De hecho, el informe –que el experto presentó ayer en Madrid, en la sede IDAE junto con Joan Herrera, director general del Instituto– lleva por título "La energía flexible: cómo abaratar el precio de la luz". Y tiene que ver más con la economía que con el medio ambiente, según subrayó García Breva.
"El modelo energético convencional, basado en la oferta de generación centralizada con combustibles fósiles y energía nuclear, se ha sostenido mediante una regulación que ha protegido los ingresos suficientes para garantizar su viabilidad, cerrando el mercado a la competencia y derivando sus costes a los consumidores. Esa regulación impide una energía barata y un mercado con competencia", explicó el experto.
"Este modelo –añade en el informe– necesita mantener un precio elevado de la energía (pool) y un consumo derrochador para hacer frente a los elevados costes de las importaciones de combustibles fósiles y obtener la rentabilidad del dividendo comprometido con los inversores extranjeros, propietarios de la mayor parte del sector energético". Como resultado de ello, los déficits del sistema se trasladan a los peajes y los consumidores se empobrecen.
La buena noticia es que el coste cada vez más económico de las renovables y de las baterías de almacenamiento está allanando el camino hacia un sistema energético flexible y descentralizado y va a hacer innecesaria la energía de respaldo. "La flexibilidad del sistema energético descentralizado permite estabilizar la red eléctrica, reducir costes e inversiones y abaratar la factura de la electricidad. Es viable económicamente en el 80% de viviendas y edificios, sustituye a la energía de respaldo y permite la integración masiva de renovables y eficiencia energética", asegura el experto.
La Fundación Europea por el clima estima, en concreto, que la combinación de la eficiencia energética y la electrificación inteligente en el urbanismo y el transporte permitiría a España en 2050 reducir un 70% de la demanda y un 54% de la capacidad de respaldo.
Un cambio que afecta a todas las Administraciones
Las cuatro claves de esta nueva relación con la energía, que están recogidas en las últimas directivas sobre renovables y eficiencia energética, son, según puso de relieve Joan Herrera:
la participación masiva de los consumidores, la apertura de la competencia a nuevos actores (públicos y privados), incentivar la generación en los centros de consumo y la fiscalidad verde.
Los instrumentos para desarrollar todos estos elementos coinciden, en gran parte, con competencias de las administraciones regionales y locales. El autoconsumo con almacenamiento, las microrredes, la rehabilitación energética, el edificio de consumo de energía casi nulo, los contadores con funciones de eficiencia energética, la calefacción y refrigeración con renovables o el vehículo eléctrico integrado en la gestión energética del edificio son, consecuentemente, conceptos que deberán incluirse en las normas de las comunidades autónomas y ayuntamientos, según subrayó García Breva.
El director general del IDAE apuntó, por otra parte, la "necesidad de crear conciencia de que nuestro país va a sufrir como ningún otro las consecuencias del cambio climático". Sin embargo, añadió, "España tiene un escenario de oportunidades como no ha tenido nunca y el Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) aprobado por el Gobierno es solo el primer instrumento" para avanzar en esa dirección.