Según comunica la empresa vitivinícola, el parque, que se estima entre en operaciones este mismo mes, está compuesto por 600 paneles fotovoltaicos con capacidad para generar entre 190 y 200 mil kW/año, cuyo excedente será volcado a la red eléctrica.
La inversión estimada es de cerca de 300 mil dólares, con un plazo de retorno previsto de ocho años.
Valter José Pötter, el director y propietario de la bodega, explica que la fotovoltaica no fue la primera opción: "Antes de construir -explica-, hice un acuerdo con el Centro Eólico de la PUC (Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro) para que se investigue el viento en el sitio, que se desarrolló durante un año y medio, con una conclusión de viento medio. En resumen, necesitaríamos de una gran inversión en aerogeneradores que tomaría entre 15 y 20 años pagar. Así, nos fuimos para el proyecto de energía solar, y durante dos años y medio instalamos una planta piloto de 18 paneles solares para la investigación y las pruebas".
La bodega acomete otras acciones de sostenibilidad, entre las que se incluye la recolección de agua de lluvia, de la cual una parte se utiliza tanto para la prevención y protección contra incendios como para el riego de jardines. Otra parte de esa agua se destina a la planta de tratamiento, construido dentro de las normas de la Organización Mundial de la Salud, para la producción de 500 litros de agua potable por hora, que se utiliza para el complejo industrial y turístico de las instalaciones.
En tanto, existe en los viñedos un proyecto piloto para el control de enfermedades fúngicas sin el uso de productos químicos a partir de una técnica sostenible y respetuosa del medio ambiente por medio de microorganismos que se alimentan de forma natural de los hongos.