¿Cuáles son las principales novedades que traerá 2025 al mercado de las baterías?
Este año, la industria de las baterías seguirá estando marcada, sobre todo, por hitos asociados al impuso de la electromovilidad y la consolidación de alternativas para este objetivo. En términos tecnológicos, seguro que veremos avances significativos en baterías de estado sólido y modelos híbridos. Las baterías de sodio, en particular, se están posicionando como una alternativa complementaria al litio, sobre todo en aplicaciones estacionarias, gracias a su sostenibilidad y menor dependencia de materiales escasos.
Es de esperar que otro gran titular este año sea el papel de la sostenibilidad en la industria. La creación de sistemas de reciclaje eficientes para cerrar el ciclo de vida de las baterías y la apuesta por infraestructuras de carga rápida serán claves. La industria está avanzando hacia modelos circulares que garanticen que los materiales utilizados en las baterías puedan ser recuperados y reutilizados, lo cual será un factor determinante para el desarrollo sostenible del sector.
¿Qué esfuerzos, en particular, se ha fijado la industria?
Sobre todo, y más allá del desarrollo de las propias tecnologías, en asegurar su industrialización y capacidad productiva. Las inversiones en infraestructuras y el desarrollo de nuevas políticas regulatorias que impulsen la fabricación local y el uso de baterías sostenibles marcarán también la agenda de 2025. La transición energética y la independencia tecnológica seguirán siendo prioridades en los principales mercados, y este año veremos cómo esos proyectos empiezan a materializarse.
¿Hay otros aspectos o tecnologías que vayan a ganar protagonismo en 2025?
Las baterías de estado sólido y las de iones de sodio ya mencionadas seguirán siendo las que concentren mayor atención y esfuerzo económico por parte de fabricantes e instituciones. Es de esperar que el año 2025 poco a poco asiente el crecimiento y desarrollo de estas tecnologías emergentes, escalando ambas en el mercado como alternativa a las baterías convencionales.
Junto a ellas, seguro que cada vez veremos más avances en tecnologías como las de litio-azufre, flujo-redox o metal aire. Si bien no están concentrando tanta atención, su evolución en los últimos años las sitúan también como alternativas más que interesantes para el futuro del almacenamiento.
Más allá de la propia batería y su composición tecnológica, cada vez veremos más enfoques que busquen aprovechar las ventajas que las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, pueden ofrecer a la industria. De hecho, ya se está trabajando en muchos modelos de BTMS (sistemas de gestión de baterías) que aprovechan el potencial de este tipo de soluciones para ofrecer una monitorización más precisa, predicción de fallos y optimización del rendimiento, mejorando la seguridad y prolongando la vida útil de las baterías.
Esta entrevista se publicó inicialmente en ER240 (mayo 2025)