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Cerrar las nucleares y las térmicas de carbón en 2025 es viable, asegura Greenpeace en un nuevo informe

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¿Es posible técnicamente sustituir las nucleares y el carbón, incluso considerando el peor caso de sequía extrema y poco viento? Sí, asegura Greenpeace en este informe, elaborado por el Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Universidad de Comillas y en el que se analiza la viabilidad técnica de eliminar carbón y nuclear simultáneamente. Es la respuesta de la organización ecologista a la pretensión del ministro Nadal de impedir por ley el cierre de centrales.
Cerrar las nucleares y las térmicas de carbón en 2025 es viable, asegura Greenpeace en un nuevo informe

Greenpeace ha presentado hoy su informe Único sentido: 2025 sin carbón ni energía nuclear en el que demuestra que es viable técnicamente sustituir la potencia nuclear y de carbón en 2025, tanto desde el punto de vista de cobertura de demanda, como del de la estabilidad de frecuencia. De acuerdo con la ONG, existen varias opciones, que se diferencian en términos económicos y de emisiones, sin que las diferencias sean grandes como para basar en ellas la decisión política de cuándo cerrar nucleares y carbón.


“Este estudio demuestra que el cierre simultáneo del carbón y las nucleares no es un problema técnico, ni tampoco económico, es solo una decisión política. En las peores condiciones posibles la seguridad de suministro está garantizada, y en todos los casos la alta penetración de renovables y el ahorro energético disminuyen los costes”, ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace.


El documento hecho público hoy recoge las principales conclusiones de un informe más amplio: Estudio técnico de viabilidad de escenarios de generación eléctrica en el medio plazo en España, realizado para Greenpeace por el Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Comillas de Madrid.


Por la senda adecuada
“Con este estudio, Greenpeace demuestra que se termina el falso dilema entre carbón o nuclear: ambos pueden desaparecer simultáneamente y la futura ley de cambio climático tiene que establecer el fin de ambos en 2025. Este es el primer paso imprescindible para encaminar el país hacia un sistema 100% renovable, eficiente e inteligente. Es imprescindible elaborar un plan de cierre de las energías sucias y su sustitución por renovables, y no la cadena perpetua al carbón y la nuclear que quiere imponer por ley el Gobierno ”, ha añadido Montón.


En el análisis (1) se han construido escenarios de demanda eléctrica, de generación convencional y de inversión en energías renovables, para 2025 y 2030, respetando como mínimo el cumplimento de las directivas europeas. Se ha realizado con parámetros de seguridad y, por tanto, teniendo en cuenta los casos más desfavorables de producción hidroeléctrica o eólica (2).


Una primera parte del estudio ha analizado la viabilidad del sistema de generación eléctrico sin ninguna inversión adicional en centrales convencionales, utilizando distintos instrumentos de flexibilidad, entre ellos el efecto de la carga inteligente de los vehículos eléctricos o de la gestión de la demanda. Ambos instrumentos por sí solos en determinadas condiciones podrían conseguir que el sistema fuera viable en estas condiciones de estrés (3).


Una segunda parte del estudio ha ido introduciendo inversión adicional, sin las medidas de flexibilidad anteriores, y estas son algunas de las conclusiones:


• La diferencia entre el coste total de un escenario sin carbón ni nuclear (con un crecimiento de la demanda eléctrica contenido y alto porcentaje de renovables), frente a uno con nucleares y carbón (con crecimiento de la demanda elevado y el mínimo porcentaje de renovables para el cumplimiento de las directivas europeas) es del 1,8%. Estos supone 186 M€. "Sólo la mala gestión de Castor ha costado a los usuarios 1.755 millones, sin contar los intereses", recuerda Greenpeace.

• La retirada del carbón supone un ahorro de emisiones de CO2 para el sistema y su coste disminuye en los escenarios de baja demanda y alta penetración de renovables (4).


• El cierre ordenado de las centrales nucleares en 2025 supone sólo un aumento de coste del sistema de entre 800 y 1.200 millones de euros al año, esto es entre un 6 y un 20% del coste total del sistema de generación. Hay que decir que el coste externo de otros contaminantes (SO2, NOx y partículas) o los asociados a los residuos radiactivos, no están considerados, por tanto, estos cálculos deben ser considerados como grandes subestimaciones del coste social.


• Cuando se consideran valores medios para la producción hidráulica y eólica, los costes absolutos de operación y las emisiones se reducen, y aumenta el porcentaje de energías renovables, a igualdad del resto de circunstancias, entre un 5 y un 8% según los escenarios.


Aunque los resultados muestran la necesidad, en determinadas circunstancias, de incorporar centrales que complementen la producción de las renovables, en la mayoría de las ocasiones (como sería en un año promedio de agua y viento) esas centrales adicionales de gas no llegarían a funcionar nunca, con lo que no producirían emisiones (5).


Con una mayor producción hidroeléctrica o eólica que es lo probable, además de bajar el coste de operación (lo que cuesta que el sistema funcione), dada la actual configuración de precios del mercado, se abaratará el precio mayorista. A su vez si utilizamos instrumentos de flexibilidad tales como la gestión de la demanda, la carga y descarga inteligente de vehículos, etc. se va a facilitar el mayor aprovechamiento de las renovables, y consecuentemente abaratar el precio mayorista.


Ley de Cambio Climático

Greenpeace pide a los partidos políticos que van a elaborar la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que:


• Se garantice el cumplimiento del Acuerdo de París.
• Se transforme el sistema energético actual en un sistema inteligente, eficiente y 100% renovable.
• Se establezca el 2025 como fecha límite para el cierre del carbón y no se concedan nuevas licencias de explotación nuclear. Y se abandone cualquier nueva normativa que obstaculice los cierres de dichas centrales
• Se facilite la participación democrática en el sector energético.
• Se establezca un marco jurídico definido, previsible y estable para las renovables y la eficiencia energética, para favorecer las inversiones y asegurar el cumplimiento de los objetivos.
• Se asegure que la transición a este sistema energético limpio y sostenible es justa e inclusiva.
 
Notas
1 El estudio se ha realizado con el modelo ROM, un modelo suficientemente contrastado y que permite representar el funcionamiento horario del sistema eléctrico.
2 Se ha utilizado el año peor de la serie histórica de producción hidráulica (13.700 GWh) y eólica.
3 Se ha considerado una gestión activa de la demanda en unos 13.000 MW diarios. La gestión de la demanda agrupa un conjunto de diferentes medidas que persiguen influir en el consumidor para que modifique “cuanto y cuando” consume, con el fin de lograr no sólo el ahorro neto de energía y el desplazamiento del consumo a horas más baratas, sino también un uso más eficiente de la misma obteniendo ventajas económicas con ello. Para 2025, se ha supuesto una flota de 500.000 vehículos eléctricos, que tendría un consumo aproximado de 1,5 TWh (0,6% de la demanda de referencia del 2015).
4 El coste de las emisiones de CO2 han sido valoradas a 8 €/tCO2, el coste implícito de estas emisiones evitadas con la retirada del carbón se sitúa entre 40 y 56 €/tCO2
5 La generación de respaldo necesita ser muy flexible, por lo que se ha calculado considerando grupos de gas, que pueden ser ciclos combinados (más eficientes) o turbinas de gas (más económicas y recomendables, dado que funcionarían muy poco tiempo). El gas que utilicen estas centrales puede ser gas natural o gas renovable (biogás o hidrógeno).

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Miguel
Pues de chiste no tiene nada. Depender del gas para generar electricidad, en algunos días hasta en un 70-80% es un riesgo muy alto, sobretodo si sumamos que un 24% de las calefacciones también se nutren de este gas. Actualmente el 60% del gas viene de Argelia a través de un gaseoducto. Los riesgos de inestabilidad que hay en este país son muy altos. Existiría un claro riesgo de suministro, por mucho que Greenpeace diga lo contrario, y no sólo de suministro, sino de escalada de precios en el gas. Por otra parte, España podrá importar más o menos energía bruta, pero el sistema eléctrico Español, afortunadamente nunca tuvo una dependencia del petróleo para seguridad del país. A ver si ahora además de nuestro sistema de transporte, el sistema eléctrico también va a depender de ellos.
Albert
Miguel, con respeto, criticar el modelo por ser relativamente dependiente del gas cuando actualmente España importa el 80% de la energia bruta parece un chiste.
Miguel
Este modelo de Greenpeace crea una dependencia extrema de España al gas (más de 1/3 de la electricidad). La mayor parte del gas viene de Argelia a través de un gaseoducto. El gas nos sale caro, más caro que a Alemania o Inglaterra y muchísimo más caro que en Estados Unidos, y, por si fuera poco, en épocas del invierno se encarece aún más. De hecho, actualmente, en invierno tensiona al alza el precio de la electricidad en todo Europa. Por otra parte, dependendiendo tanto del gas correríamos un gran riesgo de falta de suministro que dejaría a todo el país con un serio problema. Una de las ventajas actuales de España es que tiene un mix eléctrico diversificado que nos da seguridad de suministro estable, perderlo sería una auténtica torpeza por parte de los gobernantes. Por otra parte, no se creen ni ellos que este cambio de modelo costase sólo 186 millones a los españoles, no solo por las nuevas centrales de gas que quieren que se instalen, sino porque actualmente con gas es el modo más caro de producción eléctrica. Es preferible tratar de que se genere con gas la menor cantidad posible de electricidad, para abaratar el recibo. A futuro, ya solo el hecho de depender tanto del gas haría que su precio suba y consecuentemente también el precio de la electricidad. Para el 2025, el gas mejor dejarlo para los vehículos (mientras baja el precio del coche eléctrico), cocinas y calefacciones en grandes zonas urbanas.
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