“El crecimiento del mercado eólico marino ha sido lento, debido a los costes y a los retos logísticos, durante los últimos ocho años, período a lo largo del cual hemos pasado de setenta a 1.500 megavatios; ahora, sin embargo, la industria está por fin cogiendo tamaño gracias al enfoque de las empresas eléctricas europeas”, ha dicho Eduardo Sala de Vedruna, analista de EER. Además, la saturación en los emplazamientos terrestres, junto a los mayores factores de potencia en los emplazamientos marinos, “están impulsando a los gobiernos a incentivar la tecnología [marina] y establecer una base industrial”.
Entre tanto, Asia y el Norte de América (Estados Unidos y Canadá) “miran hacia Europa en busca de tecnología y de un referente de costes”, según el informe de EER, que prevé que estas dos regiones contribuyan en “casi un 25% a la nueva potencia marina instalada en el mundo entre 2010 y 2020”. La consultora cree además que Asia –encabezada por China y Corea del Sur– empezará a explotar su potencial marino a partir de 2014. En Norteamérica, los proyectos emblemáticos de Deepwater Wind y NaiKun, respectivamente, podrían llegar a realizarse incluso antes de finales de 2012 y, hasta 2020, ambos países podrían contar con una potencia marina total de 6 GW.
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