Enrique Soria
Madrid (1952)
Ingeniero aeronáutico
Director de la División de Energías Renovables del CIEMAT
(Abril 2018. ER170)
Marzo de 1990. El AWEC–60, el mayor aerogenerador instalado hasta la fecha en España (1,2 MW), comenzaba a girar al viento en Cabo Vilano, en la costa coruñesa de Camariñas. Enrique Soria no lo olvidará jamás. Porque tras años de trabajo compartido entre distintas empresas e instituciones, y después de superar obstáculos que parecían insuperables, aquella máquina se disponía a marcar un hito en la historia de la energía eólica. Y él había formado parte del proyecto.
Enrique es un científico de las renovables. Ha ocupado puestos de responsabilidad en el sector privado –fue director del Departamento de Energía Eólica de Acciona– pero casi siempre ha estado ligado a centros públicos de I+D como el CENER o el CIEMAT, donde ha visto la transformación de unas renovables incipientes en tecnologías plenamente maduras que juegan ya un papel clave en la transición energética. En el caso de la eólica, ha vivido esa experiencia con pasión y en carne propia. Empezó a trabajar en el Laboratorio de Estudios Aerodinámicos de INTA y participó en la cooperativa Gedeon, que diseñó y puso en marcha uno de los primeros aerogeneradores modernos en España. Todavía recuerda aquella sensación, recién acabada la carrera, al comprobar que el diseño aerodinámico, la fabricación y el ensayo de las palas del Gedeon–310 funcionaban como decían los programas de cálculo.
Está a punto de jubilarse. Y no lo hará precisamente en el mejor momento del CIEMAT, “que está al borde del colapso –dice– por el recorte presupuestario y la implantación de unas medidas administrativas que impiden su funcionamiento”. Cuenta Enrique que, aunque nació en Madrid, vivió su infancia y juventud en un pueblo de Soria que hoy está prácticamente abandonado. Ya solo el viento culebrea entre sus calles. El mismo viento que despertó en él tanta curiosidad siendo un chaval. El mismo viento que, esperemos, traiga aires nuevos a un CIEMAT al que le quede mucho por hacer.