Tras una batalla que ha durado más de una década, Ucrania ha cedido ante la presión internacional y ha apagado el último reactor de Chernóbil que se mantenía activo. Chernóbil es, sin duda, la central nuclear más famosa del mundo. Tristemente famosa desde el accidente que sufrió el 26 de abril de 1986, que ha causado miles de muertos y provocado billones de pesetas de pérdidas. No obstante, el capítulo más oscuro de la energía nuclear para usos pacíficos dice sólo hasta luego ya que el sarcófago que esconde los restos del reactor 4 que explotó la fatídica noche no ofrece seguridad alguna y es más que probable que haya que construir uno nuevo para evitar males mayores ya que los residuos radiactivos que allí quedan permanecerán activos y peligrosos durante miles de años más.
La ayuda de los países industrializados para el desmantelamiento controlado de Chernóbil y la construcción de dos nuevos reactores, Khmelnitsky y Rovno, conocidos como K2R4, ha sido determinante para que Ucrania accediese al cierre de la central. En cambio, esas ayudas no han podido evitar las protestas de los 6.000 trabajadores de la planta, la mitad de los cuales perderán sus empleos con toda seguridad. Los problemas económicos inmediatos provocados por este cierre parecen pesar más que los 7 millones de afectados en Ucrania, Bielorrusia y Rusia, o que los millones de hectáreas contaminadas e improductivas para mucho tiempo. Es el pesar de la sinrazón, porque ninguna lógica puede sostener que Chernóbil siga abierto. Las constantes paradas sufridas por el reactor 3 desde el día del accidente del número 4, y los incidentes e incendios que obligaron a cerrar el 1 y el 2 confirman la tesis de que la tecnología de los reactores RBMK soviéticos no es precisamente de las más seguras.
Piden el cierre de los reactores similares
La organización ecologista Greenpeace ha pedido el cierre de los 13 reactores de este tipo que aún se mantienen en funcionamiento. No obstante, Greenpeace pide que esta decisión vaya más allá y lleve aparejado un plan de cierre progresivo de todas las centrales nucleares existentes, empezando por aquellas de la misma tecnología que la de
Chernóbil: actualmente existen 13 reactores del mismo tipo, RBMK, en centrales nucleares de Rusia y Lituania, así como cerca de 200 más de diseño muy parecido.
La puesta en marcha de los dos nuevos reactores nucleares será posible gracias a un crédito del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), de 125 millones de dólares junto a una ayuda de la Unión Europea. Los ecologistas denuncian que se haya esperado 14 años para desconectar el último reactor de la central de Chernóbil. Y que en este tiempo no se haya hecho el más mínimo esfuerzo para poner en marcha un plan energético basado en la eficiencia, el ahorro y el impulso de las energías renovables. Los países que aprobaron la concesión del préstamo del BERD fueron Inglaterra, Francia, Finlandia, Grecia, Portugal y Luxemburgo. Para Ecologistas en Acción "el préstamo se produce contraviniendo los principios del propio banco: que el préstamo se dedique a la opción de menos coste, que se dedique a la opción más segura y que el operador (en este caso la compañía ucraniana Energoatom) de la central sea de probada solvencia. Ninguno de estos requisitos se cumple para la construcción de los dos nuevos reactores". A pesar de la concesión de este primer préstamo por el BERD, la financiación de los nuevos proyectos no está todavía garantizada. La Comisión Europea debe aprobar todavía un préstamo a través de Euratom de 656,6 millones de euros. Ecologistas en Acción ha hecho un llamamiento a los dos comisarios españoles, Loyola de Palacio y Pedro Solbes, para que voten en contra.
El sida de Chernóbil
De los 800.000 liquidadores llegados de toda la Unión Soviética tras el accidente, hay 70.000 inválidos oficiales en Ucrania y 46.000 en Rusia. El sida de Chernóbil, como se conoce a las múltiples dolencias derivadas de la exposición a la radiación, trajo luego dolencias y malformaciones en muchos hijos, mutaciones genéticas, tumores, innumerables afecciones a la glándula tiroides, etc. Y los niños se llevan la peor parte.
El actual sarcófago, que se construyó tras el accidente con hormigón y planchas de plomo, presenta graves carencias, toda vez que el material radiactivo que se esconde en su interior –más de 200 toneladas de combustible nuclear– hacen difícil su estabilidad radiológica. Posiblemente, a partir de 2002 y hasta el año 2005 se construirá un segundo sarcófago, con un coste aproximado de130.000 millones de pesetas. Sumando todos los costes causados por el accidente de Chernóbil se podrían haber construido una quinta parte de las centrales nucleares que existen en el mundo.
Según el Foro de la Industria Nuclear, "las centrales nucleares españolas y todas las que funcionan en los países occidentales no pueden ser comparadas con Chernóbil". Además, sus responsables consideran que "la decisión del cierre definitivo es acertada y supone un indicativo positivo en la mejora de las condiciones de seguridad de las centrales de Europa del Este".
(Fotos: Greenpeace) Más información:
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Ecologistas en Acción: Tfno: 91 531 27 39. Internet: www.ecologistasenaccion.org/
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