España se ha gastado en importar energía –entre el uno de enero y el treinta de septiembre del corriente– muchísimo dinero, mucho más que el año pasado, casi, casi un 30% más. La economía española gasta más en importar Productos Energéticos que en importar cualquier otro tipo de producto. Lo dice el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (Mityc), que acaba de hacer públicos los Datos de Comercio Exterior de los últimos nueve meses. Sí, según el Mityc, gastamos menos –o mucho menos– en cualquier otro concepto de los diez que componen el capítulo de las Importaciones, léanse Alimentos, Materias Primas, Semimanufacturas no Químicas, Productos Químicos, Bienes de Equipo, Sector Automóvil, Bienes de Consumo Duradero, Manufacturas de Consumo u Otras Mercancías. En fin, que no hay concepto de las Importaciones españolas que nos cueste más que el de los Productos Energéticos, auténtico sumidero negro de la economía española.
Solo gas
Durante los nueve primeros meses del año, hemos gastado más millones de euros en comprar gas a otras naciones del mundo que lo que gastamos en costear todas las primas de todas las tecnologías renovables durante todo el año pasado, factura esta última que ascendió a (dato APPA) 5.342 millones de euros (España ha importado gas –entre enero y el uno de octubre– por valor de más de 7.200 millones). Pero es que, en todo caso, durante 2010, "la diferencia entre los impuestos pagados y las ayudas recibidas [por todas las tecnologías renovables] ha sido de 747,6 millones de euros" a favor de las renovables. O sea, que, aunque las primas que percibieron todas las tecnologías renovables durante todo el año 2010 ascendieron a 5.342 millones de euros, a las arcas del estado esas mismas tecnologías renovables le inyectaron, durante todo ese año, más de 6.000 millones de euros en concepto de impuestos locales, impuestos sobre los bienes inmuebles, impuestos sobre sociedades...
La nuclear dura, y dura, y dura...
A pesar de ello (las renovables generan más ingreso público y ahorran euros a la economía española, que se evita el tener que importar más productos energéticos aún)... pues, a pesar de ello, tanto la gran patronal energética española como el Partido Popular (PP) parecen haber apostado definitivamente por dos fuentes de energía extranjeras: el gas (que llega de Egipto, Libia o Argelia) y la nuclear (el uranio que emplean las centrales españolas procede de países como Uzbekistán, Níger o Namibia). Sí, el PP lo ha puesto por escrito, concretamente en su programa electoral, un documento de 224 páginas en cuyo capítulo energético concreta dos líneas de actuación muy claras: el PP quiere convertir España en "un mercado de referencia del gas natural en el Mediterráneo" (página 46) y se propone gestionar los permisos de los emplazamientos nucleares "de forma que la prolongación de su operación redunde en un menor coste de la energía para los consumidores" (página 47).
Del patriotismo energético
En el documento (224 páginas, cabe insistir), el PP no menciona ni en una sola ocasión la energía eólica (aunque España es la cuarta potencia eólica del mundo, potencia además exportadora) y tampoco habla en ningún momento de la termosolar, tecnología en la que España es la primera potencia mundial. ¿Algún ejemplo? La multinacional sevillana Abengoa, promotora de la que fuera la primera planta comercial del mundo con tecnología de torre –la emblemática PS10– está desarrollando ahora mismo en California la que está llamada a ser una de las centrales termosolares más grandes del mundo, Mojave Solar (280 MW), un contrato multimillonario el conseguido por la firma española con el que no pudieron hacerse ni los tecnólogos alemanes, ni los japoneses, ni los estadounidenses.
La ruta del kilovatio
En fin, que el Partido Popular parece haber decidido su ruta energética –Libia, Egipto, Uzbekistán, Namibia–, territorios todos bastante alejados de Sevilla (Abengoa) o Tabernas, sede de la Plataforma Solar de Almería, el que es probablemente el centro de I+D en termosolar más importante del mundo (léase entrevista al que fuera su director, Manuel Blanco, hoy presidente de la división de I+D termosolar de la International Energy Agency, IEA). Tenemos, pues, a los Blancos (know how), tenemos la tecnología, tenemos la industria, "tenemos una posición fuerte, internacionalmente, y nos encontramos en una situación económica en la que tenemos que generar ingresos… Bueno, pues, dado lo dado, creo que sería absurdo que no potenciásemos nuestra industria", nos contaba precisamente Blanco (lo entrecomillado es suyo) en la entrevista que le hicimos hace apenas unas semanas con motivo de su nombramiento como presidente del comité ejecutivo de SolarPACES (Solar Power And Chemical Energy Systems), división de I+D termosolar de la IEA.
Cara e inmadura
Las consultoras también parecen estar de acuerdo en lo beneficioso de las renovables para la economía española: lo decía hace unas semanas Deloitte, autora del informe "Impacto Macroeconómico del Sector Solar Termoeléctrico en España". En ese documento, la multinacional británica de la consultoría asegura, entre otras cosas, y por ejemplo, que, aunque la termosolar española ciertamente se ha embolsado 185 millones de euros en primas durante 2010, resulta que ha aportado durante el mismo ejercicio, en concepto de cotizaciones sociales, más de 269,7 millones. O sea, que sale a cuenta, según Deloitte. Más aún: según ese informe, "el número total de personas empleadas por el sector ascendió a 23.844 en 2010". Pues bien, los subsidios de desempleo medios correspondientes a esas 23.844 personas hubieran supuesto más de 176 millones de euros en 2010. Ese desempleo, no obstante (esos desempleados), no parecen preocupar demasiado a la gran patronal eléctrica, que proponía justo antes de las elecciones una moratoria solar de tres años porque asegura que la termosolar es una tecnología cara e inmadura.
Preguntas
Llegados aquí, las preguntas se arremolinan: ¿estará engañando Abengoa a sus clientes de California y efectivamente será cara e inmadura la termosolar? ¿Madurará esta tecnología en los tres años que proponen los chamanes del kilovatio? ¿Miente Deloitte con sus cuentas? ¿Se traducirá una moratoria solar de tres años en desempleo para 23.488 trabajadores (los empleados por el sector en 2010)? ¿Qué es preferible: pagarle 7.200 millones de gas a los sucesores de Gadafi, la junta militar egipcia o Ahmedineyad –naciones todas exportadoras de gas– o pagarle 5.342 millones de euros a los señores de la eólica, la fotovoltaica y la termosolar? Ah, por cierto, de esas primas una parte sirve para pagar impuestos al campo español, ese en el que durante estos últimos diez años han crecido los megavatios. La pregunta es, pues, ¿prefiere la gran patronal eléctrica pagarle el gas a los del turbante y los derechos humanos antes que pagarle los vientos a centenares de municipios del campo español, beneficiarios indirectos de una parte de la famosa prima de las renovables? Sí, las preguntas se arremolinan.
Las cuentas y los cuentos
Poco antes de que sonara la hora de las urnas, uno de los grandes chamanes del clan del kilovatio se sacó de la chistera 150 euros. A saber: "el Plan de Energías Renovables 2011-2020, recién aprobado, no parece ir en la buena dirección, dado que prevé un desarrollo muy relevante de las tecnologías más caras, como son la termosolar y la fotovoltaica, que elevarán el sobrecoste renovable un 60%", dijo el gran gurú. Eso sí –se apresuró a añadir–, el encarecimiento no lo encajarán las compañías: "no habrá más remedio que pasar al consumidor dicho sobrecoste", que supondrá subir la factura eléctrica "de 250 euros/año a unos 400 euros/año por cliente”. La subida –150 euros por cliente– parece calculada al milímetro. 150 euros por cliente y año son 12,5 euros al mes. Partamos de la hipótesis de los 150 euros: ¿estaría dispuesta una familia a pagar 12,5 euros más al mes por un objetivo renovable como el que plantea el PER, que quiere que un 40% de la electricidad sea limpia en 2020?
Más hipótesis
Cuando uno dice 12,5 euros más al mes... pues uno se lo piensa. Partamos ahora de otra hipótesis: 75 euros (si el gran gurú apuesta por una hipótesis –150 euros–, pues apostemos nosotros por otra, por ejemplo). Y hagamos la misma cuenta: 75 entre 12 meses sale a 6,25. ¿Estaría dispuesta una familia a pagar 6,25 euros más al mes para que la electricidad española sea más limpia? "Hombre, seis euros al mes ya suena a otra cosa", pensaría más de uno. Sí, da la sensación de que lo que ha salido de la chistera del gurú, justo antes de la hora de las urnas, está muy, muy pensado. Poco avalado, de acuerdo, pero sí muy pensado. Y pensado al hilo de otro número que había hecho fortuna apenas unas semanas antes. El otro número lo dijo el presidente de la Asociación Empresarial Eólica, José Donoso: "en los últimos cinco años, el coste de la eólica para un hogar medio español ha sido de 1,3 euros al mes". ¿Diferencia? Pues que mientras los 150 euros salieron de un discurso un día cualquiera en campaña electoral y sin aval alguno, el 1,3 fue pronunciado precisamente en la presentación del "Estudio Macroeconómico del Impacto del Sector Eólico en España", un informe de medio centenar de páginas que firma Deloitte.
Afán de lucro, afán de lujo
En fin, que, según el Balance Económico de Efectos Directos del PER (el plan que acaba de aprobar el gobierno), las primas 2011-2020 sumarán un total de 23.235 millones de euros, es decir, que todos los megavatios fotovoltaicos, eólicos y termosolares, de biomasa y demás, se levantarán en forma de primas, a lo largo de esos diez años, más de 23.000 millones de euros; eso sí, España se ahorrará en importaciones de gas natural 17.412 millones. Y ahí está la clave: que ni el gurú ni los demás chamanes del clan del kilovatio pueden permitirse el lujo de dejar de quemar gas en sus muchas centrales térmicas, esas que construyeron al calor de la burbuja inmobiliaria, cuando el consumo de energía no cesaba de crecer, esas que ahora necesitan amortizar y no pueden porque los kilovatios renovables, que prosperaron como nadie esperaba y son cada vez más, tienen prioridad de acceso a la red eléctrica por su condición de kilovatios limpios. De ahí la moratoria de tres años que solicita el clan, seguramente muy satisfecho por aquello de que hay partidos que quieren convertir España en el "mercado de referencia del gas natural en el Mediterráneo". O sea, reflexiones de fin de semana y hasta el lunes.