A finales de abril DFDS, la principal compañía naviera de Dinamarca, anunció la inversión de diez millones de coronas danesas (1,3 millones de euros), para hacerse copropietario de MASH Energy y “co-responsable del desarrollo de una alternativa comercialmente viable a los combustibles fósiles”. La intención final es probar el combustible en uno de los ferris de DFDS.
La naviera presenta a MASH Energy como “una compañía que ha desarrollado un método eficiente y de bajo costo para producir biocombustibles a partir de un producto de desecho, como los subproductos del procesamiento de nueces, en Tanzania e India”.
Según Sofie Hebeltoft, jefa del departamento de Responsabilidad Social Corporativa de DFDS, "a largo plazo el objetivo es producir cantidades suficientes para que el biocombustible sea comercialmente viable y trabajar para identificar otros productos de desecho que puedan utilizarse para producirlos".
La experiencia de MASH Energy le ha llevado a desarrollar soluciones de suministro energético con biocombustibles en uno de los campos de refugiados más grandes del mundo, el de Kakuma, en Kenia, que recibe personas desplazadas principalmente de Sudán del Sur, Somalia y otras zonas de África devastadas por conflictos.
Allí, esta empresa tecnológica identificó como un posible recurso de biomasa a una planta invasora (Prosopis juliflora), a partir de la cual diseñó un gasificador (el MB-G100C) que aporta electricidad en zonas aisladas y es vital, por ejemplo, para el bombeo de agua. A partir de aquí su uso se ha extendido a la India, Sudáfrica, Tanzania y Zimbabue y han añadido más materias primas, como lodos de depuradora, estiércol, astillas de madera y residuos de caña de azúcar.