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La década del vehículo eléctrico


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Las ventas del vehículo eléctrico han pasado de 41.000 unidades en 2011 a 320.000 en 2014 y 550.000 en 2015. Actualmente 1,3 millones circulan por todo el mundo y si se mantiene la tasa de crecimiento anual del 60%, en los próximos diez años el parque mundial alcanzará los 20 millones de vehículos eléctricos. Por Javier García Breva.
La década del vehículo eléctrico


En estas previsiones coinciden tanto la Agencia Internacional de la Energía (AIE) como Bloomberg New Energy Finance o Goldman Sachs. Las ventas de vehículos eléctricos pasarán de representar el 1% del total al 25% en 2025 y al 35% en 2040. El transporte eléctrico demandará el 10% de la electricidad mundial y reducirá la demanda de petróleo en más de 2 millones de barriles diarios.


Este gran cambio tecnológico y energético se asienta sobre bases sólidas como son la maduración de las energías renovables, la reducción de sus costes así como el abaratamiento en más de un 50% de las baterías de almacenamiento desde 2011 y de un 35% solo en 2015. El coche eléctrico será competitivo en los próximos seis años.


El avance del proceso de electrificación global así como la volatilidad e inseguridad de los combustibles fósiles, hacen del vehículo eléctrico y la energía limpia la asociación perfecta para el futuro del transporte en la próxima década.


De la misma manera que ocurre con la inversión renovable, EEUU y China lideran el mercado del vehículo eléctrico con 410.000 y 307.000 unidades respectivamente. El ritmo de mejora de la competitividad del transporte eléctrico va a acelerar el crecimiento de su mercado apoyado en los beneficios que reporta a la economía, el medio ambiente y la salud. El mercado de vehículos eléctricos reducirá un 40% hasta 2030 el gasto en carburantes y podrá reducir las emisiones del transporte en un 47% en 2030 y hasta el 80% en 2050.


En España no despega

España apenas alcanza los 8.000 coches eléctricos, muy lejos de países europeos como Alemania que supera los 55.000 ó Noruega con 79.000. Las ventas en el mercado español apenas suponen el 0,1% del total y su tasa de crecimiento en 2015 ha sido del 35%, 1.461 unidades, lejos de la tasa mundial que ha sido del 68%. Estos datos contrastan con la previsión que para España hizo la Comisión Europea en 2013 de 2 millones de vehículos eléctricos y 82.000 puntos de recarga para 2020.


Las razones por las que en España no despega el coche eléctrico son la falta de objetivos y de estrategia, tal como se puso de manifiesto en el primer Foro Nissan de la Movilidad Sostenible, y una política energética volcada en estimular el consumo de gas y petróleo expulsando las renovables del sistema. Las barreras impuestas a la generación descentralizada son barreras también para el coche eléctrico.


La Estrategia de Impulso del vehículo con energías alternativas (VEA) en España (2014-2020) aprobada por el Ministerio de Industria en 2015 mantiene la ambigüedad de la Directiva 2014/94/UE relativa a las infraestructuras para combustibles alternativos. El resultado es un instrumento más dirigido a sacar al mercado los excedentes de gas natural y gas licuado del petróleo (GLP, GNL, GNC) en detrimento del vehículo eléctrico, los biocombustibles y el hidrógeno.


En energía lo alternativo es siempre más de lo mismo y se puede comprobar en los objetivos de la estrategia VEA 2014-2020. Para los vehículos con autogas (GLP) se propone alcanzar 250.000 unidades y 1.200 estaciones de suministro. Para el vehículo eléctrico el objetivo son 150.000 unidades y 1.190 puntos de recarga, sólo 190 más que en la actualidad. Para los biocombustibles no se establece ningún objetivo y para el hidrógeno solo proyectos de demostración.


Aunque se reconoce que el vehículo eléctrico es el más limpio o que en España hay potencia para alimentar a 6,5 millones de vehículos, con grandes ventajas para la estabilidad del sistema y la expansión de las renovables, se da más relevancia al autogas para dar salida a los excedentes de GLP y GN de nuestras petroleras y gasistas. Pero no se valora que es energía importada y contaminante.


A pesar de que el motor eléctrico es tres veces más eficiente y permite la integración de las renovables, los incentivos fiscales se reservan solo para el gas natural y el GLP con impuestos especiales reducidos que les permiten competir con la gasolina. España en este escenario no cumplirá los objetivos de reducción de emisiones en los sectores difusos del 10% en 2020 y 30% en 2030, ni el de 10% de renovables en el transporte en 2020. Según Eurostat sólo el 0,4% del combustible para el transporte en 2013 era renovable.


Falta visión estratégica

España tiene un grave problema con las emisiones contaminantes en el sector transporte. Entre 1990-2011, mientras las emisiones del transporte en Europa crecieron un 30%, en España lo hicieron un 60%. No actuar ahora sobre el transporte tendrá en el futuro un coste inasumible para la sociedad.


La madurez de las renovables y el almacenamiento hacen del vehículo eléctrico un sector clave que requiere una visión estratégica orientada a la descarbonización de la economía a partir de los siguientes pasos:


    •    Reducir la dependencia de los combustibles fósiles como primer objetivo de la política energética al ser el mayor coste energético, responsable del incremento de las emisiones y del despilfarro de energía.
    •    Estrategia específica e integral para el vehículo eléctrico vinculada a los objetivos europeos de energía y clima para 2020, 2030 y 2050 en renovables, eficiencia energética y emisiones.
    •    Incentivos fiscales para el vehículo eléctrico orientados a crear una nueva cultura energética facilitando el acceso de los consumidores al transporte eléctrico.
    •    Facilitar a los Ayuntamientos las políticas integrales de movilidad eléctrica, puntos de recarga y flotas de vehículos públicos.


España ha perdido una década de energías renovables y puede perder la próxima década del vehículo eléctrico. Las formas de generar, distribuir y usar la energía están cambiando en el mundo por razones ambientales y económicas. El vehículo eléctrico es la mejor oportunidad de acelerar la transición energética hacia la generación descentralizada, inteligente y limpia.

Este artículo ha sido publicado originalmente en La Oficina de Javier García Breva

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