André P.C. Faaij, profesor experto en transición energética de la Universidad de Groninga (Países Bajos), es el autor del estudio Securing sustainable resource availability of biomass for energy applications in Europe; review of recent literatura, publicado en noviembre de 2018. Es decir, hace un metaestudio sobre la forma de asegurar un suministro creciente de biocombustibles para la producción de energía de forma sostenible.
Algunos datos de este estudio los recoge Bioenergy Europe en su último informe estadístico sobre los distintos tipos de materias primas que se utilizan para producir bioenergía, sea con biocombustibles sólidos, biocarburantes o biogás. Señala que “se calcula un potencial de biomasa para energía disponible en Europa de entre 169 y 737 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep) cada año a partir de 2050”.
Esa revisión del trabajo de Faaij, lleva a considerar como factible alcanzar los 406 Mtep, teniendo en cuenta los recursos de biomasa disponibles o que puedan movilizarse fácilmente considerando diversas limitaciones con respecto al potencial de partida, como por ejemplo los costes. “Esto significa que, en comparación con los 144 Mtep utilizados en 2018, el potencial da para casi triplicar la cantidad de bioenergía en la UE-28”, señalan desde Bioenergy Europe.
Necesarias sinergias entre la bioenergía y la agricultura
Pero, además de la cantidad, lo más importante de estos cálculos es el cambio radical en el origen de las materias primas. Según el informe de Bioenergy Europe, en 2018 el 69 por ciento de los recursos utilizados para producir bioenergía, principalmente en forma de biocombustibles sólidos, procedió de los bosques; el 20 por ciento fue biomasa agrícola y el once por ciento restante corresponden a diferentes tipos de residuos orgánicos.
Según el trabajo de Faaij, en 2050 será la biomasa agrícola y sus residuos la que acaparará el mayor porcentaje, relegando incluso a la materia prima forestal, según los escenarios, a la tercera en aportación. Por este motivo, para preparar este cambio sustancial, la primera recomendación que hace Bioenergy Europe en su informe se centra en establecer mayores sinergias entre la bioenergía y la agricultura.
“La valorización de los residuos agrícolas a través de la energía y el cultivo de cultivos energéticos perennes proporciona la diversificación de ingresos para los agricultores, promueve el desarrollo socioeconómico a escala local y contribuye a proporcionar una fuente limpia para las propias necesidades energéticas de las explotaciones agropecuarias”, se advierte en el informe.
Otra recomendación es que se amplíen esas sinergias a la gestión sostenible de la tierra. Explican que “la bioenergía aporta un valor de mercado para los residuos forestales y agrícolas y, por lo tanto, hará que la gestión sostenible en la agricultura y los bosques sea económicamente atractiva para los agricultores y propietarios de bosques. Se deben reconocer los beneficios ambientales adicionales de los cultivos energéticos”.
Baja el crecimiento de la superficie forestal durante la última década
El informe sirve igualmente para chequear el estado de los principales suministradores de biocombustibles, los bosques, a la luz de la Evaluación de los recursos forestales mundiales 2020 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que confirma que los bosques de la Unión Europea han crecido en las últimas décadas.
El trabajo de la FAO muestra que, aunque la tendencia de este crecimiento ha disminuido desde 1990, la superficie forestal ha aumentado hasta 2020. En concreto, en la década de 1990-2000 subió un 0,7 por ciento, en la de 2000-2010 un 0,5 y en la de 2010-2020 un 0,3. En el resto de Europa, principalmente Rusia, se ha notado más esta disminución del crecimiento, pasando del 1,2 al 0,3 por ciento entre las dos últimas décadas.
Otra de las regiones desde las que la UE importa biocombustibles sólidos en forma de pélets, Norteamérica, ha sufrido una leve disminución en su superficie forestal. En concreto la región en la que la FAO incluye también a Centroamérica ha pasado de un incremento de dicha superficie del 0,2 por ciento en la década de 2000-2010 a una disminución del 0,1 en la de 2010-2020.
Según los últimos datos aportados por FutureMetrics, entre Estados Unidos y Canadá exportan cada año a la UE28 ocho millones de toneladas de pélets, aunque la gran mayoría se destinan a las grandes centrales de carbón convertidas en biomasa del Reino Unido, que ya no pertenece a la UE27. También es reseñable el casi millón de toneladas que importa Dinamarca desde Rusia para centrales similares.
Crece la bioenergía y se mantiene estable la extracción de madera
En la caso de la situación en la UE, Bioenergy Europe recuerda que “si bien la bioenergía ha crecido en las últimas décadas, el porcentaje de extracción de madera recolectada con fines energéticos se mantiene estable y representó en 2018 el 23 por ciento del total. Esto demuestra que la bioenergía no es una fuerza impulsora detrás de la extracción forestal y que el sector utiliza cada vez más residuos de la industria forestal”.
También explican que “la producción de madera en rollo está impulsada por la demanda de la industria de productos de madera, mientras que la bioenergía valoriza los flujos secundarios. Esta tendencia se explica bien por la diferencia sustancial de precios entre la madera en rollo industrial, la madera para pasta y los residuos de madera de los aserraderos, lo que garantiza que se utilice madera de alta calidad para productos de alto valor como muebles y construcción”.