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Informe World Energy Outlook 2020 (WEO, Perspectiva Mundial de la Energía 2020)

Nuestro futuro climático está en manos de la respuesta energética que demos a la pandemia


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Este año de 2020 está siendo tumultuoso para el sistema energético mundial. La crisis de Covid-19 ha causado más trastornos que cualquier otro evento en la historia reciente, dejando cicatrices que perdurarán durante los próximos años. Pero que esta convulsión ayude o entorpezca los esfuerzos para acelerar la transición hacia la energía limpia y alcanzar los objetivos en materia de energía y clima dependerá de la forma en que los gobiernos respondan a los desafíos actuales. Lo advierte la AIE en un nuevo informe publicado hoy.
Nuestro futuro climático está en manos de la respuesta energética que demos a la pandemia


El informe World Energy Outlook 2020 (WEO, Perspectiva Mundial de la Energía 2020), el más importante de todos los informes que publica anualmente la Agencia Internacional de la Energía (AIE), aporta su último análisis sobre el impacto del Covid-19 en  el mundo y explora los diferentes caminos en materia de energía que podemos seguir para salir de la crisis durante los próximos 10 años, periodo que califica de crucial. 



La primera conclusión del informe es que la sombra de la pandemia se proyecta en los tres escenarios que analiza. En el Escenario de Políticas Estatales, que refleja las intenciones y objetivos políticos actuales,  la demanda mundial de energía se recupera a su nivel anterior a la crisis a principios de 2023. En el Escenario de Recuperación Retrasada, que muestra una pandemia prolongada y una caída más profunda, esto no ocurre hasta el año 2025.  El menor crecimiento de la demanda reduce las perspectivas de los precios del petróleo y del gas en comparación con las tendencias anteriores a la crisis. Y las grandes caídas en las inversiones aumentan el riesgo de la futura volatilidad del mercado.
 
Los más vulnerables son los que están sintiendo ya y seguirán sintiendo los peores efectos de la crisis. La pandemia ha invertido varios años de disminución del número de personas en el África subsahariana sin acceso a la electricidad. Y el aumento de los niveles de pobreza puede haber hecho que los servicios básicos de electricidad sean inasequibles para más de 100 millones de personas en todo el mundo que sí tenían conexiones eléctricas.

Energía solar, la gran protagonista

Las energías renovables juegan un papel protagonista para superar la pandemia en todos los escenarios analizados por la AIE, con la solar fotovoltaica en cabeza. Las políticas de apoyo y las tecnologías en maduración están permitiendo un acceso muy barato al capital en los principales mercados. Ahora la solar fotovoltaica es –"consistentemente", según remarca la AIE– más barata que las nuevas plantas de energía a carbón o gas en la mayoría de los países y los proyectos solares ofrecen la electricidad al coste más bajo jamás visto. 



En el Escenario de Políticas Estatales, las energías renovables satisfacen el 80% del crecimiento de la demanda mundial de electricidad en la próxima década. La energía hidráulica sigue siendo la mayor fuente renovable, pero la solar es la principal fuente de crecimiento, seguida de la eólica terrestre y marina.
 
"La energía solar se está convirtiendo en la nueva reina en los mercados de electricidad del mundo. Basándonos en las políticas actuales, está en camino de establecer nuevos récords de despliegue anuales después de 2022", afirma Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE "Si los gobiernos y los inversores intensifican sus esfuerzos en materia de energía limpia en consonancia con nuestro Escenario de Desarrollo Sostenible, el crecimiento tanto de la energía solar como de la eólica sería aún más espectacular, y enormemente alentador para superar el desafío climático".
 
En este sentido, El WEO-2020 muestra que el fuerte crecimiento de las energías renovables debe ir acompañado de una fuerte inversión en las redes eléctricas. "Sin una inversión suficiente, las redes eléctricas resultarán ser un eslabón débil en la transformación del sector eléctrico, con consecuencias para la fiabilidad y la seguridad del suministro de electricidad", señalan los autores del informe.
 
¿Y los combustibles fósiles?

Los combustibles fósiles se enfrentan a diversos desafíos. En el Escenario de Políticas Estatales, la demanda de carbón no va a recuperar los niveles anteriores a la crisis, con una participación en el mix energético para el año 2040 por debajo del 20%, algo nunca visto desde la Revolución Industrial. Sin embargo, la demanda de gas natural aumenta considerablemente. En el Escenario de las Políticas Estatales, su aumento se situará en torno al 30%, concentrado en el sur y el este de Asia. Sin embargo, este es el primer WEO de la AIE en el que las proyecciones  para este mismo escenario muestran que en las economías avanzadas la demanda de gas va a disminuir ligeramente para 2040.

El petróleo sigue siendo vulnerable a las grandes incertidumbres económicas resultantes de la pandemia. "La era del crecimiento de la demanda mundial de petróleo llegará a su fin en la próxima década", pronostica Fatih Birol. "Pero sin un gran cambio en las políticas gubernamentales, no hay indicios de un rápido declive. Basándonos en las políticas actuales, un rebote económico mundial haría que pronto la demanda de petróleo volviera a los niveles anteriores a la crisis", añade.
 
Aún lejos de una recuperación sostenible
El WEO prevé que las emisiones mundiales se recuperen más lentamente que después de la crisis financiera de 2008-2009, pero el mundo todavía está lejos de una recuperación sostenible. Un cambio radical en la inversión en energía limpia permitiría impulsar el crecimiento económico, crear empleos y reducir las emisiones pero, como señala la AIE en su informe, este enfoque todavía no ocupa un lugar destacado en los planes propuestos hasta la fecha, salvo en la Unión Europea, el Reino Unido, Canadá, Corea, Nueva Zelandia y un puñado más de países.
 
En el Escenario de Desarrollo Sostenible, que muestra cómo poner al mundo en camino de alcanzar plenamente los objetivos de energía limpia, la aplicación completa del plan planteado por la AIE llevaría a la economía energética mundial a un camino diferente después de la crisis. Además del rápido crecimiento de las tecnologías solares, eólicas y de la eficiencia energética, se producirá un importante aumento de la captura, utilización y almacenamiento de hidrógeno y carbono en los próximo diez años, y un nuevo impulso a la energía nuclear.
 
"A pesar de la caída récord de las emisiones mundiales de este año, el mundo está lejos de hacer lo suficiente para reducirlas de manera decisiva. La recesión económica ha suprimido temporalmente las emisiones, pero el bajo crecimiento económico no es una estrategia de bajas emisiones, sino una estrategia que sólo serviría para empobrecer aún más a las poblaciones más vulnerables del mundo", explica Fatih Birol.

"Sólo cambios estructurales más rápidos en la forma de producir y consumir energía pueden romper la tendencia de las emisiones para siempre. Los gobiernos tienen la capacidad y la responsabilidad de adoptar medidas decisivas para acelerar las transiciones a la energía limpia y poner al mundo en el camino de alcanzar nuestros objetivos climáticos, incluidas las emisiones netas cero".


En este sentido, la AIE indica que una parte significativa de los esfuerzos debería centrarse en la reducción de las emisiones de la infraestructura energética existente, como las plantas de carbón, las acerías y las fábricas de cemento. De lo contrario, Birol advierte que los objetivos internacionales sobre el clima se verán desplazados, independientemente de las medidas que se adopten en otros ámbitos. El WEO-2020 muestra claramente que si la infraestructura energética actual sigue funcionando de la misma manera que hasta ahora, será imposible evitar un aumento de la temperatura de al menos 1,65 °C.
 
Cómo alcanzar las cero emisiones para 2050

El WEO-2020 incluye la primera modelización detallada de la AIE de lo que se necesita hacer en los próximos diez años para poner las emisiones globales de CO2 en el camino hacia el cero neto para 2050.

Para lograr una reducción del 40% de las emisiones para 2030 es necesario, por ejemplo, que las fuentes de bajas emisiones proporcionen casi el 75% de la generación de electricidad mundial en diez años, frente a menos del 40% en 2019, y que más del 50% de los automóviles de pasajeros vendidos en todo el mundo en 2030 sean eléctricos, frente al 2,5% en 2019.  
 
La electrificación, la innovación, los cambios de comportamiento y las ganancias masivas de eficiencia jugarían un papel importante. Ninguna parte de la economía energética podría quedarse atrás, ya que es poco probable que otra pueda moverse lo suficientemente rápido para compensar la diferencia.

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