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“La eólica es nuestro fracking”

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Lo dijo, ayer, en el acto de inauguración del primer Congreso Eólico Español, José López-Tafall, el presidente de la AEE, que recordó que el viento ha sido el primer generador de electricidad en España en estos cinco primeros meses del año. Y es que, efectivamente, el 23,3% del total de los kilovatios demandados aquí entre enero y mayo del corriente ha salido de los 1.077 parques eólicos que en España son, enorme parque nacional de generación que ha producido en estos cinco meses más electricidad incluso que la nuclear (segunda fuente), que se quedó en el 22,2%. Sí: “la eólica es nuestro fracking, solo que con tecnología española y recursos autóctonos”, ha dicho Tafall. [En la imagen, fotografía ganadora del Premio Eolo 2015, "Convivencias", de Vicente Guill].
“La eólica es nuestro fracking”

Ha sido, probablemente, una de las frases del día. Del día en el que el secretario de estado de Energía, Alberto Nadal, protagonizó la que también probablemente ha sido su espantada más sonora, que su presencia en el Congreso estuvo confirmada hasta prácticamente el último minuto. Vamos, que los periodistas -El País, Reuters, Energías Renovables…- nos enteramos de la ausencia del secretario en la misma sala de la conferencia inaugural. ¿Motivo oficial de la espantada? Problemas de agenda, faltaría más. En su lugar, el secretario Nadal envió a la directora general de Política Energética y Minas, Teresa Baquedano, que compartió cartel con el comisario de Energía y Acción por el Clima, Miguel Arias Cañete (que sí acudió a la cita), y con el propio Tafall (la directora general no lleva ni ocho meses en el cargo).

Del petróleo, del gas, del carbón
Baquedano, que procede de la subdirección general de Petróleo, Petroquímica y Gas y ha sido directora del Instituto para la Reestructuración de la Minería del Carbón, pronunció la conferencia que había comprometido el secretario Nadal, titulada “Un año después de la reforma energética”. La directora general recitó con cierto atropello lo que se encontró escrito para el secretario, o sea, la letanía –los mantras- que se han convertido en el sello del Ministerio. Empezó, cómo no, por la factura: “la reforma va a suponer un ahorro en la factura de las familias”. Valiente afirmación, que contrasta fuertemente con la mayoría de los análisis, estudios y estimaciones de expertos y asociaciones de consumidores, que coinciden en señalar subidas en el precio de la electricidad de dos dígitos en los últimos doce meses (interanual) y subidas de dos dígitos en los últimos tres años y medio (lo que llevamos de legislatura).

Da lo mismo, en todo caso
Y da lo mismo, porque la consigna es repetir hasta la extenuación que la electricidad ha bajado de precio... y punto y final, que el que se equivoca es Pitágoras, y no Nadal. En seguida llegaron las referencias al déficit de tarifa, que en este caso fueron más tácitas que explícitas. El desfase entre gastos e ingresos –dejó dicho Baquedano- “nos ha hecho pasar una década de déficit tarifario que ha exigido decisiones dolorosas”, pero los cambios van a suponer “ahorros para las familias y las empresas” (otra vez el ahorro… anunciado al menos en este caso… a futuro… porque lo que es a presente…). La directora general aludió también a la revisión de los seis años (la reforma energética emprendida por Nadal supone que, cada seis años, serán revisados los precios a los que se le va a pagar a los productores de energías renovables).

¿Y cómo vende esto el gobierno?
“Hemos querido hacer una legislación flexible –ha dicho Baquedano- que se adapte a los cambios”. ¿Y cómo lo ve el sector eólico? Pues lo ve claro como el agua clara. La respuesta la da Luis Polo, el director general de la Asociación Empresarial Eólica: “el hecho de que la rentabilidad de los proyectos se revise cada seis años, y que nadie te garantice cuál va a ser, se percibe como un riesgo muy elevado, que los bancos trasladan directamente a los diferenciales que aplican a los clientes”. Vamos, que Nadal y su ministro, el canario José Manuel Soria de Industria, Energía y Turismo, le han hecho un favor a los bancos, que pueden elevar el tipo de interés a cobrar a los promotores eólicos al grito de “oiga, es que yo no sé cuánto le van a pagar a usted por los kilovatios que genere dentro de seis años”.

Viento de Canarias
Así las cosas, la esperanza del sector –el viento de Canarias- no parece brillar tanto como sería deseable. El pasado mes de noviembre acabó el plazo para formalizar la inscripción de los 450 megavatios canarios a los que la Orden IET/1459/2014 les permite, con carácter excepcional, percibir retribución a la inversión de manera directa, sin pasar por el mecanismo de subastas que rige a raíz de la Reforma Energética. Al valor de la retribución a la inversión se le añadirá un incentivo por reducción de costes de generación (una prima, para entendernos). El caso es que, a pesar de esta excepcionalidad (tienen prima… o van a tenerla), el temor a la revisión de los seis años (nadie sabe qué rentabilidad considerará entonces razonable el gobierno) se ha traducido en que sólo quince megavatios (15 MW) se han presentado a formalizar la inscripción.

Terrorismo regulatorio
La política del terror ha funcionado aquí muy eficazmente (tan eficazmente como lo ha hecho con el autoconsumo, que sigue secuestrado en un limbo regulatorio de borradores de real decreto que no son aprobados, pero que amenazan con tasas draconianas a aquellos que quieran instalarse unas placas solares en el tejado de casa). En fin, que la directora general dijo ayer en el primer Congreso Eólico Español que el coste de generación en Canarias es cuatro veces mayor que en la península, que el extracoste que pagamos los consumidores es de unos 1.700 millones de euros al año y que ese extracoste ha crecido un 38% desde 2009. Eso dijo, para añadir a continuación que no nos preocupemos… que el Ministerio ha contemplado una nueva convocatoria eólica que va a simplificar la tramitación, para incentivar la participación, y que las nuevas normas estarán listas en julio o en septiembre, y que lo estarán porque el Ejecutivo Rajoy sabe que la eólica (los 450 MW que quiere incentivar en Canarias) ahorrarán al sistema insular hasta 140 millones de euros al año.

Desde 2009
Enorme sapiencia la del Ministerio, que por lo visto ha necesitado de cuatro años para enterarse de lo que todo el mundo sabía desde 2009 (véase). Entre tanto, a lo largo de los muchos años transcurridos entre esa fecha y la de hoy, la eólica canaria ha permanecido casi por completo congelada (potencia instalada a 31 de diciembre de 2009, 138,34 megavatios; potencia a 31 de diciembre de 2014, 165,11, o sea, apenas 27 megavatios nuevos en un quinquenio). ¿Beneficiaria primera? Endesa, que es la empresa que provee de electricidad al archipiélago (tiene más de 2.600 megavatios de diésel, gasóleo y fuelóleo). Endesa cobra hasta más de 200 euros el megavatio hora generado en esas centrales obsoletas y contaminantes. Y Endesa ha conservado durante todos estos años ese negocio impenetrable porque la eólica, que todo el mundo sabe podría generar MWh fácilmente gracias a los vientos ricos de Canarias, y que ahorraría recursos al sistema… sigue paralizada hoy, casi cuatro años después de llegado al Ministerio de Industria, Energía y Turismo el canario José Manuel Soria.

Corrillos
En algún corrillo se daba ayer por sentado que, tras la simplificación de tramitación anunciada, cierta gran empresa eléctrica –por Iberdrola- sí viajará a Canarias a decir “aquí estoy yo y voy a montar eólica”. Todo lo cual sucederá en vísperas de unas elecciones generales y en pago de los favores regulatorios que esa empresa lleva cuatro años disfrutando (eso escuchó este periodista de un cierto empresario del sector). ¿Otra lectura? Estrangulamos el sector durante unos años (aquí también se hablaba de autoconsumo), concentramos la oferta (hasta que se hundan los actores más incómodos –advenedizos- o partan allende las fronteras), y, una vez hayamos “oligopolizado” en la medida suficiente… pues volvemos a imprimirle cierta dosis de sensatez a la política energética. Vamos, que el pastel que siempre se repartieron entre tres y ha estado a punto de fragmentarse demasiado… mañana volverá a estar en manos de tres, que serán los que nos vendan los molinos, las placas solares del autoconsumo y los kilovatios verdes. El discurso sería, pues: “sí a la eólica, sí al autoconsumo, y sí a la electricidad renovable. Sí, sí y sí... pero a la mía”.

Fracking
Precisamente del autoconsumo dejó una perla el comisario de Energía y Acción por el Clima, Miguel Arias Cañete, durante su intervención: es “probable” –apuntó- que se revisen las directivas europeas (las relacionadas con la energía) para que “renovables y eficiencia energética vayan de la mano”. Otra alusión pues, más tácita que explícita, a la posibilidad de que la Unión Europea apueste por reforzar su política pro-autoconsumo. En las declaraciones que hizo tras su discurso –asaltado en el pasillo por los periodistas- Cañete volvió sobre el asunto –obligado por las preguntas de estos-, pero no contestó más que a base de lugares comunes: estamos a favor del autoconsumo y apostamos por una regulación sensata, y punto. “La eólica es nuestro fracking, solo que con tecnología española y recursos autóctonos”, dijo ayer el presidente de la patronal, José López-Tafall. Lo dijo, apenas unos días después de que el Gobierno –informaba el pasado 15 de junio el ministerio de Soria- haya presentado “varios recursos ante el Tribunal Constitucional contra diversas leyes autonómicas que prohibían el fracking”. Ya solo quedan cinco meses para las elecciones de noviembre, comentaba alguien en la pausa del café.

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Pablo Bertinat
Terrible comparación. Los que estamos viviendo los impactos del fracking sobre los territorios, ecosistemas y la gente no merecen esta frase Mas allá de los posible impactos de algunos emprendimientos eolicos no son comparables de ninguna manera con los que produce la industria del petroleo ahora mayores con la tecnologia de la fractura hidraulica Sin dudas una frase fuera de lugar
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