En el borrador de directiva sobre sostenibilidad de la biomasa sólida y gaseosa es establece un umbral mínimo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del 60% con respecto a los combustibles fósiles en los mismos usos. Durante su intervención en el 8º Congreso Internacional de Bioenergía, Luis Saúl Esteban, investigador del Centro de Desarrollo de Energías Renovables (Ceder-Ciemat), afirmó que “entre los requisitos mínimos del proyecto Biomasud está el que la reducción de las emisiones de GEI derivada de la utilización del combustible en sustitución de gas natural será de un 70% o superior”.
Esteban añadió que “la energía utilizada en el transporte de las materias primas hasta el centro de producción más la energía utilizada en los procesos de preparación y acondicionamiento del biocombustible no podrá ser superior al 40% de la energía contenida en el combustible en base al PCI (poder calorífico inferior) en base húmeda del mismo”. Estos criterios de sostenibilidad forman parte de las señas de identidad de un proyecto europeo financiado a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) que analiza y facilita la puesta en el mercado de biocombustibles sólidos de calidad y sostenibles basados en biomasas mediterráneas del espacio Sudoe (suroeste de Europa).
“Indispensable regular el mercado del hueso de aceituna”
En el congreso, organizado por la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), intervinieron representantes de las dos empresas que hasta el momento han obtenido el certificado Biomasud para sus biocombustibles. Miguel Ángel Millán, gerente de Mitrafor con sello Biomasud para astilla forestal, reconoció que gracias a este proceso de certificación “hemos obtenido grandes mejoras e información detallada en nuestro control interno, mejorando ostensiblemente nuestros resultados, además de conseguir un material de calidad diferenciado de nuestros competidores”.
La empresa Energía Sierra Segura es la segunda que ha obtenido el certificado Biomasud para su producción de hueso de aceituna. Julián Lozano, director general de la empresa, expuso las desventajas de no contar con una calidad normalizada: humedad, impurezas, olor y restos de aceite. “El hueso sin tratar genera problemas como el alquitranado de cámara de combustión, condensaciones, nivel alto de cenizas y corrosión en equipos”, señaló Lozano. Por último habló de las ventajas de contar con una certificación de calidad: “importancia de competir con calidad frente a otras biomasas de referencia (pélet) y garantías al consumidor final de biomasa y a fabricantes de equipos”. “Se hacía indispensable una regulación del mercado del hueso de aceituna. Y animo a empresas a certificarlo con Biomasud”, concluyó el representante de Energía Sierra Segura.
Analizados ocho tipos de biocombustibles sólidos mediterráneos
En la exposición de Luís Saúl Esteban sobre los requisitos de calidad y sostenibilidad del sello Biomasud, expresó que durante el desarrollo del proyecto se han analizado ocho tipos de biocombustibles sólidos de procedencia mediterránea: pelets de madera, astillas de madera, hueso de aceituna, cáscaras de almendra, pina, piñón y avellana y mezclas de cáscaras de piña y piñón.
En sus conclusiones, el investigador del Ceder-Ciemat puso sobre la mesa algunos de los obstáculos a salvar tras su repaso a Biomasud. En concreto, en huesos y cáscaras afirmó que “se ha de prestar atención a los siguientes aspectos que se han de investigar en mayor profundidad: la influencia del contenido de grasa y la humedad en la combustión; fusibilidad de las cenizas; y la regulación de las calderas comerciales teniendo en cuenta aspectos como la densidad, humedad, contenido en grasa y las peculiaridades de la combustión de los distintos biocombustibles”.