La pasada semana, la filial de la multinacional francesa, anunció que la planta de Montcada i Rexach comenzaba a sustituir parte de los combustibles fósiles por biomasa procedente de lodos de depuradoras, en un porcentaje creciente que está previsto que llegue al 20% del total consumido. Según la empresa, que recibió la autorización ambiental integrada, la biomasa se descarga mediante un cerramiento que garantiza que no haya olores ni emisiones, y se traslada a un silo desde el que se introduce en el horno a temperaturas superiores a 2.000 grados.
Cascarilla de arroz en Filipinas y vainas de café en Uganda
Las otras dos plantas del grupo en España, ubicadas en Sagunto (Valencia) y Villaluenga de la Sagra (Toledo) también utilizan este tipo de biomasa, en ocasiones mezclada con otros combustibles alternativos, como las harinas animales o los neumáticos usados. En todo del mundo, Lafargue se ha propuesto cerrar este año con el 30% de sustitución de combustibles fósiles, para reducir la cantidad de residuos generados en 7,5 millones de toneladas anuales y las emisiones de CO2 en 9 millones de toneladas más. En el campo de la biomasa, la empresa emplea cascarillas de arroz en Filipinas, vainas de café en Uganda y cáscaras de nueces de aceite de palma en Malasia.
La Agrupación de Fabricantes de Cementos de España participó a finales del pasado año en la conferencia El anteproyecto de ley de comercio de emisiones y anteproyecto de ley de almacenamiento de carbono, organizada por Unidad Editorial. En ella, el director del Departamento Técnico de Oficemen, Pedro Mora, destacó que “la industria cementera asume su responsabilidad y se compromete a un cambio de modelo innovador para minimizar las emisiones de su producción mediante el uso de biomasa, la implantación de las mejores técnicas disponibles, el aprovechamiento del calor residual y el almacenamiento y captura de CO2”.
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