El fabricante de placas solares y baterías Solarwatt acaba de presentar en Madrid el primer Observatorio Español del Autoconsumo Fotovoltaico Residencial, informe que ha elaborado a instancias suyas el instituto de estudios de mercado Grupo AeI (Análisis e Investigación). AeI ha trabajado con una muestra de 750 encuestas (750 propietarios de vivienda unifamiliar habitual, independiente o adosada, de nivel socioeconómico medio–alto o alto), y la conclusión clave de ese estudio ha sido que el 16,4% de los encuestados ya está evaluando la instalación, “en un corto o medio plazo”, de un sistema de autoconsumo solar en su casa. En España hay más de 5.700.000 viviendas unifamiliares, y dos millones de ellas reponden al perfil estudiado por el Observatorio: vivienda unifamiliar habitual, independiente o adosada, nivel medio–alto o alto, etc.
Pues bien, el instituto especializado en estudios de mercado AiE ha extrapolado ese 16,4% de encuestados que ya se lo están pensando (“mercado latente de elevada afinidad y ya informado”); y de esa extrapolación ha concluido que alrededor de 328.000 viviendas españolas podrían instalar un sistema de estas características en los próximos tres años (“un corto o medio plazo). El valor acumulado de esos 328.000 autoconsumos –que añadirían durante ese trienio unos 1.500 megavatios de potencia al sistema– rondaría los 3.000 millones de euros, según el Observatorio. La ejecución y puesta en marcha de esos 1.500 megas de autoconsumos residenciales demandaría “alrededor de 8.000 nuevos puestos de trabajo especializados: ingenierías, electricistas, instaladores, industria auxiliar, personal de mantenimiento o comerciales, entre otros”.
Una vez instalada toda esa potencia, el autoconsumo fotovoltaico residencial español generará alrededor de 2,5 gigavatios hora al año, es decir, algo menos del 1% de la demanda registrada en 2018 en la penísula ibérica (la demanda alcanzada aquí el año pasado ascendió a los 253.495 gigavatios hora, según el dato oficial de Red Eléctrica de España). Más números: los autores del informe estiman que aproximadamente el 35% de las instalaciones puestas en marcha durante este trienio serán autoconsumos directos (sin batería), a un precio medio de 4.500 euros, mientras que el restante 65% dispondrá de batería, a un precio medio de 11.500 euros. Por lo demás, este primer Observatorio estima que las 328.000 instalaciones potenciales, una vez operativas, evitarán la emisión de 900.000 toneladas de gases de efecto invernadero.
Según el director general de Solarwatt España, Ernesto Macías, "aunque es difícil saberlo con precisión, calculamos que ahora mismo hay en el país alrededor de 10.000 autoconsumos residenciales", por lo que, de materializarse las estimaciones recogidas en este primer Observatorio, el autoconsumo fotovoltaico residencial español se estaría multiplicando por 30, en solo 3 años. Pues bien, incluso en ese caso, estaremos aún muy lejos -ha añadido Macías- de las cifras de Alemania, donde hay 1.600.000 hogares que autoconsumen, o de las de Reino Unido, donde hay aproximadamente 800.000 (países ambos por lo demás con muchas menos horas de sol que España).
Esos son los números clave del estudio, que el Grupo AeI (Análisis e Investigación) ha centrado –cabe insistir– en un perfil muy concreto: vivienda unifamiliar independiente, pareada o adosada situada en zona residencial de gran ciudad o en población periférica de más de 25.000 habitantes; con perfil socioeconómico medio alto y alto. Las expectativas pues parecen extraordinarias. Porque estamos hablando solo de un segmento muy concreto de población y de un momento muy específico además (el Gobierno acaba de derogar el impuesto al Sol, pero aún es mucha la desinformación sobre el autoconsumo, algo en lo que insisten los autores del estudio).
Y es ahí donde quiere insertarse este Observatorio, que quiere ser fuente de información... contra la desinformación. El instituto Análisis e Investigación, que ha hecho sus 750 encuestas en los meses de febrero y marzo del corriente, ha revelado que solo el 16,4% de los encuestados está convencido de que “ya no existen barreras para el autoconsumo fotovoltaico”. Un porcentaje escaso que contrasta sobremanera con ese casi 60% de los encuestados que todavía cree que sigue habiendo barreras al autoconsumo o no tiene muy claro que ya no las haya.
El problema es que ha calado hondo un sexenio de criminalización del autoconsumidor (al que todo un secretario de estado de Energía, Alberto Nadal, llegó a presentar como un depredador insolidario*), un largo sexenio de lo que algunos actores del sector denominaron terrorismo regulatorio, período cuajado de impuestos disuasorios y multas desorbitadas**. Así, y, aunque el famoso impuesto ha sido derogado a escala nacional (y la recién aprobada directiva europea de Energías Renovables también dice no a ese impuesto) y, aunque tanto el Gobierno central como los autonómicos están simplificando además las tramitaciones, aún son muchas las dudas y temores.
Más lastres
El Observatorio de Solarwatt recoge en esta su primera edición otros “mitos y tópicos que lastran el mercado”. Aparte del relativo a las barreras, uno de los tópicos más referidos viene a sostener que los autoconsumos son “sistemas muy caros que no compensan”. Pues bien, según el Observatorio, un autoconsumo “genera una rentabilidad de entre un 6 y un 15% anual sobre la inversión; y los ahorros en la factura pueden superar el 50%”. Otro de los tópicos más extendidos es que la fotovoltaica es una “tecnología inmadura que da problemas”. El Observatorio también se manifiesta con firmeza al respecto: hay fabricantes de paneles que garantizan un buen funcionamiento de su producto durante 30 años y fabricantes de baterías que ofrecen garantías de 10 años (Solarwatt es uno de ellos).
Y, por fin, otro de los mitos más aludidos es aquel que viene a proponer que “la tecnología avanza muy deprisa y lo que hoy es bueno puede estar superado en un año”. En realidad, tal aseveración tiene algo de tautología y probablemente mucho de perogrullada: “todos los sectores tecnológicos innovan –apuntan en ese sentido desde el Observatorio–, pero es que además en este caso se da la circunstancia de que no todos ofrecen garantías como las que ofrece la fotovoltaica: “una instalación de autoconsumo solar fotovoltaico de hoy de buena calidad –explican los autores del estudio– seguirá funcionando bien dentro de cuarenta años”. La ausencia de un discurso claro por parte de la administración es una de las fuentes principales de ignorancia. Las administraciones no informan como debieran y los interesados, que para empezar en la mayoría de los casos no saben siquiera dónde buscar esa información, no se acercan a la administración en su periplo de búsqueda. Según el Observatorio, el 28,8% de los encuestados ha buscado información sobre paneles fotovoltaicos (cifra nada baladí, apuntan desde AiE, que demuestra claramente el interés que suscita esta solución de ahorro). El caso es que, de ese colectivo de buscadores de información, casi el ochenta por ciento (79,2) ha buscado en internet. Eso sí: solo el 3,6% de ellos manifiesta haber buscado en webs de instituciones públicas.
Cuatro conclusiones: dos y dos
• 1. El dinero, como motivación: lo que más motiva a la hora de plantearse la instalación de autoconsumo es el ahorro en la factura de la luz, según el Observatorio.
• 2. Valores: la m otivación m edioambiental también juega su papel, aunque su presencia en las respuestas de los encuestados –apuntan los autores– es más reducida. “Sin cierta conciencia sobre el cambio climático –sostiene el Observatorio– es difícil dar el paso a la instalación, es decir, que, aunque el motivo medioambiental no es el de más peso, el tener un mayor grado de movilización ante los problemas derivados del cambio climático construye una base actitudinal casi imprescindible para plantearse la instalación a corto o medio plazo”.
El director del instituto Análisis e Investigación, José María San Segundo, que ha participado en la presentación de este primer Observatorio, ha dado varias claves sobre la ascendente que tiene en el autoconsumo el binomio economía–ecología (ahorro, medio ambiente): “la ciudadanía tiene los pies fríos y la cabeza caliente. Estamos preocupados por el problema del cambio climático y sabemos que la energía solar forma parte de la solución, pero no acabamos de ponernos en marcha”. San Segundo, no obstante, es optimista: “se dan las circunstancias para que la ciudadanía se movilice, el mercado está muy cerca de explotar, pero hay que movilizar”. Otra frase que induce a la reflexión: “la motivación principal es el ahorro, pero, si no hubiera motivación ambiental, el ahorro quedaría vacío”.
• 3. El dinero, como freno: el freno para la instalación es también económico. La principal barrera para plantearse la puesta en marcha de un autoconsumo residencial –apuntan desde el Observatorio– es el elevado coste “percibido” de la instalación. “El gran problema del autoconsumo es el enorme desconocimiento”, lamenta Macías, que, en lo que se refiere a la difusión de información y a la sensibilización ciudadana, señala explícito en una dirección. “Cuando hablo con representantes de la administración siempre les planteo lo mismo: no nos deis incentivos, dad información. Porque ese es el problema: la falta de información. Haced con el autoconsumo lo que la administración ha hecho con el reciclaje: sensibilizar, informar, promover”. Macías insiste en su discurso anti incentivos: “una deducción fiscal la veo bien en un momento dado, pero veo mal, muy mal, las subvenciones, porque es que además al final parece que sin subvención no salen los números. Y no es así. Sí que salen los números. Y salen sin subvención. Mi mensaje –insisto– es: gástate ese dinero en información para la ciudadanía y déjate de subvenciones, que no hacen falta”.
• 4. Valores: para convencer a los no interesados –apuntan desde el Observatorio– es necesario mejorar la percepción que tienen de la energía solar fotovoltaica. En ese sentido, es preciso proporcionarle a este colectivo más información en lo que se refiere a las barreras que ya han sido removidas (derogación del impuesto al Sol, simplificación administrativa, drástica reducción de costes experimentada por la tecnología a lo largo de los últimos años); es preciso así mismo insistir en la idea de la rentabilidad de la inversión (hay que insistir en el ahorro que produce el autoconsumo, en el hecho de que compensa hacer esa inversión inicial porque es rápidamente amortizada); y es preciso por fin insistir en la fiabilidad del producto, un producto que está largamente garantizado. “Las garantías en paneles y baterías –apuntan desde el Observatorio– suponen elementos de elevado potencial de captación”.
La conclusión final de este primer Observatorio es que (1) “la anterior inestabilidad legislativa en la fotovoltaica de inyección a red, la falta de referentes, el miedo a la obsolescencia, las dudas sobre la durabilidad o las dificultades que pueda entrañar la instalación son todos ellos frenos superables con información y educación” y (2) este sector además está llamado a crecer “mucho” –sostienen desde el Observatorio– a medida de que los clientes potenciales dispongan de “datos confiables sobre el rendimiento de estas instalaciones, sus costes, sus ahorros esperables y sobre las garantías que ofrecen los fabricantes sobre las instalaciones y sus componentes”.
El Observatorio Solarwatt del Autoconsumo Fotovoltaico Residencial en España nace –ha dicho Macías– con la voluntad de perpetuarse.
*Depredadores insolidarios
17 de marzo de 2016 (eran otros tiempos): el entonces secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, participa en la presentación del Balance Energético 2015 y Perspectivas para 2016. El acto tiene lugar en el Club Español de la Energía. Allí, Nadal califica a los autoconsumidores de “depredadores” del sistema: depredadores porque pretenden con el autoconsumo no abonar los costes fijos del sistema y endosárselos a los demás. El argumento lleva años recorriendo todos los titulares de la prensa. Surge a principios de la década de la mano de Iberdrola, cuyo director de Prospectiva Regulatoria, Gonzalo Sáenz de Miera, presenta en abril de 2012 (en la feria de las energías renovables, Genera) una ponencia en la que ya se vislumbran las líneas maestras del impuesto al Sol. El Ministerio de Industria, a la sazón dirigido por José Manuel Soria, hace suyo de inmediato ese discurso.
Soria lo hace suyo y suyo también lo hace su segundo de a bordo, Nadal. Es más: ambos convierten ese discurso –con la ayuda de la prensa afecta– en todo un mantra: si un autoconsumidor se ahorra unos kilovatios –sostienen–, también se está ahorrando los impuestos que cada kilovatio lleva asociados, y, al ahorrarse esos impuestos, algunos de los cuales sirven para mantener el sistema todo, lo que va a pasar es, grosso modo, que al final el sistema lo van a tener que sostener solo los que no son autoconsumidores. El planteamiento de Miera (de Iberdrola), de Soria y de Nadal asocia así la idea de ahorro, objetivo que persigue cualquier instalación de autoconsumo solar fotovoltaico, con la idea de insolidaridad. Como si ahorrar energía –es decir, materias primas, recursos naturales– y evitar emisiones de gases de efecto invernadero (ergo cambio climático), fuese un acto insolidario. Como si adquirir un electrodoméstico clase A (que ahorra energía) o instalar unas dobles ventanas (que ahorran energía) fuese algo intrínsecamente nocivo para la sociedad.
La depravación intelectual que entraña ese planteamiento es extraordinaria. Para empezar, porque convierte un hecho objetivamente positivo –el ahorro (de energía, de emisiones)– en algo reprochable (la insolidaridad) y, a continuación, convierte esa “insolidaridad” en algo “lógicamente” sancionable (mediante un gravamen –el impuesto al Sol– con el que el Ejecutivo pretendería neutralizar esa insolidaridad). Pero la depravación llega al paroxismo si tenemos en cuenta los beneficios que acarrea el autoconsumo, que no solo no perjudica, sino que, muy al contrario, beneficia a los no autoconsumidores. Beneficia porque, al autogenerar y autoconsumir, estamos evitando nuevos desarrollos en redes de transporte y distribución y abaratando el coste del mantenimiento de las redes ya existentes, esas que pagamos entre todos.
Beneficia porque “no es sino una fuente de presión competitiva para el resto de suministros convencionales que contribuye a mejorar la competencia efectiva en este sector” (lo entrecomillado esta extraído del informe que sobre el autoconsumo elaboró la Comisión Nacional de la Competencia en 2013: informe IPN 103/2013). El autoconsumo “sirve para disciplinar, al menos indirectamente, al sistema eléctrico”, lo cual –insistía la CNC en la página 16 de ese informe– resulta útil “en un contexto [el español] de insuficiente competencia en los mercados eléctricos mayorista y minorista”. Todo ello conducía a la Comisión a concluir que, “desde el punto de vista de competencia, la autoproducción descentralizada no debería ser innecesaria o desproporcionadamente desincentivada, más bien al contrario”, dado –explicitaba sin rodeos– su “impacto claramente positivo”.
**Impuestos disuasorios y multas desorbitadas
Así lo contábamos el 16 de diciembre de 2015: según el Real Decreto (RD) que acaba de aprobar el Gobierno –RD que regula las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo solar fotovoltaico–, todo aquel propietario de una instalación de estas características que no cumpla a rajatabla lo concretado en esa norma se expone a una sanción, “muy grave”, de hasta 60 millones de euros, una sanción 260 veces superior a la que la legislación ha establecido para los supuestos de “accidente de avión provocado por negligencia”. O una multa que duplica la establecida por el legislador para casos de “abandono o liberación de materiales radioactivos” (treinta millones de euros). La sanción (sesenta millones de euros) no parece particularmente proporcionada si tenemos en cuenta por ejemplo que una instalación solar fotovoltaica sobre cubierta de 3,7 kilovatios de potencia, con baterías de gel de 10 kilovatios –instalación doméstica de autoconsumo– puede salir por unos 9.000 euros.
El legislador –el Partido Popular– ha creado con el RD que acaba de aprobar un registro de instalaciones y ha dado un plazo de seis meses para adaptarse a la nueva normativa y formalizar la correspondiente inscripción en el registro. Eso sí, el redactor ha dejado claro –apunta Lucía Dólera, portavoz de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF)– que “todas las instalaciones ya legalizadas [las puestas en marcha y legalizadas ‘antes’ de la aprobación del RD] que ahora no se ajusten a la norma pasan a ser ilegales”. La ingeniera de UNEF alerta: la norma ahora aprobada por el Ejecutivo Rajoy (el Real Decreto de Autoconsumo) amenaza con sanciones de hasta 60 millones de euros a todo aquel que no cumpla las nuevas condiciones, “así como la posibilidad de que un inspector entre en tu propiedad sin orden judicial”, medida esta (registro sin orden judicial) que implantaría por cierto en aquellas fechas precisamente el Gobierno de Francia, de manera excepcional (acababa de declarar el Estado de Excepción), tras el atentado yihadista que acabó con la vida de casi 80 personas en la Sala Bataclán de París.
Artículos relacionados
• Seis argumentos que demuestran que lo insolidario es ponerle un impuesto al sol