La compañía canadiense define el concepto a partir del cual ha desarrollado su proyecto como sencillo e intuitivo. Los materiales utilizados proceden de la experiencia de Thin Red Line Aerospace en la alta tecnología aeroespacial, sobre todo, en los fuselajes de los satélites Begelow Aerospace Genesis 1 y 2. Según la firma norteamericana, la tecnología tiene mayor potencial en costas con aguas de mayor profundidad.
Los aerogeneradores generan la electricidad necesaria para operar los compresores de aire que llenan las bolsas de aire, que parecen grandes globos. Debido a la alta presión del mar, el aire se mantiene comprimido. Cuando hace falta, el aire puede utilizarse como fuerza motriz de una turbina de aire comprimido. De esta manera, los excedentes de producción de las energías renovables durante horas valle de la demanda eléctrica, sobre todo la eólica marina, puede almacenarse para su uso posterior en horas punta.
Las bolsas de Thin Red Line Aerospace –denominadas Energy Bags y diseñadas por uno de sus ingenieros, Maxim Jong– se anclan a una profundidad de 600 metros, donde la presión marina es 60-70 veces mayor la terrestre (a una cota de cero m). De esta manera, aunque la bolsa en sí solo pesa unos 75 kilogramos, es capaz de desplazar 40 toneladas de agua. “A una profundidad de 600 metros, habrá suficiente presión para que una bolsa de 20 metros de diámetro almacene unas 70 MWh de energía”, según ha comentado la empresa a Ecogeek. “Eso equivale a unas 14 horas de generación de uno de los aerogeneradores más grandes actualmente en operación”, añade.
El diseño del Energy Bag se basa en una arquitectura hinchable espacial actualmente en proceso de investigación por la NASA. Uno de los aspectos de la innovación radica en la estructura del tejido de la bolsa. Además, los cables que amarran la bolsa utilizan un nuevo tejido patentado Vectran.
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www.thin-red-line.com