Lo contamos en la noticia de portada, pero probablemente hace falta repetirlo aquí. Muchos son los autores que sostienen que no hace falta la interrumpibilidad -no hace falta pedirle a nadie que interrumpa nada- dadas las formidables dimensiones de nuestro parque de generación eléctrica (más de 100.000 megavatios de potencia instalada), y dado el hecho de que la potencia máxima instantánea peninsular demandada no ha alcanzado nunca siquiera los 46.000 megavatios (la marca histórica registrada data de antes de la crisis: 17 de diciembre de 2007, a las 18.53 horas, 45.450 megavatios; ese fue el momento -el instante preciso de toda la historia de este país- en el que más electricidad demandamos a la vez los españoles, el instante en el que más aparatos enchufamos simultáneamente).
El año pasado (año 2016), la demanda instantánea máxima quedó muy por debajo del Top 2007, pues se paró en 40.489 megavatios (6 de septiembre; 13.32 horas). Y este año (2017), esa demanda (la máxima instantánea) ha vuelto a quedar por debajo (muy por debajo) de la registrada hace diez años. A saber: según el «Avance del Informe del Sistema Eléctrico Español», que acaba de publicar Red Eléctrica de España, el máximo de potencia instantánea de este año 2017 se registró el 18 de enero, a las 19.50 horas, con 41.381 megavatios. En fin, lejos del registro Top de 2007 y lejísimos de los 100.000 megas de potencia instalada. Por eso son muchos los autores que consideran que no hace falta interrumpir nada para atender un hipotético pico extremo de demanda, pues hay muchísima potencia ociosa que en ese momento puede atender ese Top.
Gasto no justificado
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) publicó hace unos días un informe en el que pedía al Gobierno que justifique la necesidad de estos mecanismos, habida cuenta del extraordinariamente sobredimensionado parque generador de España. Y pedía esa justificación al Ejecutivo porque la CNMC no ve necesidad de interrumpibilidad: "no está justificado [véase páginas 10] el cálculo de las necesidades de potencia interrumpible, tanto para garantizar la cobertura de la punta de demanda como para aportar respuesta rápida en situaciones de emergencia (seguridad zonal), tal y como ha demostrado el reducido uso de este servicio" (servicio usado solo dos veces en los últimos 8 años). En ese informe, la Comisión alerta además sobre "el elevado coste que tiene este mecanismo". Las empresas interrumpibles se han embolsado solo en los últimos tres años más de 1.500 millones de euros.
Este año el servicio de interrumpibilidad -que no solo es criticado por la CNMC, sino también por la Comisión Europea (véase)- le va a salir a los consumidores españoles -según fuentes próximas a REE- a razón de un millón de euros cada día desde hoy y hasta el 31 de mayo. Entre las empresas que cobran por prestar este servicio destacan las siderúrgicas y las cementeras, que consumen grandes cantidades de energía. El caso es que el millón diario no resulta suficiente para la Agrupación de Fabricantes de Cemento de España (Oficemen) , que ha difundido hoy un comunicado en el que advierte de que ese precio, que vamos a pagar los consumidores este año por ese servicio, "pone en riesgo la producción de cemento en nuestro país y, especialmente, su liderazgo exportador".
Uno de los más caros de Europa
Según el presidente de Oficemen, Jesús Ortiz, "la industria cementera española cuenta, de entrada, con uno de los costes eléctricos más caros de Europa, lo que hace inasumible mantener la producción actual si se reduce la retribución por interrumpibilidad. Esta situación -dice Ortiz- hace además inviable para el sector cementero alcanzar los objetivos marcados en el Plan de Reindustrialización de la Unión Europea y hace peligrar la capacidad de nuestro país de participar en esta política de reindustrialización".
El comunicado difundido por la patronal cementera sostiene que "el precio final de la electricidad para un consumidor industrial español es, en la actualidad, uno de los más elevados de Europa, por encima del de otros países de la Unión Europea con los que compite como Alemania, Francia, Finlandia, Portugal o Suecia, entre otros". Esta situación -continúa Oficemen- ha provocado "una pérdida de competitividad en el conjunto de la industria española que en el caso del sector cementero se agrava por la práctica desaparición del mercado interno sufrida en la última década".
Empleo
Según Ortiz, la electricidad se está convirtiendo en España "en un lujo al alcance de pocos industriales y en nuestro sector, además, nos deja al borde del abismo en los mercados internacionales que nos habían permitido preservar el empleo en nuestras fábricas en estos años de crisis”. El presidente de la patronal cementera pide por otro lado ayudas "para la compensación por costes adicionales derivados de la utilización de renovables".
