La descarbonización del parque edificatorio antes de 2050 ha dado un paso hacia adelante con la nueva versión de la Directiva Europea de Eficiencia Energética en Edificios, aprobada por el Parlamento Europeo a mediados de marzo. Este documento establece, entre otras cosas, que los países miembros establezcan planes nacionales para reducir el uso de energía primaria de los edificios residenciales en un 16%, a más tardar, en 2030, y en un 20% o 22% para 2035.
En España vamos con retraso para lograr estas metas. Según el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos (CSCAE), de 2021 a 2023, se rehabilitaron en España algo menos de 103.000 viviendas. Incluso suponiendo que el ritmo de trabajos se duplique hasta 2026, no se llegaría al escenario de las 355.000 renovaciones marcado en el Real Decreto de 2021 que regulaba los fondos Next Generation.
Según Sto, este esta escasa rehabilitación se debe, en parte, a que, aunque la población sí está sensibilizada con los efectos del cambio climático y la degradación del medio ambiente – según la última encuesta sobre el clima del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el 52% de los españoles considera que son asuntos muy graves – no terminamos de dar el paso de trasladar esta preocupación a nuestras viviendas. La falta de conocimiento sobre lo que implica, la dificultad para asumir la inversión necesaria y la burocracia y desconocimiento sobre cómo poner en marcha la rehabilitación, tienen mucho que veer con ello.
Desde Sto indican que evitar estos seis errores a las hora de plantearse y realizar la rehabilitación de la vivienda, ayudaría a que esta concluya con éxito y se impulsen estas acciones:
• No considerar el retorno de la inversión. Este punto es especialmente importante a la hora de plantear el proyecto en una comunidad de vecinos o al resto de miembros de la vivienda. Demostrar que las mejoras energéticas resultarán en ganancias a largo plazo, con cifras aproximadas, ayudará a sensibilizar al resto sobre su importancia a nivel económico, y no solo medioambiental. Además, haciendo este ejercicio, se detectarán aquellas opciones de renovación que no sean rentables.
• No informarse sobre las ayudas y subvenciones disponibles. Según la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), el 61% de la población desconoce que hay ayudas para la rehabilitación energética de viviendas, que permiten reducir los costos del proyecto. Además, muchas de ellas son compatibles entre sí y pueden solicitarse a la vez. No obstante, hay que tener en cuenta que recibir la subvención puede demorarse varios meses, incluso más de un año.
• Aplicar a los programas de ayudas, pero no tener en cuenta que estos programas requieren un proceso administrativo que puede resultar bastante farragoso. De hecho, muchas comunidades de vecinos son reacias a solicitar las ayudas por los procedimientos de gestión necesarios. En este caso, es muy importante tratar de seguir correctamente las indicaciones y requisitos de aplicación, y revisar que la documentación a aportar es la correcta. En caso de duda, lo mejor es solicitar la ayuda de expertos.
• Otroi error muy común es no realizar una evaluación completa de las necesidades energéticas del edificio o vivienda antes de comenzar el proyecto. Esta auditoria proporcionará datos sobre el consumo, impacto ambiental y eficiencia energética, lo que guiará las acciones a seguir y evitará tomar decisiones erróneas sobre qué mejoras implementar, priorizando las más importantes. Además, en muchos de los programas de ayudas es necesario contar con un certificado energético antes y después de realizar la obra.
• No priorizar lo más eficiente. Aunque cualquier medida destinada a reducir la demanda energética será positiva, lo mejor es valorar en primer lugar aquellas que permitan aprovechar al máximo el potencial de ahorro de energía. En este sentido, las principales soluciones son: mejorar el aislamiento térmico de la envolvente del edificio, instalar ventanas de doble o triple acristalamiento, actualizar los sistemas de calefacción y refrigeración por opciones más eficientes (como bombas de calor o las calderas de condensación) o apostar por sistemas de autosuficiencia energética, mediante la instalación de paneles solares u otras fuentes renovables.
• No recurrir a profesionales cualificados. Hay que tener en cuenta que tratar de hacer la rehabilitación sin ayuda de profesionales especializados puede llevar a gastos innecesarios. Estos expertos asesorarán durante todo el proceso -evaluación previa, cálculo del retorno de la inversión, aplicación de ayudas, obtención de permisos, selección de las mejores soluciones, sistemas y materiales, establecimiento de un presupuesto, cumplimiento normativo durante la ejecución de las obras …- y garantizarán que la rehabilitación se lleve a cabo de la manera correcta.