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Enrique Tortosa, director gral. del Instituto Español de Oceanografia
"Es una barbaridad esperar a tomar medidas contra el cambio climático para cuando lo tengamos todo claro"

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Entrevista publicada en el número 73 de Energías Renovables en papel, de diciembre de 2008. Autor: Luis Merino Nació en 1942 en Valencia así que es probable que la llamada del mar la lleve metida en las venas desde niño. Sin embargo, el director general del Instituto Español de Oceanografía (IEO) ha dedicado muchos años de su vida como investigador científico a quehaceres de tierra adentro. Y otros muchos a la gestión, con infinidad de cargos que le han modelado ese sentido práctico que se adivina en algunas de sus respuestas. Con Enrique Tortosa hemos descubierto lo que imaginábamos, que el mar y las renovables comparten muchas cosas.

– ¿Qué saben los científicos del mar sobre la relación entre cambio climático y océanos?
El papel del mar es fundamental en el cambio climático. Por muchas razones. Es un regulador del intercambio de energía con la atmósfera a través de la llamada corriente termoalina, un mecanismo que nos ayuda a explicar el transporte de energía desde los polos al Ecuador y desde el Ecuador a los polos. Los océanos son, además, un sumidero de CO2 extraordinario. Si se supone que el hombre emite a la atmósfera entre 7.000 y 9.000 millones de toneladas de CO2 cada año, aproximadamente la mitad son absorbidas por los océanos. Esto ocurre en sitios distintos y para controlar lo que está pasando se requiere una enorme cantidad de datos y unos modelos extremadamente complejos que todavía no somos capaces de hacer. Es decir, se conocen cualitativamente estos efectos, se sabe que son importantes, pero todavía falta mucho para tener un modelo de funcionamiento claro.

– ¿El IEO investiga en esta materia?
Sí, hace más de 50 años, cuando nadie hablaba de cambio climático, el Instituto, en distintos puntos de la costa, ya tomaba medidas de los cambios de temperatura, del nivel del mar y de salinidad. Tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico. Son los datos relativos a España más fiables que existen. Y gracias a ellos hoy podemos saber cuánto ha subido el mar de verdad en esos puntos. Hay datos curiosos, por ejemplo, durante muchos años el Mediterráneo bajó de nivel porque coincidió con una época de presión atmosférica más alta. Fue un cambio temporal y se sabe que fue por esta causa.

– ¿Y en estos 50 años ha subido el nivel del mar?
Sí, ha subido el nivel del mar, ha subido la temperatura y también la salinidad en las latitudes medias y bajas. Y los modelos indican que sigue subiendo, que esa tendencia se mantiene. En 30 años la media de temperatura del Mediterráneo ha subido un grado. Y un grado en 30 años es mucho. Basta pensar la cantidad ingente de calor que ha acumulado el océano para que se produzca esa subida. Lo que da idea de la capacidad que tiene para absorber calor.

– Los expertos del Instituto corroboran entonces los planteamientos científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático?

Sin duda. En estos 30 años de los que estamos hablando se ha producido una subida media del nivel del mar de 7 centímetros. Hoy nadie puede discutir esto. Se puede discutir la magnitud del aumento, pero el aumento en sí está ahí. Y otra cosa que está muy clara: el hombre influye. Más o menos, pero influye. Por tanto, es una barbaridad esperar a tomar medidas para cuando lo tengamos todo claro. Hay indicios más que suficientes para actuar. El principio de precaución dice que cuanto menos se conoce antes hay que tomar medidas.

– En los últimos meses se han conocido informes científicos, algunos de ellos rusos, alertando sobre ingentes fugas de metano a la atmósfera que se producen en los hielos árticos que se están deshelando?
Lo seguimos pero no hemos trabajado en este asunto. Ha habido un incremento continuado del metano en los últimos 20 ó 30 años. Pero debido a causas diversas. El problema es que, de repente, en 2007 se ha producido un incremento súbito, muy grande y en toda la Tierra, no sólo en los casquetes polares. Lo que se puede decir en estos momentos es que no se sabe por qué ha ocurrido, si ha sido algo casual o si va a continuar la tendencia. La fusión de los hielos es una de las hipótesis que se están barajando, pero eso hubiera dado unos valores muy concentrados en la zona de los polos y parece que el incremento del metano se ha producido en muchas regiones del planeta. De momento, los científicos siguen investigando pero no hay conclusiones.

– En varias zonas del Mediterráneo, el Golfo de Cádiz y la costa gallega hay proyectos de parques eólicos marinos que han sido muy criticados por el sector pesquero con el pretexto de que afectarán negativamente a la pesca. ¿Qué piensa usted?
Los parques eólicos pueden tener varios efectos sobre el ecosistema marino. En la fase de instalación de los aerogeneradores podría darse un enturbiamiento del mar que habría que valorar en cada caso particular. Este sería un efecto transitorio. Una vez instalado hay tres tipos de efectos importantes. El primero sería el ruido derivado del giro de las máquinas que se podría transmitir a larga distancia, hasta 30 km, como se ha comprobado en algunos estudios realizados en las costas de Dinamarca. Otra posible consecuencia sería la de los campos electromagnéticos por las conducciones que llevan la electricidad a tierra. Y por último estarían los efectos físicos sobre las rutas migratorias, la posibilidad de que los anclajes de los aerogeneradores obstaculicen el paso de especies que hacen migraciones como los atunes. Los estudios realizados en otros países no han demostrado que el ruido o los campos electromagnéticos tengan efecto alguno sobre la pesca, tanto sobre las especies demersales (de fondo) como sobre los pequeños pelágicos, que son los que se pescan en esas áreas. No se conoce ningún efecto significativo. ¿Cuál es la duda que tenemos en este momento? Los efectos sobre las grandes especies migratorias, algo que afecta de modo singular a nuestras aguas. Porque no hay experiencia ni estudios al respecto. Para saber más haría falta hacer estudios piloto.

– ¿De qué tipo?
Cuando se proponga un proyecto de parque eólico habría que hacer un estudio de impacto ambiental, obviamente, y luego hay que hacer un plan de seguimiento ambiental en unidades piloto, previo al de la instalación definitiva.

– ¿El IEO está haciendo algún estudio de este tipo?

Nosotros hemos opinado sobre las zonas en las que se pretende la instalación de los parques. Y se han declarado zonas aptas, zonas condicionadas y zonas no aptas. También hemos aconsejado que algunas de las zonas consideradas hasta ahora aptas pasen a condicionadas. Condicionadas a nuevos estudios para tener más resultados y más información. En estos casos habría que hacer el estudio piloto al que me refería en profundidad. Y para eso sería conveniente montar una mínima instalación que cubra un área a determinar con efectos significativos, y estudiarlo durante un periodo en que nos permita ver cómo va a afectar el parque a la vida marina. El IEO está en un comité de valoración de estos proyectos pero, de momento, no hay ningún estudio de este tipo en marcha.

– Una de las propuestas de los promotores de estos parques eólicos era instalar granjas de peces en la base de los aerogeneradores. ¿Lo considera una iniciativa acertada?
De momento eso es fantasía. Y no acabo de ver el objeto. En España tenemos algunas empresas punteras a nivel mundial en este tipo de jaulas de engorde de atunes, pero no acabo de ver por qué tienen que ligarse a los aerogeneradores.

– Para ayudar a superar las reticencias de los pescadores hacia los parques eólicos.
Bien, pero eso es secundario, no es significativo. Si hay un efecto claro sobre las migraciones del atún estaríamos ante un impacto tremendo, y eso sí hemos de comprobarlo y evitarlo porque afectaría a toda la pesca del Mediterráneo, del Atlántico, a las almadrabas y a todo. Y ante eso, que se pongan jaulas de engordo o no me parece secundario.

– En los últimos meses se han puesto en marcha algunos proyectos novedosos para aprovechar la energía de las olas en el Cantábrico. ¿Qué potencial encierran nuestras costas en este sentido?
De todas las tecnologías que caben bajo el nombre genérico de energía del mar, la de las olas es la que más ha avanzado, sin duda. También se han hecho cosas con las mareas desde hace mucho tiempo pero, según mi información, sin mucho éxito. En España el aprovechamiento de las mareas es difícil porque se requieren mareas muy altas, de seis metros como mínimo, y con la excepción de algún puerto no se ve viable. Otra tecnología, la de corrientes marinas, también está muy poco desarrollada. Lo que está más avanzado es el aprovechamiento de las olas porque, en cierto modo, es más simple, más predecible. Se está haciendo mucha investigación como lo prueba el hecho de que hay unas 600 patentes en todo el mundo y hay decenas de empresas trabajando en esta tecnología. Es cierto que el norte de España y Canarias son ideales pero, de momento, instalaciones como las de Santoña (Cantabria), Mutriku y Pasajes (Guipúzcoa) o Granadilla (Tenerife) son prácticamente experimentales. Con porvenir a medio plazo, eso sí, pero con una capacidad de producción energética limitada. Hay que seguir con ello porque son desarrollos tecnológicos importantes, porque aportan una energía limpia y porque los impactos ambientales, se prevé, van a ser muy pequeños.

– Las algas parecen ser la materia prima más eficiente para producir biocombustibles, según señalan algunos investigadores.

Sin duda tienen un potencial extraordinario pero todavía hay que demostrarlo. Dudo que haya suficiente experiencia industrial para demostrar su viabilidad. Y tengo base para decirlo porque conozco algunos proyectos. En el IEO estamos siguiendo el tema porque nos interesa todo lo relacionado con el cultivo de microalgas para aplicaciones en acuicultura.
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