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¿Cómo son las ciudades sostenibles?

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Las ciudades concentran todos los desafíos del desarrollo sostenible: ambientales (contaminación atmosférica), sociales (desigualdades) o políticos (gobernanza), por lo que fomentar su sostenibilidad se vuelve un asunto capital en el actual contexto de crisis ecológica y climática. Esta es la premisa de la que parte la Guía 360º para ciudades sostenibles, que firma la doctora en Derecho Internacional de Medio Ambiente María Teresa Pérez Martín, un manual que se postula como un modelo de orientación para asegurar la cohesión social, la gestión ambiental y el desarrollo sostenible para los entornos urbanos.
 ¿Cómo son las ciudades sostenibles?
Anillo Verde de Vitoria-Gasteiz
Ciudad inteligente es un concepto que se refiere a una urbe que utiliza tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y gestionar los recursos de manera eficiente y sostenible. Entre las características que definen una ciudad inteligente figura en primer lugar la existencia de una infraestructura tecnológica que permita la transferencia de datos para gestionar la energía, el agua, el tráfico y los residuos. Por ejemplo, los sensores pueden controlar la iluminación pública para ahorrar energía, o monitorear el tráfico para optimizar los patrones de flujo vehicular.

Otra de las piedras angulares de toda ciudad inteligente es la sostenibilidad, enfocada en la aplicación de prácticas respetuosas con el medio ambiente, con el objetivo de reducir la huella ecológica de los urbanitas. Esto incluye la promoción del transporte público, la implementación de las energías renovables y la gestión de residuos. El objetivo final de una ciudad inteligente es mejorar la calidad de vida de sus habitantes, meta que se persigue mediante la mejora de los servicios públicos, un entorno más limpio y saludable, y con un sistema de comunicaciones y transporte más eficiente.

La doctora Pérez Martín plantea su Guía como una herramienta para la orientación de responsables de políticas urbanas de sostenibilidad, entidades de la administración pública en general, profesionales del sector privado y de la sociedad civil. Según la autora, el “valor añadido” de esta guía reside en las acciones que propone para la implementación de “soluciones sostenibles”, acciones que responden –explica– a 7 cuestiones. Son estas.

¿Cómo realizar un diseño urbano inteligente y sostenible?
Un diseño es sostenible cuando intenta buscar la utilidad, más que la estética, con la idea de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, implementando soluciones sencillas, pero valientes y eficaces. Una ciudad poco o mal planificada no podrá hacer frente al aumento exponencial de la población, lo que dará lugar a grandes desigualdades y posibles conflictos sociales. Además, corre el riesgo de convertirse en una víctima vulnerable a los efectos del cambio climático (inundaciones o periodos de sequía extrema), de mala calidad del aire o de movimientos migratorios impredecibles.

Los espacios periurbanos pueden ser una muestra de este buen diseño, ya que estas áreas se definen como la franja marginal de transición urbano-rural, que es asimilada, sólo en parte, por el proceso de dispersión urbana, pero que conserva atributos típicamente rurales. Si están correctamente diseñados, pueden funcionar como reservorios o zonas de recuperación de espacios naturales exteriores al entorno urbano. Además, estas áreas permiten la adaptación urbana al cambio climático, reduciendo el efecto isla de calor urbano y absorbiendo el CO2 (la Casa de Campo de Madrid es un gran bosque periurbano).

También lo es el anillo verde que rodea la ciudad de Vitoria-Gasteiz, formado por un conjunto de espacios periurbanos de alto valor ecológico y paisajístico, enlazados estratégicamente mediante corredores ecorecreativos. Está compuesto por una amplia diversidad de ambientes ecológicos: bosques, ríos, humedales (dentro de la Red Natura 2000), praderas, setos, riberas y hasta un nutrido jardín botánico.

¿Cómo operar la transición energética de manera eficaz?
Convertir las ciudades en lugares climáticamente neutros es una de las transformaciones más importantes que afrontan los gestores urbanos. Para responder al crecimiento de la demanda de energía por parte de una población urbana en constante aumento van a ser necesarias redes inteligentes, Smart Grid. Se trata de redes eléctricas que utilizan tecnologías digitales para controlar y gestionar el transporte de electricidad.

Según la guía, son varios los beneficios de las redes inteligentes: optimizan la gestión de la demanda y el suministro de energía eléctrica, reducen pérdidas, operan así como mitigadoras del cambio climático, y constituyen además un motor de crecimiento económico. No obstante, la autora advierte de que para inyectar inteligencia en la red habrá que hacer importantes inversiones en su modernización, digitalización y automatización. Solo así podrán atender las necesidades de la creciente cuota eléctrica renovable y del vehículo eléctrico.

En la búsqueda de soluciones para hacer realidad la transición energética, algunas ciudades están invirtiendo en la creación de distritos con balance energético positivo. Son zonas urbanas en las que una serie de edificios tanto públicos como privados, residenciales o terciarios, producen y comparten energía entre sí con el objetivo de generar un excedente energético global susceptible de ser intercambiado con otras zonas urbanas y periurbanas de la ciudad. El objetivo es lograr un excedente local anual de producción de energía renovable para alcanzar emisiones de CO2 netas nulas.

Un ejemplo de proyecto de distrito de balance energético positivo –destaca la autora– es Entrevías, en León, que pretende mejorar la eficiencia energética de las instalaciones públicas de cinco áreas seleccionadas, levantadas hace 70 años para albergar a trabajadores en edificios con mal aislamiento. El objetivo es producir energía geotérmica y biomasa para satisfacer la demanda y generar un excedente.

¿Cómo orientar a las autoridades locales en la planificación de la movilidad?
La movilidad urbana constituye uno de los mayores retos a los que se enfrenta cualquier ciudad. Confluyen en él muchos elementos: la inseguridad, la contaminación del aire, el ruido, la creciente dificultad para garantizar la movilidad de las poblaciones más vulnerables, los costes crecientes relativos a las infraestructuras y su gestión.

Según la autora, el éxito de una buena política urbana de movilidad requiere esencialmente dos acciones paralelas: (1) planificación y gestión urbana inteligente, que reduzca la necesidad del automóvil, al garantizar que las actividades diarias se puedan realizar fácilmente a través de la red de transporte público; y (2) análisis de los patrones de comportamiento de movilidad local para comprender quién va a dónde, cómo, con quién y cuándo.

“El principal reto de la movilidad –sostiene Pérez Martín– consiste en garantizar el desplazamiento de un individuo desde el punto A al punto B con un modo de transporte sostenible en el menor tiempo posible y al mínimo coste, de manera que le resulte más rentable y cómodo desplazarse en transporte público que usar el vehículo privado”.

Para ello –concreta la autora–, se necesita un transporte público frecuente, cómodo y fácil de usar, un mayor número de vías peatonales y carriles, así como áreas de estacionamiento para bicicletas. Por ejemplo, La ciudad de Estocolmo propone la idea de la hiperlocalización urbanística o la Ciudad de 1 Minuto; que pretende fomentar el desarrollo de áreas de interacción social dentro de los distritos, a distancias muy cortas y transitables. Es la misma idea del modelo de supermanzana en Barcelona, que se configura como una agrupación de manzanas donde solo se permite el tráfico en su perímetro.

¿Cuáles son las mejores acciones, estrategias y medidas de mitigación y adaptación al cambio climático?
La Guía propone, para empezar, la elaboración de un informe de diagnóstico sobre riesgos y oportunidades de la adaptación al cambio climático. Con frecuencia –explica la autora–, el desarrollo urbano degrada o destruye ecosistemas que podrían desempeñar un papel clave en la reducción de la vulnerabilidad frente a los diferentes fenómenos climáticos. Pues bien, la investigación climática apuesta por la renaturalización de la ciudad, basándose en infraestructuras verdes que suplanten, gradualmente, a las grises. La experiencia demuestra que las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) son sostenibles, rentables y beneficiosas en múltiples aspectos, según la autora.

Por ejemplo, Madrid ha renaturalizado la ribera del río Manzanares, para convertirla en reservorio de agua. El proyecto incluye actividades de reforestación para absorber los gases de efecto invernadero y mitigar los efectos de las olas de calor, y ha logrado devolver al río especies que habían desaparecido de ese espacio.

Alicante también ha desarrollado otra interesante Solución basada en la Naturaleza. Lo ha hecho para dar respuesta a los problemas de inundación en áreas de edificación turística cerca de la playa de San Juan. En este caso, el Ayuntamiento ha recreado un marjal (ecosistema hídrico que sirve a la naturaleza para compensar las crecidas del agua de manera natural). Este espacio verde multifuncional, tiene capacidad para canalizar la lluvia en dos colectores (ubicados en las avenidas con tendencia a inundarse) que recogen el agua de las crecidas y la canalizan hasta los dos estanques del parque. Posteriormente, el agua es dirigida hacia la depuradora para su reutilización con fines de riego urbano, principalmente, gracias a los más de 70 kilómetros de redes de agua regenerada de la ciudad.

El proyecto –explica la autora– pasa por la formación de un gran lago que cumple varias funciones: (1) hidráulica (cuando hay lluvias torrenciales y los colectores de aguas no consiguen evacuarlas hacia el mar a través de la depuradora, el parque actúa a modo de reservorio y empieza a inundarse –cerrándose al público– hasta que llega a su máxima capacidad); al cesar la lluvia, el agua pasa por un sistema de depuración, sin ser evacuado al mar, sino que se redirige hacia los demás parques de la ciudad, solventando así el problema de escasez de agua; (2) función social: este parque se ha convertido en un área recreativa, en el que además se realizan actividades de educación ambiental; y (3) función ambiental: el parque se ha convertido en el hábitat de una variedad de especies de aves que sirven de bioindicador de la calidad ambiental de la zona.

¿Qué estrategias son necesarias para potenciar la resiliencia urbana frente a riesgos ambientales y/o derivados de conflictos sociales?
La resiliencia urbana es la evolución constante que una ciudad tiene que experimentar para hacer frente a los retos y desastres que puedan ocurrir, respondiendo a las expectativas y necesidades básicas, con la debida diligencia. Una de las medidas propuestas en cuanto a la planificación y ordenación del territorio es crear estructuras resilientes y flexibles. ¿Cómo? Adaptando los edificios al paso del tiempo, así como a posibles eventos como inundaciones, terremotos o incendios.

¿Cuáles son las palancas más eficaces para introducir la economía circular en la ciudad y potenciar así la economía local?
La economía circular es un nuevo modelo industrial que busca mantener el más alto valor del producto de manera continua desde su diseño, no solo del producto que se fabrica, sino también del sistema económico en el que circula. Esto implica un cambio profundo del funcionamiento de la cadena de producción, desde el equipo que diseña el producto hasta el que lo fabrica, lo procesa, lo pone en el mercado y lo financia.

La puesta en marcha de la circularidad en el entorno urbano adopta distintas formas según se focalice en productos o en servicios. Puede manifestarse desde el uso del biogás procedente de vertederos para el funcionamiento de vehículos, hasta la circularidad aplicada a la retención del talento y capital humano. La experiencia demuestra que las acciones circulares proporcionan soluciones a problemas ambientales y sociales, a la vez que generan empleo y riqueza.

Es el caso de la ciudad italiana de Milán, que ha conseguido instalar un sistema de recolección de residuos de alimentos, con el fin de convertirlos en fertilizantes, calor y electricidad, obteniendo así un importante rendimiento económico. O Nueva York, en donde las autoridades han convertido viejas cabinas telefónicas en puntos de conexión digital: marquesinas que proporcionan wifi, mantienen informados a los ciudadanos con mensajes relevantes y proporcionan puntos de recarga para móviles.

¿Cómo llevar a cabo el despliegue de la inteligencia artificial y la digitalización de los servicios de la ciudad?     Esta guía contiene, además, recomendaciones para acometer el despliegue de la inteligencia artificial, herramientas para facilitar la búsqueda de financiación y de alianzas multisectoriales, y se completa con la presentación de los beneficios que aportan las redes de ciudades en el camino hacia la sostenibilidad.

• Este contenido está incluido en la edición de noviembre de nuestra revista en papel (ER226), que puedes descargar gratis aquí

 

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