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Por una nueva política energética

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Mayor emisión de dióxido de carbono; una falsa alternativa entre megarepresas, nuevas plantas nucleares o energía térmica de base fósil; descuido en políticas públicas que promuevan la solar y la eólica; la necesidad de discutir una nueva política energética para el país. Estos son los puntos centrales de este artículo firmado por el profesor de la Universidad Federal de Pernambuco Hector Scalambrini Costa. Por su carácter polémico, se reproduce una traducción completa, aunque eso no signifique necesariamente estar de acuerdo en todos sus enunciados.
Por una nueva política energética

Los especialistas del área de energía del gobierno federal, incluyendo la más "famosa" y que ocupa el principal cargo público de la nación (Nota del editor: se refiere a Dilma Rouseff, quien fue ministra de Minas y Energía entre 2003 y 2005), han demostrado que sus decisiones están a contramano de la historia.

Brasil, elogiado hasta el momento por contar en su matriz eléctrica con más del 80% de su generación con fuentes renovables de energías, en particular hidroeléctrica, no ha tenido en cuenta la nueva realidad del papel global de las energías renovables. Yendo incluso en la dirección opuesta, como lo demuestran los datos producidos por el gobierno y las decisiones tomadas. Según el último inventario de emisiones de gases de efecto invernadero 2005-2010, publicado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI), hubo en el sector de la energía un crecimiento en las emisiones del período de 21,4%.

Con el mismo discurso del desconocimiento del sector energético, la presidente repitió el "chantaje" hecho por su predecesor. En el pasado reciente se decía que, o se aceptaba la construcción de megarepresas en el Amazonas, o tendríamos que convivir con nuevas plantas nucleares. Ahora el discurso proferido en abril pasado es que o se construyen nuevas hidroeléctricas o se aumenta la participación de las termoeléctricas a combustibles fósiles en la generación energética.

Sólo que ya no se puede seguir engañando a nadie, porque la opción declarada y escrita del gobierno federal, que consta en el Plan Nacional de Energía 2030 (PNE), es de ofertar electricidad construyendo de megahidroeléctricas, termoeléctricas a combustibles fósiles y nuevas centrales nucleares.

Al mismo tiempo, se concentra en la industria brasileña del petróleo (el mayor villano del efecto invernadero) en torno a dos tercios de las inversiones realizadas por el país en el sector energético.

Para algunos, la mayor sorpresa fue el decreto 137 del 30/4/13 del Ministerio de Minas y Energía (MME), liberando las usinas térmicas a carbón mineral -la fuente de energía que libera más CO2 de los combustibles fósiles, además de otros gases tóxicos como el azufre- a participar en la subasta de energía A-5, prevista para el próximo mes de agosto. Lo que contribuirá eficazmente para un aumento de la participación de esta fuente de energía, que hoy corresponde al 1,5% de la matriz energética del país. Al mismo tiempo, se prohibió la participación de la energía eólica en esta subasta.

Aunque la energía nuclear está siendo cuestionada en todo el mundo, debido a los riesgos de accidentes, Brasil invertirá 850 millones de reales (376 millones de dólares) en el sector, y también incluye la construcción de un reactor multipropósito. Además de los 10 mil millones de reales (4.426 millones de dólares) previstos para la construcción de la central nuclear de Angra 3. En el PNE está incluso programado para el año 2030 la construcción de cuatro centrales nucleares, dos en el noreste y dos en el sureste.

Todo esto con la apasionada defensa de la energía nuclear del actual ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación (tal como habían hecho sus predecesores), que llegó a declarar que la reactivación del programa nuclear brasileño con fines pacíficos es "uno de los principales programas en carpeta" , del cual él "no se da por vencido". Se puede contrastar esta afirmación con la dicha por el eminente físico Robert Oppenheimer, responsable de la construcción de la primera bomba atómica, cuando visitó Brasil en 1953: "El que dice que hay una energía atómica para la paz y otra para la guerra, está mintiendo".

Lo que sucede en el área de energía se parece al "modus operandi" en las decisiones y opciones nefastas adoptadas en otras áreas. Sin consulta y participación popular se verifican decisiones completamente autocráticas y descolgadas de las aspiraciones de la población mayoritaria. Decisiones que afectan no sólo a las generaciones actuales sino también a las futuras.

Existen opciones y son señaladas por numerosos documentos elaborados por la comunidad académica y por las organizaciones no gubernamentales que actúan en el área de energía. Por ejemplo, El Sector Eléctrico Brasileño y la Sostenibilidad, presentado en noviembre de 2012, muestra el potencial de la energía solar y eólica en Brasil. Estas fuentes son descuidadas en las políticas públicas. El trabajo muestra que, con las tecnologías actuales de la energía solar, podría satisfacerse el 10% de la demanda actual de electricidad en Brasil. En el caso de la energía eólica, el potencial sin explotar alcanza los 340 GW, casi tres veces la capacidad eléctrica total instalada actualmente en el país.

Sin contar con otras medidas posibles, tales como la implementación de programas de eficiencia energética y de reducción de la demanda. De acuerdo con un estudio realizado por la Asociación Brasileña de Empresas de Servicios de Conservación de Energía (Abesco), alrededor del 10% del consumo mundial total anual (430 TWh) es desperdiciado, volumen por encima del consumido por la población total del estado de Río de Janeiro, que alcanza aproximadamente 36 TWh.

Existen alternativas, y de ahí la urgente necesidad de discutir una nueva política energética para Brasil. Este asunto fue discutido en un seminario el 23 y 24 de mayo pasado en Brasilia, patrocinado por el Foro sobre el Cambio Climático y Justicia Social, y tuvo al finalizar el despacho de un documento firmado por más de 40 organizaciones, instituciones e investigadores presentes , titulado "Mensaje a la Sociedad Brasileña para una nueva política energética". En el documento a la sociedad, los participantes ya no aceptan el modelo autocrático en donde se toman las decisiones, predican la urgencia en el cambio de dirección en el sector de la energía, exigiendo una amplia participación y control social en una zona estratégica del país.

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