico”. Y hablamos de ciencia, y de política, y de historia, y también seguramente de filosofía. [Esta entrevista forma parte del Especial Formación que incluímos en nuestra edición de mayo de 2016].
“En lo que se refiere a la ciencia fotovoltaica, España está a un nivel internacional excepcional”

¿Por qué se decanta un ingeniero de la España de principios de la década de los noventa -ingeniero de Telecomunicación- por la energía solar?
A mí siempre me interesó la parte más física de las telecomunicaciones, la parte que tiene que ver con la electrónica, con los semiconductores, con los dispositivos más básicos y fundamentales que sustentan toda la electrónica y, en concreto, la electrónica de comunicaciones. Y esa física, la de los semiconductores, es la física de las células solares. Sí: la física que sirve para los transistores que utilizamos en los ordenadores, en las telecomunicaciones, es la misma física que se utiliza para entender las células solares y para explicar el fenómeno fotovoltaico [FV]. Y… digamos que, durante mi formación, se me cruzó el Instituto de Energía Solar [IES], hice allí el proyecto de fin de carrera y me pareció una manera muy interesante, muy redonda, de unir una vocación, un interés científico por la física de semiconductores, interés por esos materiales, con una vocación social, de contribución a conseguir un mundo un poco mejor, con energía más limpia y más sostenible.

¿Hay política en la energía? ¿O solo técnica?
No, no. Yo creo que es política. Todo en el ser humano es político. Todo tiene que ver con el cómo queremos organizar nuestra convivencia, nuestra sociedad. Hay una separación clara, una frontera, entre lo que es el conocimiento, el saber utilizar algo, y la decisión de utilizarlo. El conocimiento y la aplicación son hechos separados en el tiempo. Las células solares las conocemos desde hace 50 años, pero hace falta además la percepción social de que son útiles, de que son necesarias. Y eso tiene que ver con muchos factores: tiene que ver con la política, la legislación, la percepción de la tecnología… Y con factores exógenos de cómo se configura el mundo… la percepción de las ventajas y los inconvenientes... En fin, es una cuestión compleja. Pero definitivamente no es solo técnica. Yo diría que es fundamentalmente política.

¿Y no son suficientes 50 años para pasar del conocimiento a la aplicación?
No. Pero no es extraño. El carbón se conocía en el siglo XII y se comenzó a utilizar en el XVIII. Los chinos hacían excavaciones de gas natural siglos antes del nacimiento de Cristo y lo hemos empezado a utilizar intensamente en el siglo XX, como el petróleo, que era conocido desde finales del XVIII. Los romanos manejaban la energía hidráulica y, hasta el siglo X, en Europa no se empieza a utilizar con profusión. Es decir, que el momento en el que se produce la disrupción científica, el momento en el que se produce la innovación tecnológica y el momento en el que una sociedad percibe algo como útil y lo empieza a aplicar intensamente… Todo ello forma parte de un proceso complejo que tiene que ver sobre todo con factores políticos. Voy a simplificar para no extenderme demasiado en este asunto, pero… a los pocos años de inventar las células solares, prácticamente en los años 60, ya teníamos células solares que eran claramente más eficientes que las plantas, que llevan centenares de millones de años de evolución en nuestro planeta.

¿Más eficientes?
Sí, las plantas más eficientes en la transformación de la energía solar... no sé... la caña de azúcar, por ejemplo... presenta un 1,5% de eficiencia [solo es capaz de transformar un 1,5% de radiación en energía]. Bueno, pues a los diez años de inventar las células solares, en los años 60, ya sabíamos hacer células mejores que eso. Se me puede argumentar que eran muy caras, o que, desde el punto de vista tecnológico, eran poco fiables... Es verdad, pero, si hubiera habido interés de hacerlas más fiables de forma más rápida se hubiera conseguido, porque, cuando los seres humanos nos empeñamos en algo y ponemos nuestro talento y nuestros recursos en conseguirlo, pues, típicamente, lo conseguimos.

Pues ha pasado ya mucho tiempo desde los 60. ¿Lo hemos conseguido ya?
Tenemos células solares técnicamente eficientes, tenemos una tecnología solvente. Y sus costes empiezan a ser competitivos sin ningún tipo de ayuda, de incentivo, de ahorro fiscal. Dependiendo del mercado, y dependiendo del lugar, si dispones de insolación... en lugares como Brasil, por ejemplo, la energía solar es competitiva. Y, de hecho, a día de hoy donde más se está instalando energía solar es en países donde tienen problemas energéticos, no en países donde hay subsidios. Sí, donde más se está instalando es en países que quieren fortalecer su red eléctrica, que quieren instalar nueva potencia. Hoy en día la FV es una tecnología muy competitiva, en muchos países, sin ningún tipo de ayuda, subsidio o promoción política.

¿Cómo está España en ciencia solar?
España está claramente muy bien posicionada. Es uno de los lugares de referencia tanto en Europa como en el mundo. Hay grupos muy potentes en nuestro país haciendo ciencia de un gran nivel. Además, el bum de la energía solar en 2008 generó mucho conocimiento no solo en materia de tecnología básica de células solares, o de fabricación, sino también en lo relativo a cómo instalar, cómo hacer grandes plantas, cómo desplegarlas rápidamente, cómo medir su fiabilidad, cómo medir su funcionamiento, es decir, en toda la cadena de valor, desde lo más básico, que son los materiales y los dispositivos, hasta lo más grande, como puedan ser las centrales de decenas o centenas de megavatios. En España tenemos grupos que trabajan a primerísimo nivel mundial, por no decir a primer nivel mundial, en toda esa cadena de valor de conocimiento.

¿No ha afectado la crisis?
Sí, claro. Se ha perdido mucha inercia y oportunidades. La ciencia, en general, se ha resentido mucho en España. Pero, en cualquier caso, yo diría que estamos a un nivel internacional excepcional.

¿Qué tiene el máster del Instituto de Energía Solar que no tengan otros?
Si tuviera que decir solo una cosa, diría que el conjunto de profesores. Estamos hablando de las generaciones que han desarrollado la energía solar no solo en España sino –me atrevería a decir que– en Europa. Para que te hagas una idea, el IES es el segundo centro –bueno, hay gente que considera que es el primero– más antiguo de investigación enfocada a la energía solar FV del mundo. Estamos ahí el Centro Nacional de Energías Renovables de Estados Unidos y nosotros. Ellos, en los años 70, fundaron el Solar Energy Research Institute. Y, bueno, en función de las fechas que uno escoja, pues será el primero el uno o lo será el otro. Pero, en cualquier caso, los dos somos los más antiguos –año 1979– con una diferencia de meses.

Camino de los 40 años…
Sí. Y claro… en todo ese tiempo la experiencia atesorada es muy amplia. Para que te hagas una idea, el Nobel de la energía solar FV es un premio que se llama Becquerel, que recibe ese nombre en memoria del científico francés que en el siglo XIX descubrió el efecto FV. Bueno, pues en el IES hay dos: dos catedráticos que son premio Becquerel, Gabriel Sala y Antonio Luque. Eso, por mencionar lo más llamativo desde el punto de vista periodístico. Pero podría poner otros ejemplos, Eduardo Lorenzo, gente que ha estado en la vanguardia del desarrollo del conocimiento desde prácticamente los inicios. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que los alumnos tienen acceso a... no sé si llamarlos personalidades... pero... tienen acceso a pioneros que han desarrollado y han puesto en marcha un sector al que han ido viendo crecer y desarrollarse desde una perspectiva muy singular. Es gente que ha hecho cosas. No es gente que ha aprendido en los libros. Es gente que ha construido el conocimiento. Y claro, aprender de esa gente es algo muy valioso. Yo lo he hecho. Yo he bebido de esas fuentes directamente. Y esa es una experiencia de aprendizaje muy intensa y muy provechosa.

Bien, pues, ahora, la pregunta al revés: ¿qué no es el máster del IES?
Esto no es un máster on line. Aquí uno se mancha las manos, tiene que medir, y ver instalaciones, y montar cosas; tiene que entenderlas, tiene que enterarse tocando la realidad. No quiero decir que uno vaya a salir convertido en un instalador... Para ser un instalador no hace falta hacer un máster. Lo que quiero decir es que tenemos lógicamente el enfoque de máster, un alto nivel de conocimiento y profundidad, pero también experiencia directa de lo que es la tecnología, no una experiencia teórica que puedes encontrar en un libro, no. Queremos hacer eso y, además, queremos que la gente se vea obligada a pelearse con la realidad y a entender los problemas desde una perspectiva muy práctica. Queremos ingenieros, o ingenieros fotovoltaicos, o másters en energía solar fotovoltaica que hayan tocado equipos, que hayan jugado, que hayan hecho instalaciones.

¿Cuántas plazas oferta cada año el IES y de dónde vienen los alumnos?
Ofertamos en torno a treinta cada año. Este año a lo mejor llegamos a 35. Y la procedencia suele ser muy variada. En general, el 85% de los alumnos son extranjeros. Vienen de Europa, por supuesto: franceses, holandeses, británicos, alemanes, nórdicos, también de Europa del Este, rumanos, ucranios. Hemos tenido también, claro, latinoamericanos -mexicanos, colombianos, chilenos, ecuatorianos, algún estadounidense-, alumnos procedentes de la India, gente del norte de África, argelinos, marroquíes, egipcios…

Universidad Politécnica de Madrid (Instituto de Energía Solar)
El Instituto de Energía Solar (IES) es un centro de investigación de la Universidad Politécnica de Madrid que fue fundado por el catedrático de Electrónica Física Antonio Luque López y que apuesta por la “innovación y el desarrollo de nuevos conceptos en materia de energía solar fotovoltaica.

Máster Universitario en Energía Solar Fotovoltaica
Organiza: IES.
Objetivo: formar científica y técnicamente, teórica y experimentalmente, a expertos en las diferentes disciplinas y saberes que constituyen este campo. Asimismo, potenciar en
los alumnos las habilidades de comunicación, expresión e innovación, imprescindibles para el desarrollo de una labor científica de calidad, bien sea en la industria o en el entorno académico. Título de Máster y Doctor. Requisitos: graduado, licenciado superior o ingeniero superior.
Lugar, fecha y duración: Madrid (presencial). De septiembre de 2016 a julio de 2017 (año académico). Sesenta créditos ECTS. Idiomas: castellano e inglés.
Precio: Este es un posgrado promovido por una universidad pública española (la Universidad Politécnica de Madrid) y, como tal, está sujeto a las tasas oficiales estipuladas por el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid. Al cierre de esta edición, aún no se habían determinado las tasas para el curso 2016–2017, pero, para el curso 2015–2016, fueron de 65 € por ECTS. No se exigen tasas adicionales por administración o admisión, así que el coste total del Máster fue de 3.600 €. En términos de trabajo del estudiante –explica el IES–, el Máster equivale a unas 1.500–1.800 horas.
Información: 913 367 231 (María Helena Gómez).
Correo e: mariahelena@ies–def.upm.es
Sitio: www.ies.upm.es y www.upm.es

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