El concepto de infraestructuras verdes se refiere a una red estratégicamente planificada de espacios naturales y seminaturales, tanto en entornos rurales como urbanos, que aseguran la conectividad ecológica y la provisión de servicios ecosistémicos esenciales para el bienestar humano. Dentro de este concepto se integran, por ejemplo, a nivel urbano, los anillos verdes o las redes regionales, nacionales o transnacionales enfocadas en la conservación de hábitats. A nivel rural, destacan los corredores ecológicos, la gestión de las cuencas hidrográficas o la gestión de los bosques.
El informe 'Análisis comparativo de la eficacia de las infraestructuras verdes existentes en España aplicado al sector de las energías renovables', elaborado a través de la Cátedra ENGIE-Nebrija de Energía y Transición Justa, señala que estas infraestructuras verdes son clave para integrar la biodiversidad y el entorno natural con la transición energética, ya que contribuyen a la regulación del clima, mejoran los hábitats y son herramientas que pueden actuar como sumideros de carbono.
El estudio se centra en las infraestructuras verdes como una herramienta clave ante la creciente preocupación por el cambio climático y la necesidad de afrontar los desafíos energéticos con soluciones basadas en la naturaleza.
Infraestructuras verdes en parques solares y eólicos
Según el documento, desde una perspectiva económica, la infraestructura verde en parques eólicos puede reducir significativamente los costes asociados con sanciones ambientales, ya que el cumplimiento normativo evita multas que pueden alcanzar hasta 1 millón de euros. Además, la aceptación social del proyecto puede facilitar la obtención de permisos y evitar retrasos costosos. La reforestación y restauración del suelo también pueden mejorar el valor de los terrenos a largo plazo.
En cuanto a las plantas solares, la implementación de agrovoltaica puede incrementar la rentabilidad agrícola en un 30-50% -afirma el estudio-, mientras que la reducción de la temperatura de los paneles solares gracias a los techos verdes puede mejorar su eficiencia en un 2-5%. Además, el cumplimiento de regulaciones ambientales y el uso de techos verdes pueden reducir impuestos y facilitar la obtención de permisos.
En lo que concierne a los beneficios ambientales, los parques eólicos pueden reducir su impacto en la biodiversidad mediante medidas de mitigación que disminuyen los impactos de la fauna hasta en un 60%. Además, la regeneración del suelo contribuye a evitar la erosión y mejora la captura de CO2, lo que refuerza la estabilidad ecológica del entorno. A nivel social, la implementación de infraestructura verde en estos proyectos puede minimizar los conflictos con las comunidades locales y aumentar la aceptación del parque eólico.
Por su parte, las plantas solares pueden reducir significativamente el riesgo de desertificación, ya que la revegetación disminuye la pérdida de suelo fértil en un 70%. También permiten un mayor aprovechamiento del espacio, especialmente en entornos urbanos mediante techos verdes y agrovoltaica, lo que aporta beneficios adicionales a la sostenibilidad. Además, estos proyectos mejoran la resiliencia climática al reducir las islas de calor urbanas y mejorar la retención de agua en el suelo.
Comparativamente, los parques eólicos requieren medidas de infraestructura verde para mitigar su impacto en la fauna aérea, mientras que los proyectos solares pueden aportar ventajas adicionales en entornos urbanos y agrícolas, integrándose de manera más flexible con el entorno (BBVA, 2024)
Infraestructuras eficaces contra el cambio climático
Existen distintas formas de integrar las infraestructuras verdes en los proyectos. Prácticas como la agrovoltaica, la restauración de riberas, la revegetación del entorno o la creación de corredores ecológicos minimizan el impacto ambiental de instalaciones solares y eólicas al tiempo que mejoran la eficiencia energética y el rendimiento agrícola.
Además, hay elementos y acciones más específicas que pueden aplicarse a este tipo de proyectos, como son las plantaciones lineales o cortavientos, los "stepping stones" (áreas de vegetación dentro del perímetro), humedales, las bandas protectoras de vegetación o los pasos de fauna.
El estudio subraya que el desarrollo de este tipo de infraestructuras en el territorio no es ni mucho menos homogénea, con Andalucía, Navarra, Comunidad Valenciana y Cataluña las más avanzadas en este campo. La Estrategia Nacional de Infraestructura Verde aprobada en 2020 es un primer paso para articular estas soluciones a escala nacional, pero su aplicación depende en gran medida de la coordinación entre administraciones y de su integración en la planificación territorial.