La Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (AVEBiom) y Apropellets, dos asociaciones que dan voz a más de 250 empresas relacionadas con la cadena de valor de la generación de energía con biomasa en España, lamentan el fin del IVA reducido del 10% para los pellets y la leña, que ha vuelto al 21 % desde el 1 de julio. Ambas asociaciones proponen que se aplique una rebaja definitiva del IVA a todos los biocombustibles sólidos de origen nacional, que incluyan el pellet, la leña, el hueso de aceituna, las astillas y las cáscaras de frutos secos, para acelerar la adopción de tecnologías renovables, sostenibles y locales para calefacción.
El pasado 30 de junio, caducó el Real Decreto que de forma temporal mantuvo un IVA reducido del 10% para pellets y leña. En cambio, ambas asociaciones señalan que Francia, Portugal, Alemania, Austria, Bélgica, países bálticos y otros mantienen desde hace años un IVA reducido para los biocombustibles a partir de biomasa sólida. "Esto supone una medida de apoyo real a largo plazo frente a los combustibles fósiles y forma parte de políticas energéticas que fomentan la transición hacia soluciones más sostenibles", apuntan, y añaden que "el gobierno debería tomar como una señal de alarma y de fracaso de sus políticas energéticas, el incremento de consumo del gasóleo de calefacción durante 2023 y lo que llevamos de 2024. Años en los que la climatología lejos de fomentar la demanda de calefacción, la ha reducido".
Los biocombustibles sólidos son una opción competitiva, ofreciendo un ahorro en los costes domésticos de calefacción que puede variar entre el 10% y el 70% en comparación con el gasóleo de calefacción, el gas natural y los sistemas eléctricos. Aunque los precios de las biomasas aumentaron por factores ya conocidos, reduciendo en cierta medida los ahorros, los biocombustibles sólidos siguen siendo una alternativa atractiva. Con mayor apoyo institucional y una mejor difusión de información, estos biocombustibles pueden recuperar y potencialmente incrementar su popularidad entre los consumidores.
El apoyo fiscal a los biocombustibles sólidos -continúan- no solo beneficia a las empresas de la bioenergía y a los consumidores, sino que también impulsa los sectores agrícolas y forestales que lo sustentan en un ejemplo perfecto de bioeconomía circular. En estos ámbitos, la valorización energética de restos y subproductos puede ser fundamental para mantener la viabilidad de la actividad. Así, un IVA reducido beneficiaría a miles de empresas y trabajadores en el ámbito rural, fortaleciendo la economía local y promoviendo un uso sostenible de los recursos. Con los precios y consumos estimados de biocombustibles sólidos en el ámbito doméstico, la merma en ingresos sería inferior a los 100 millones de euros, pero también habría que tener en cuenta el posible aumento en la recaudación debido al incremento del consumo y otros ingresos fiscales que podrían obtenerse por otras vías procedentes del sector.