La planta de Juneda es un ejemplo de economía circular, que consigue generar energía limpia y renovable de manera sostenible con el medio ambiente. En ella se procesan los purines y ahora también los lodos industriales, a través de un sistema de digestión anaerobia. Mediante un proceso de 28 días de duración, se va generando metano que, gracias a que la digestión transcurre en un entorno controlado, se almacena y no se emite a la atmósfera. Este gas se canaliza a través de una tubería y se inyecta a la canalización de gas natural que nutre a la planta de cogeneración.
Una vez finalizada la extracción de metano, el resto de la materia orgánica se envía a un
sistema de secado térmico por cogeneración, que separa el agua de la materia sólida y otros compuestos nocivos. El agua, ya tratada, se reutiliza para uso industrial, mientras que la fracción sólida se transforma en fertilizante de uso agrario. “El 100% de los lodos que recibe la planta salen purificados en forma de fertilizante, agua y biogás”, explica Óscar Soca, director de Proyectos de Neoelectra.
Combustible eficiente y ahorro de emisiones
Con este proceso “se obtiene un importante beneficio sobre todo a nivel medioambiental, ya que se obtiene un combustible muy eficiente, se emplea menos gas natural en los procesos industriales y además se evitan emisiones de CO2 a la atmósfera. El biogás obtenido es nulo a efectos de emisiones, mientras que, si se liberase a la atmósfera, el impacto sería muy alto”, añade Soca.
Una tonelada de purín de cerdo que no se gestione convenientemente puede llegar a emitir unos 5 metros cúbicos de metano a la atmósfera. La planta de Juneda trata 80.000 toneladas al año de purines, por lo que evita que unas 400.000 metros cúbicos de metano vayan a la atmósfera, es decir 4.800 toneladas al año de CO2, que equivaldrían a las emisiones de 380 coches durante un año.
Con la incorporación de los lodos orgánicos, la producción de biogás se ha incrementado desde los 1.500 metros cúbicos diarios a entre 3.000 y 3.500, pasando de entre el 1 y el 2% del total de gas consumido en la planta de cogeneración a entre el 3 y 4%. “A efectos ambientales, esta ampliación es muy importante, ya que, más allá del incremento del biogás conseguido, gestionamos un nuevo residuo agroalimentario”, explica el experto. “El purín por sí solo genera poco biogás y lo que queremos es aumentar la producción aprovechando los depósitos y sistemas que tenemos, con productos de alto valor para generar más biogás. Añadiendo este residuo industrial al purín generamos más biogás con las mismas instalaciones”, añade Soca.