El impulso de la gestión forestal sostenible ambiental y económicamente ha sido el objetivo principal de Promobiomasse. En el acto de clausura, responsables institucionales de las regiones participantes, especialistas en biomasa y entidades socias y asociadas del proyecto se han reunido en Navarra para dar por concluida una actuación cuyo horizonte es mantener y mejorar el patrimonio forestal, aportando rentas a la población local y previniendo el riesgo de incendios.
El año 2018 fue el punto de partida para este proyecto, cuyo objetivo es impulsar el mercado energético de la biomasa forestal en el suroeste de Europa, para lo que se ha contado con la cooperación de países como Francia, España y Portugal. Los problemas a los que se enfrenta ese mercado son la desestructuración de la oferta, el minifundismo de la propiedad forestal, los métodos de explotación poco eficientes, el desconocimiento y la insuficiencia de la demanda. Y las soluciones que ha alumbrado Promobiomasse han sido recogidas en un documento que recoge 67 medidas.
José María Ayerdi, vicepresidente del Gobierno de Navarra y consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda, Paisaje y Proyectos Estratégicos: “las propuestas realizadas permiten avanzar en el diseño y desarrollo de modelos integrados de gestión sostenible y en la progresiva implantación de la biomasa forestal como combustible verde alternativo, tanto en el parque residencial público como del sector privado. Mi enhorabuena y agradecimiento a todo el equipo de Promobiomasse, liderado por la sociedad Nasuvinsa”. Para testar y optimizar este modelo, en cada región participante se han desarrollado diferentes actuaciones piloto.
El proyecto Promobiomasse ha implicado a distintos agentes de la cadena de valor del mercado de la biomasa en circuito corto de los territorios así como expertos en los tres ámbitos de trabajo: gestión, comercialización y promoción de la demanda.
Cuando se habla de Circuitos Cortos de Comercialización en el sector alimentario -explican desde Promobiomasse- nos referimos a aquellas formas de comercialización de productos agroalimentarios en las que solo se dan uno o ningún intermediario entre producción y consumo. Pero además de esta condición, hay otros principios básicos que resultan fundamentales en la concepción de estas formas de comercialización. Por un lado, el establecimiento de relaciones basadas en el conocimiento y confianza entre ambas partes, productora y consumidora, y por otro, el compromiso de sostenibilidad económica de las explotaciones basado en un reparto más equitativo del valor añadido de los productos.
Lo que se pretende reflejar en el Modelo Integral es cómo incentivar y coordinar los diferentes eslabones y agentes de la cadena de valor del sector forestal en general, y de la biomasa en particular, para poder obtener un máximo aprovechamiento de la biomasa forestal existente en cada territorio para su obtención y utilización como recurso en proyectos de energía renovable a nivel local.