Diversas condiciones externas han tenido un impacto directo en las empresas de logística y en su gestión del consumo de energía. La subida de precio de la energía en los almacenes de distribución se ha convertido, por ejemplo, en una prioridad para las, aproximadamente, 200.000 empresas de logística que operan en España, que en conjunto emplean a más de un millón de personas y representan alrededor del 10 % del PIB del país. Esto se suma al cada vez más habitual y elevado comercio electrónico, que ha aumentado las entregas de paquetes y, en consecuencia, las emisiones del transporte. "Los inversores y supervisores, a su vez, presionan a las empresas logísticas a alcanzar objetivos GSE más agresivos. Así, se les impulsa a encontrar soluciones inteligentes de gestión de las energías renovables, que se convertirán en un componente esencial para reducir la huella de carbono de las cadenas de suministro", cita un artículo elaborado por SolarEdge.
Los centros logísticos son el corazón de estas empresas de logística que requieren de mucha energía. En muchos de ellos ya es habitual ver instalaciones de paneles solares fotovoltaicos sobre sus amplias y planas cubiertas. Pero estos grandes almacenes son auténticas centrales de transporte de mercancía, un sector para el que la energía fotovoltaica de dichas instalaciones no es suficiente para realizar la transición de las flotas de vehículos de empresa a vehículos totalmente eléctricos. "Un nuevo modelo energético inteligente deberá combinar la producción fotovoltaica con la carga in situ de flotas eléctricas, además de una gestión energética total. Los centros logísticos que adopten este tipo de sistema desempeñarán un papel fundamental en la mejora de las cadenas de suministro más sostenibles", según defienden desde SolarEdge.
Las opciones que se están adoptando para reducir los gastos energéticos pasan por la edificación sostenible y eficiente hasta la instalación de paneles solares sobre el tejado de los almacenes. "Por lo general, los almacenes no refrigerados que adoptan sistemas de energía solar convencionales no consumen más del 10-20 % de la energía que producen para la luz y la climatización, lo que significa que la mayoría de la energía que se produce se desaprovecha a no ser que se venda a la red eléctrica. Sin embargo, se puede usar para suministrar energía a flotas eléctricas o para venderse a negocios cercanos que no puedan producir su propia energía".
¿Cómo serán las flotas eléctricas?
Otro enfoque que está en auge es el interés por los camiones eléctricos. Los vehículos con motores de combustión interna son los responsables de cerca del 25 % de todas las emisiones. Sin embargo, se espera que 15 millones de vehículos eléctricos formen parte de las flotas de las empresas en Estados Unidos en 2040, año en el que en la Unión Europea podrían estar disponibles más de 30 nuevos modelos de camiones eléctricos. Además, se calcula que la tasa de uso de los camiones eléctricos superará el 30 % en 2030 en las distintas categorías. Por ello, el aumento de la producción de electricidad en la cadena de suministro exige la integración de la energía fotovoltaica en los vehículos eléctricos porque muchas empresas de logística reemplazan sus montacargas de gasolina y diésel por montacargas eléctricos, a los que se les añade robots de bajo consumo para aumentar la producción y reducir la factura energética.
Se espera que la carga de las flotas eléctricas aumente de forma exponencial en los próximos años y algunas empresas, por ejemplo, ya se plantean añadir almacenamiento solar a los camiones eléctricos para cuando llega el atardecer, u optar por un uso bidireccional enviando al edificio la energía solar almacenada en la batería del camión. Otra posibilidad es que esta energía se inyecte y se venda a la red o a las empresas vecinas para obtener ingresos adicionales. Más adelante podrían instalarse aparcamientos con paneles solares conectados a los puntos de recarga de vehículos eléctricos para empleados y visitantes.
