Con respecto a los mensajes extraídos del informe del pasado año de la Asociación Mundial de la Bioenergía (WBA en sus siglas en inglés), el Global Bioenergy Statistics 2020 vuelve a insistir en el potencial agrícola para generar bioenergía. “La agricultura es un sector clave –aseguran–, y aunque representa alrededor del diez por ciento del suministro mundial de biomasa, existe un potencial significativo para aumentar su contribución”.
Es el mismo mensaje que han trasladado este año Bioenergy Europe a través también de sus informes estadísticos y la edición virtual de este año de la European Biomass Conference and Exhibition. El informe de la WBA considera que “en términos de rendimientos de los principales cultivos, existe un potencial significativo para aumentarlos en varias regiones del mundo, lo que permitiría una mayor producción tanto de alimentos como de combustible”.
El incremento de cultivos y residuos agrícolas con destino a la bioenergía sería uno de los esfuerzos que pide Christian Rakos que se hagan para reemplazar definitivamente a los combustibles fósiles. Pero no los únicos. El nuevo presidente de la WBA añade también que “las mejoras sustanciales en la tecnología permitirán ampliar el rol de la bioenergía en el futuro y asegurar un suministro sostenible que respete la naturaleza y evite un desastre climático”.
Solo un 0.8 por ciento más de renovables entre 2000 y 2018
Tras los mensajes llegan las cifras, casi todas referidas a 2018 y condensadas en 64 gráficas y 52 tablas. Entre las globales, llama poderosamente la atención que entre 2000 y 2018 las energías renovables solo han incrementado un 0,8 por ciento su participación en el suministro de energía primaria global, del 13 al 13,8 por ciento. De este porcentaje, según los datos del informe, el doce por ciento corresponde a la bioenergía.
Y la bioenergía se nutre principalmente de biomasa sólida. En concreto, detallan que esta materia prima cubrió el 85 por ciento de la demanda, constituida sobre principalmente por astillas y pélets de madera. “Los biocombustibles líquidos representaron el siete por ciento, los residuos municipales e industriales el cinco y el biogás un tres por ciento”, señalan.
Los biocombustibles sólidos, los más usados
El Global Bioenergy Statistics 2020 también apunta que en 2018 se generaron 637 TWh (teravatios hora) de electricidad mundial a partir de biomasa y que el 66 por ciento provino de biocombustibles sólidos, seguido por el diecinueve por ciento de residuos municipales e industriales y el catorce por ciento de biogás. “Entre 2000 y 2018, la tasa de crecimiento anual promedio de la generación de bioenergía fue del ocho por ciento”, apostillan.
En cuanto al biogás y los biocarburantes en el transporte, en 2018 se produjeron 59.300 millones de metros cúbicos del primero, y entre 2000 y 2018 experimentó una tasa de crecimiento anual del nueve por ciento. De los 160.000 mil millones de litros de biocarburantes producidos en 2018, el 62 por ciento fue etanol y el veintiséis por ciento biodiésel. La tasa anual de crecimiento de estos últimos entre 2000 y 2018 fue del trece por ciento.
En relación a la electricidad, el informe señala que la bioenergía es la tercera fuente renovable más importante, con una generación de 637 TWh, y pasa a ser la primera fuente en generación de calor a enorme distancia del resto de las renovables, al suponer el 95 por ciento. Y advierten que en el transporte se da la participación más baja de las energías renovables.