sergio de otto

El paso adelante de Europa (ER 64)

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Sergio de Otto
sergio.deotto@gmail.com

Estamos de enhorabuena. La Unión Europea ha plasmado en unas propuestas de directivas lo que hace diez meses eran sólo intenciones políticas de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de los 27 para reducir el 20 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar el 20 por ciento la eficiencia energética y conseguir que un 20 por ciento de la energía primaria sea de origen renovable. Para las organizaciones ecologistas estas medidas, especialmente las referidas a la reducción de emisiones son, en el mejor de los casos, tímidas o muy cortas.

Compartiendo este juicio —cualquier esfuerzo será siempre pequeño frente al reto que tiene planteado la humanidad con el cambio climático— quiero, sin embargo, en esta ocasión fijarme más en la botella medio llena que en la parte medio vacía. En efecto, hoy es más importante valorar la puesta en marcha de determinadas políticas en  la buena dirección que medir si serán suficientes para alcanzar el objetivo final que no es otro que volver a un equilibrio de la relación del hombre con el planeta. Mañana mismo nos pondremos a la tarea de exigir nuevas y más contundentes medidas porque efectivamente el tiempo apremia. Pero, de momento, permítanme una reflexión sobre los pasos positivos que se han dado.

Y quiero empezar por destacar la escenografía de la presentación de estas propuestas de la Unión Europea, escenografía que en ocasiones puede maquillar los contenidos cuando se abusa de la parafernalia y los fuegos artificiales pero que en esta ocasión, a mi juicio, los resaltaba con la solemnidad y la representación adecuada de las grandes ocasiones. Compareció el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, flanqueado por los comisarios de Energía, Andrei Pielbags, Medio Ambiente, Stavros Dimas,  y Competencia, Neelie Kroes, certificando que estamos hablando de una de las políticas que mayores implicaciones tiene para todos los ámbitos de nuestra sociedad.

En la misma declaración de intenciones se avanzaba ya la necesidad de conjugar las políticas medioambientales y energéticas. La energía es algo más que un sector, es mucho más que una actividad económica, es junto con la comunicación —en el más amplio sentido del término— el pilar fundamental de la presencia del hombre hoy en la tierra. Y este eje fundamental de la sociedad actual es el principal responsable del problema al que estamos enfrentados.

El hecho de que Europa haya dado un paso tan nítido en la dirección adecuada es, al margen —insisto— de la intensidad del mismo, un gran acontecimiento que debe marcar camino para otras administraciones empezando lógicamente por las que están en la esfera de la Unión Europea, si queremos exigir mañana políticas coherentes a los países emergentes. Y en ese sentido me gustaría que en nuestro país, el presidente del Gobierno saliera a la palestra rodeado de media docena de ministros para presentar medidas que hagan realidad esos objetivos europeos y, ¿por qué no?, vayan todavía más lejos aprovechando la situación privilegiada de España, tanto por los recursos renovables de que disponemos como por el alto grado  de desarrollo de nuestra industria en este campo.

Hoy también podemos soñar que dentro de un año en la Casa Blanca una nueva administración dé un giro de ciento ochenta grados a la nefasta política de Bush y, reconociendo su responsabilidad como país más contaminador del planeta, recoja del suelo la bandera de la lucha contra el cambio climático.

Pero son muchos los avances que se han dado en la toma de conciencia de la magnitud del reto y eso que todavía no podemos decir que exista una fuerte presión social, un empuje sólido de los ciudadanos para la adopción de políticas más severas. La voz de alarma de las organizaciones ecologistas, ignorada durante decenios, ha sido asumida aunque no las recetas drásticas que serían necesarias aplicar.

Debemos felicitarnos, por ejemplo, por el hecho de que los que hace apenas cinco años negaban el pan y la sal a las energías renovables, la patronal eléctrica, hoy incluyan en sus prospectivas energéticas a la energía eólica como principal pilar del mix eléctrico español para 2030. Hemos dados pasos, sí, aunque deberíamos estar corriendo.

 

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