El proyecto comenzó hace tres años en el Complejo III del CEAMSE, encargada de la gestión de residuos sólidos urbanos del Gran Buenos Aires, incluyendo la Ciudad de Buenos Aires y 34 partidos de su conurbano, ubicado en el camino de Buen Ayre y Panamericana, provincia de Buenos aires, a pocos kilómetros de la capital del país.
En una primera etapa se ha procesado hasta dos mil toneladas mensuales de residuos orgánicos provenientes de podas del conurbano bonaerense. A partir de allí se produjo compost, utilizado para generar fertilizantes y sustratos para la floricultura y la horticultura y recuperar suelos degradados.
La segunda etapa incluyó la siembra de cultivos no tradicionales para producir etanol en áreas cerradas del relleno sanitario que no pueden ser usadas con especies destinadas a la alimentación.
Según Marta Zubillaga, docente de la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la FAUBA, “avanzamos con el estudio de dos cultivos ligno-celulósicos (Panicum virgatum y Pennisetum purpureum Schum), que se caracterizan por su adaptación a diversas condiciones edáficas y climáticas, su alta capacidad fotosintética y su resistencia a sequías. Además, tienen excelentes índice de conversión de materia seca a etanol”. Zubillaga es responsable del proyecto junto con Silvia Ratto, de la cátedra de Edafología.
“Además, la iniciativa permite aprovechar un área que no se utiliza para la producción de alimentos, como sucede con el relleno sanitario, y destinarla a un cultivo proveedor de energía, que no implica riesgos para la salud humana. Al mismo tiempo, la planta que crece en ese sitio también ayuda a regenerar el ambiente”, resumió Ratto por su parte.
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