Además, los datos resultan aún más abrumadores si hablamos a nivel global, ya que en el planeta Tierra caen unos 8.640.000 cada día, cada segundo 100, lo que equivaldría a la energía de 1.252 millones de litros de petróleo, una fuente que de ser posible captar y almacenar se convertiría en una reserva energética enorme.
Pero guardar y posteriormente convertir esta gran cantidad de energía en utilizable se torna bastante complicado, ya que un rayo mide de promedio unos 1.500 metros y posee una rapidez desde 100 hasta 1.400 km/s. Su enorme caudal contrasta con su brevedad, apenas 10 microsegundos.
Últimas investigaciones
Hasta hace poco se pensaba que las gotas de agua contenidas en la atmósfera eran eléctricamente neutras. Sin embargo, el investigador Fernando Galembeck junto con un grupo de expertos del Instituto de Química de la Universidad Estatal de Campinas, en Brasil, ha demostrado que las partículas de agua pueden cargarse eléctricamente en contacto con las de polvo en suspensión en el aire. La higroelectricidad (electricidad de la humedad), es un tipo de electricidad estática que se forma en las gotas de agua y puede transferirse a pequeñas partículas de polvo. El fenómeno es común en la atmósfera terrestre. La carga higroscópica es fuente probable de carga eléctrica que, bajo ciertas condiciones existentes por ejemplo en tormentas o erupciones volcánicas dan lugar al relámpago.
Estos científicos, que aún tienen un largo camino por recorrer, están estudiando la viabilidad de desarrollar colectores metálicos para captar y aprovechar la electricidad de la humedad del aire contenida en las gotas de agua cargadas mediante higroelectricidad. Se han probado experimentos simulando el contacto del líquido con partículas de polvo como la sílice, que en unión con una elevada humedad del aire se carga negativamente, o también el fosfato de aluminio, que lo hace positivamente.
El estudio, aún en fase de desarrollo, tiene que demostrar su viabilidad real, pero de resultar exitoso, los colectores se instalarían en zonas con gran humedad en el ambiente para aprovechar la energía y dotar de suministro a fábricas o viviendas, además de absorber la electricidad y minimizar las enormes pérdidas que se producen con la caída de un rayo, tanto personales como materiales.
Un captador de rayos de grafeno
Por su parte, el proyecto serbio Hydra Skyscraper , creado por Milos Vlastic, Vuk Djordjevic, Ana Lazovic, Milica Stankovic parte de un singular edificio con un exoesqueleto de grafeno. La alta conductividad térmica y eléctrica de este material exterior junto a su gran resistencia (200 veces superior al acero), hace posible captar la energía que se produce durante las tormentas eléctricas y almacenarla en mega-baterías ubicadas en la base del edificio.
Cuando un rayo impacta sobre la estructura de grafeno, esta conduce la electricidad por canales hasta las baterías, que se utilizan para dividir el agua en oxígeno e hidrógeno y almacenar la potencia obtenida en forma de pila de combustible.
Capturar rayos sigue siendo una utopía
Estas investigaciones suenan de lo más sugerente pero lo cierto es que capturar los rayos y convertirlos en energía útil es hoy por hoy una utopía. Se necesitaría un sistema de atracción con la suficiente resistencia para no ser destruido por la gran potencia que encierra, además de complementarlo con complejas estructuras de almacenamiento y distribución. Si a esto se le añade que no se sabe si la descarga del rayo será positiva o negativa, se suma la necesidad de contar con condenadores y rectificadores para igualar las corrientes.
Estos sistemas deberían de instalarse sobre todo en zonas de montaña o trópicos como emplazamientos idóneos debido a la alta probabilidad de tormentas eléctricas y esto es económicamente inviable. Realmente la recolección de rayos es un fenómeno bastante investigado pero para el que, hasta ahora, no se ha encontrado una solución eficaz.