La operación supone valorar cada acción de Iberdrola Renovables a 2,978 euros, un 44% menos de los 5,30 euros en los que salió a Bolsa. Una Bolsa que, a juicio de la empresa, nunca ha sabido valorar el potencial de la filial de renovables. De hecho, la intención de Iberdrola es “poner en valor los activos de Iberdrola Renovables, no reconocido por los mercados desde su salida a Bolsa, y permitir su desarrollo futuro desde Valencia como un área de negocio independiente”, señala en un comunicado.
El cierre de la operación, que habrá de ser aprobada por las Juntas Generales de Accionistas de ambas empresas, está previsto para el próximo mes de julio. Entonces, los 300.000 pequeños accionistas de Renovables verán diluida su inversión y sólo podrán asistir a la absorción como meros espectadores porque será decidida por ambas juntas de accionistas. Y es que la matriz controla el 80% del capital de la filial.
Los analistas creen que uno de los motivos que ha llevado a Iberdrola a tomar esta decisión es disminuir la participación de ACS en Iberdrola (leer “La enmienda Florentino”, de Javier García Breva). Pero el efecto en la partipación del grupo constructor presidido por Florentino Pérez sería mínimo, ya que pasaría del 20,2 al 18,5%.