El plan es poner a prueba durante diez años los 50 taxis eléctricos, todos de procedencia china, 43 de la marca BYD y 7 de la firma Geely, los cuales estarán exento de las restricciones de circulación bogotanas que se aplican a los vehículos convencionales alimentados a combustible fósil.
La iniciativa es impulsada tanto por la ciudad como por el Ministerio de Medio Ambiente, y la idea es replicarla en otros centros urbanos del país.
“Si Bogotá tiene cada vez más flota eléctrica, su aire será cada vez más puro, reduciendo enfermedades respiratorias y muertes, si se generaliza la energía eléctrica en las otras modalidades del servicio público como buses, busetas y articulados, los costos operativos del transporte público pueden disminuir, porque la energía eléctrica en Bogotá es básicamente agua, es barata y no estarían sujetos a los altos precios de los combustibles en el mundo”, dijo el alcalde Petro. La fuente hidroeléctrica es la que suple energéticamente a la ciudad.
La batería de los vehículos tiene una autonomía de 300 kilómetros y demoran 2 horas en cargarse. Según se ha informado, ese rendimiento han tenido en ciudades de China que están al nivel del mar, aunque está por verse como se comportarán en una ciudad como Bogotá, la tercera capital más alta en América del Sur (después de La Paz y Quito), ubicada a un promedio de 2.625 metros sobre el nivel del mar y con una población cercana a los 7,5 millones de habitantes.
También ha comenzado a funcionar uno de los cuatro puntos de recarga. Se estima que una carga completa de las baterías del vehículo puede rondar los 17 dólares.
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