Guillermo Calamita
Tenerife, 1965
Ingeniero técnico industrial (electricidad)
(Febrero 2022. ER208)
“En fin, que seguimos con ganas de empezar nuevas aventuras junto al Sol”. Y lo dice con su sonrisa sempiterna, después de haberte paseado con sus historias por el planeta entero, acompañándole en una travesía vital que ha estado siempre ligada a las renovables, muy especialmente a la fotovoltaica. Todo empezó a finales de la década de los 90 en la isla de El Hierro, donde trabajaba para el Instituto Tecnológico de Canarias, en un proyecto que en esa época sonaba futurista, la central hidroeólica Gorona del Viento, de la que tanto hemos escrito durante años.
En 1999 deja la isla para irse a Alemania “a conocer mundo”, y después de seis meses ya estaba trabajando para el fabricante de células solares e inversores Sunways. “Un día, bailando salsa en un garito llamado El Diablo Latino, en Hannover, conocí a gente de la empresa Generaciones Fotovoltaicas de la Mancha, mi primer cliente español”. Después de Sunways vinieron otras empresas: REC Solar, Refusol, Steca… “Con Steca recorrí Sudamérica y volví a los orígenes de la solar: las instalaciones aisladas. No era un tema de inversión sino de necesidad”. Ahora trabaja para la china SofarSolar, un fabricante de inversores donde “el tamaño no importa”, porque los tienen desde 1 a 255 kW.
En su cabeza han quedado grabados cientos de paisajes del mundo, de todos los continentes. Las nevadas sin fin en los países nórdicos, el mar que parece alejarse constantemente en Singapur porque no paran de aportar tierras para ganar terreno en la costa… “Asia va a otra velocidad. Lo que en Europa hacemos en dos años ellos lo hacen en seis meses”.
“Mis hijos –dice– han nacido en Barcelona y han vivido en Alemania, así que hablan catalán, piensan como alemanes y viven las costumbres de Canarias, un follón. Y en todos estos años por nuestra casa han pasado muchos clientes o compañeros que ahora son amigos y desayunan en pijama con mis hijos”.
Guillermo sonríe, para variar. “Esto va demasiado deprisa, pero seguimos con ganas de empezar nuevas aventuras junto al Sol”. Y uno siente unas ganas locas de acompañarle.