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Pablo Eugui, presidente de la Sección de Biomasa de APPA

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Suele pasar que al oír una idea brillante muchos piensan: ¿cómo no se me había ocurrido antes? Sospecho que debe de ser un comentario habitual cuando se habla con este navarro de 47 años, licenciado en Derecho y master en Marketing. Como director de Marketing de EHN, sabe bien el significado de la palabra lobby en cualquier foro de discusión. Ahora trata de ponerlo en práctica desde la Sección de Biomasa de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA). Y no van a faltarle iniciativas audaces. – ¿Hay alguna fórmula mágica para sacar a la biomasa de su estancamiento?
Es cierto que la biomasa está falta de energía para poder arrancar con fuerza y con identidad propia. Sobre todo por los obstáculos que todavía no hemos sabido superar. Al margen de los problemas que pueden afectar a las renovables en su conjunto, la biomasa tiene los suyos propios. Uno de los fundamentales es la disponibilidad y el precio del combustible. A veces no hay combustible abundante, y cuando lo hay suele presentar problemas de almacenamiento y logística. Lo que conlleva que el coste de la materia prima acaba con la viabilidad de cualquier proyecto. Este es un primer obstáculo muy claro y, a pesar de todo, se está exportando biomasa a Italia o Inglaterra desde zonas como Andalucía y Extremadura. Son, sobre todo, residuos agrícolas procedentes del sector de la aceituna, que se envían en toneladas muy importantes. Las consecuencias son que algunos proyectos de plantas de biomasa se han paralizado en estas comunidades por el precio espectacular de la materia prima.

– ¿Los cultivos energéticos no solucionarían estos problemas?
Sin duda contribuirían a solucionarlos. Por eso, desde APPA estamos tratando de impulsarlos. Los cultivos energéticos conllevan unos costes pero son más competitivos que ciertos residuos forestales o agrícolas. Queremos integrar esos cultivos dentro de la Política Agraria Común (PAC) para que Bruselas reconozca su desarrollo y destine ayudas dentro de la PAC. Que los propietarios de tierras sujetas a retirada y, por tanto, perceptores de esas ayudas puedan producir cultivos energéticos y darle así mayores posibilidades a los agricultores. Sería un modo de hacer que la vida rural siga teniendo sentido desde el punto de vista económico.

– Parecen ideas trilladas pero de momento no han pasado de los papeles al campo.
Están empezando a hacerse cosas. Sin ir más lejos, hay una planta en la provincia de Burgos que funcionará con cardos y que está muy avanzada.

– En cuanto a la tecnología ¿está clara la línea a seguir?
La tecnología también necesita más tiempo y experiencia. Las diferencias entre las distintas materias primas que se utilizan como combustible han impedido hasta ahora centrarse en una sola dirección. Por eso, todos las plantas comerciales de biomasa que ya funcionan están sirviendo a su vez de proyecto piloto, tanto para los propietarios como para las ingenierías que las montan y todo el sector en general. Estamos en el umbral del desarrollo de tecnologías a escala industrial, todavía tenemos importantes desconocimientos sobre materiales, sistemas y comportamientos de las instalaciones en su conjunto y hay que seguir trabajando estos aspectos.

– Se habla mucho de las calderas policombustibles
Hemos estado viendo este asunto con el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Se trataría de hacer calderas de multidisponibilidad, pero los componentes de las distintas materias primas son muy diferentes y la incidencia sobre los materiales también. Aunque las ingenierías están trabajando en esta dirección aún no hay respuestas claras. Nos falta experiencia.

– ¿Cuántas empresas de biomasa están integradas en APPA?
Ahora mismo diez, casi todas ellas empresas que han trabajado con otras fuentes renovables y se han metido también en biomasa. Nuestra intención es llegar a empresas que sólo hacen biomasa, dentro de la misión de APPA de promoción y de impulso de las energías renovables en su conjunto. No debemos olvidar que el desarrollo de las renovables tiene sentido como un todo y así está contemplado en los diversos planes y previsiones.

– La prima de la biomasa ha subido un 19%. ¿Será suficiente para iniciar el despegue?
El mensaje que envía esa subida de la prima es positivo pero no suficiente. El alto coste del combustible y el hecho de que de no haya todavía economías de escala en la construcción de las plantas impide que puedan surgir nuevos proyectos financiables. La apuesta del sector era la de triplicar la subida producida, por lo menos para los primeros 500MW .

– ¿Será suficiente para cumplir los objetivos previstos en los distintos planes?
Al ritmo actual llegaríamos al 2010 con 500 MW, cuando en el Plan de Fomento de las Energías Renovables se está hablando de más de 1.800 MW y en el Plan de Infraestructuras Energéticas de 3.000 MW. Con las condiciones actuales no se alcanzarán los objetivos. Es imposible. Según la Comisión Nacional de Energía (CNE), el año pasado apenas se instalaron más de 40 MW, de los cuales, 25 MW corresponden a la planta de EHN en Sangüesa (Navarra).

– APPA ha propuesto, junto con CCOO, Ecologistas en Acción y Greenpeace, una prima específica para cada tecnología de biomasa.
Sí, porque pensamos que la biomasa es tan variada que a medio plazo no podemos dividirlo todo en biomasa primaria y secundaria. Se necesitará un tratamiento específico para siete u ocho tecnologías, al menos. Por encima de este aspecto, en APPA estamos reclamando una ley específica para las renovables que beneficiaría singularmente a la biomasa porque tiene una política más interdepartamental. Queremos darle a las renovables esa legitimidad que sólo puede dar una ley que contempla todas las perspectivas, todos los sectores que intervienen en su desarrollo. Dar a las renovables, dentro del sector energético, carta de naturaleza propia.

– Esa ley, ¿acabaría por poner de acuerdo a Trabajo, Economía, Agricultura y Medio Ambiente?
Esa es la idea. Que cada uno de los ministerios sepa dónde debe incidir, cuál es su papel en el desarrollo de la biomasa y cómo se puede conjugar el aspecto laboral, con el económico y el ambiental. No hay que olvidar que la biomasa podría jugar un papel significativo en el asentamiento de la población rural en algunas partes de España. De hecho, ¿por qué no desarrollar un Plan de Empleo Rural de biomasa? ¿Si existe un PER en Andalucía que tiene en cuenta la idiosincrasia del trabajo rural en esa zona, por qué no se incentiva a la gente que pueda dedicarse a la biomasa, atendiendo a la mejora ambiental que supondría el tratamiento de los residuos forestales y agrícolas, la explotación de tierras en retirada por la PAC y el desarrollo de energías limpias? Un PER de biomasa sería perfectamente justificable y asumible en una sociedad avanzada.

– La Sección de Biomasa de APPA trabaja entonces para acabar con el complejo de cenicienta de esta fuente renovable.
En esas estamos, pero sin olvidar que las renovables tienen sentido cuando se integran todas las tecnologías. Y no podemos dejar a la biomasa descolgada del desarrollo que están adquiriendo otras fuentes más exitosas. El impulso de la biomasa se debe producir para que cualquier plan de desarrollo de las renovables en su conjunto tenga sentido como alternativa energética de futuro, como alternativa real.

– ¿EHN va a hacer nuevas inversiones en biomasa, además de la planta de Sangüesa?
La inversión en Sangüesa, con 51 millones de euros, ha sido muy importante. Es algo más que una inversión testimonial. EHN apuesta claramente por la biomasa y es una de las energías que más perspectivas de desarrollo tiene pero habrá que superar esos obstáculos de los que hemos hablado para que tenga sentido la replicabilidad de esas plantas. Nuestra intención es seguir construyendo nuevas plantas e impulsando la biomasa; de lo contrario no tendría ningún sentido haber hecho Sangüesa.

Más información:
peugui@ehn.es
appa@appa.es
www.appa.es
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