El director ejecutivo de Oceana en Europa, Xavier Pastor (en la foto), considera que "necesitamos que los países mediterráneos sigan la ruta ya trazada por el norte de Europa, aprendiendo, por una parte, de la experiencia ya conseguida, y afrontando nuevos retos como el desarrollo de tecnología flotante". Sólo conseguiremos un verdadero avance –ha añadido Pastor–, "si seguimos potenciando la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación y si los diferentes gobiernos se deciden a dar un verdadero impulso a este sector".
Durante el año 2010 se instalaron en Europa 308 nuevos aerogeneradores marinos, con lo que la potencia instalada ascendía a finales del año a 2.946 MW. Esta potencia se encuentra distribuida en nueve países del norte de Europa, con un claro liderazgo del Reino Unido. Sin embargo, aún no existe ningún parque eólico marino en el Mediterráneo, "en parte, por el menor recurso eólico disponible; en parte, por las grandes profundidades cerca de la costa; y, en parte, por la poca iniciativa e impulso de los diferentes gobiernos", según la organización ecologista.
Por eso, Oceana considera "fundamental" que los gobiernos y las comunidades autónomas "entiendan el enorme potencial energético que nos ofrecen a largo plazo los mares y océanos y que se encaminen a un aprovechamiento sostenible con el medio". La organización conservacionista añade que "la enorme dependencia de las economías respecto a las importaciones de petróleo y gas, la alta volatilidad de los precios de este tipo de energía y la creciente concentración de sus reservas y sus producciones en regiones políticamente inestables hacen aumentar de manera alarmante la incertidumbre en los mercados". La única vía para frenar esta tendencia, apunta Oceana, es "una mayor diversificación en el suministro de fuentes de energía primaria y una mayor participación de energías renovables".
Según Oceana, "necesitamos reducir las emisiones de CO2 de origen humano, provenientes principalmente de la quema de combustibles fósiles, como es el caso del petróleo. Seguir concediendo permisos de investigación de hidrocarburos que terminan en futuras plataformas petroleras y que inevitablemente se transforman en más CO2 en nuestra atmósfera y en nuestros océanos no sigue las políticas de cambio climático marcadas por la Unión Europea". Si queremos frenar esta tendencia –concluye la oenegé–, "debemos continuar apostando por una mayor participación de la cuota de energías renovables en el mix energético global".
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