BWEA cita como los problemas más graves del sector la sequía financiera, la caída de la libra esterlina frente al euro y los incrementos de precio que están experimentado todos los eslabones de la cadena de suministros. “Los fundamentos económicos de la energía eólica siguen siendo sólidos”, dice Maria McCaffery, jefa ejecutiva de BWEA. “A largo plazo, la competencia ejercerá presión bajista sobre los precios en la cadena de suministro, pero, hoy por hoy, necesitamos ayuda para superar la actual desaceleración económica”, añade.
Según la asociación, es precisamente esa tendencia económica la que está propiciando la congelación de varios proyectos, “poniendo en entredicho los objetivos nacionales y exponiendo el país a la volatilidad de los precios de los combustibles fósiles”. Entre su cartera eólica marina, sector en el que Reino Unido es líder mundial, la asociación señala que existen proyectos por un valor de 10.000 millones de euros ya listos para entrar en construcción. Con la financiación adecuada, junto con ayudas para implementar las infraestructuras, estos proyectos “podrían iniciarse, brindando un impulso a la economía”.
Así, BWEA exige al gobierno que garantice, con los fondos del estado, el precio mínimo marcado dentro de los acuerdos de compraventa de energía (power purchase agreements, PPA). Además, la asociación reclama la socialización de los costos de las redes y otras infraestructuras necesarias para el despliegue marino, emulando el caso alemán. Esta medida no exigiría echar mano de los fondos del estado. BWEA plantea que los costos se repartan entre todos los usurarios de la red. No obstante, sí cree que la subvención directa a la inversión en algunos proyectos claves ayudaría a atenuar la rampa de los costos a lo largo de la cadena de suministros.
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