Repsol y Genia Bioenergy han firmado un acuerdo mediante el que la energética dirigida por Josu Jon Imaz ha comprado una participación del 40% para entrar en el mercado del biometano. En concreto, el acuerdo entre Repsol y Genia Bioenergy incluye 19 de sus plantas de biometano que se encuentran en estado de desarrollo y otros 11 proyectos de plantas en una fase temprana de desarrollo. Así, Repsol comprará la totalidad del gas producido por estos proyectos que van a conformar una plataforma de crecimiento en la industria emergente de gas renovable. Para el director general de transformación industrial y economía circular de Repsol, Juan Abascal, este acuerdo es "un importante paso adelante" en la estrategia del grupo. "La experiencia, talento y activos de Genia Bioenergy nos permitirán posicionarnos como actor integrado en toda la cadena de valor del biometano", añade.
Por su parte, el consejero delegado de Genia Bioenergy, Gabriel Butler, ha señalado que el desarrollo de plantas de biometano hace avanzar a España en el objetivo de descarbonización de la economía, reduce su dependencia energética del exterior y proporciona una respuesta sostenible a las directrices europeas sobre gestión de residuos", según informa Europa Press. Además, valora que representa "la creación de empleos cualificados y el impulso a ecosistemas económicos en torno al residuo, especialmente en entornos rurales". Esta alianza de Repsol con Genia se enmarca en la estrategia del grupo para el periodo 2024-2027, que incluye la transformación de sus complejos industriales en polos multienergéticos capaces de fabricar productos con baja huella de carbono.
Combustibles renovables en Cartagena
La energética Repsol comenzaba la pasada semana la producción a gran escala de combustibles renovables en su planta de Cartagena (Murcia), la primera de la Península Ibérica dedicada en exclusiva a la producción de combustibles 100% renovables, en la que se han invertido 250 millones de euros, y que tiene una capacidad de producción de 250.000 toneladas al año. Puede producir diésel renovable y combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés), que se pueden utilizar en cualquier medio de transporte: automóviles, camiones, autobuses, barcos o aviones, aprovechando las infraestructuras existentes de repostaje. Ese combustible renovable se produce a partir de residuos orgánicos, como el aceite de cocina usado o residuos agroalimentarios, dando una segunda vida a este tipo de materiales. Es una solución rápida, y eficiente en coste para la descarbonización de todos los sectores del transporte.