La aprobación del Real Decreto-Ley 7/2025 de actualización del sistema eléctrico el pasado 24 de junio constituye una norma transformadora y necesaria. Desde UNEF celebramos esta decisión que proporcionará mayor estabilidad, robustez y flexibilidad a nuestro sistema eléctrico, permitiendo a nivel regulatorio lo que la energía fotovoltaica ya era capaz de hacer a nivel tecnológico, e impulsando todo su potencial como nueva energía convencional.
Este RDL es, por tanto, la respuesta a la necesidad imperiosa de adaptar nuestro marco regulatorio a la realidad actual de las energías renovables, y en concreto a la energía fotovoltaica. Una de sus contribuciones más relevantes es permitir el desarrollo del almacenamiento, especialmente facilitando la hibridación de baterías con plantas ya existentes, que podrán avanzar de forma rápida. Esta racionalización del almacenamiento contribuirá además a abaratar costes significativamente, beneficiando a todos los consumidores. Es decir, robustece el sistema eléctrico, fortalece la economía de los ciudadanos y la de las plantas fotovoltaicas, mejorando la viabilidad económica de los proyectos.
La normativa también aporta una flexibilidad necesaria al establecer una planificación de redes más dinámica y al racionalizar los hitos, permitiendo que se consigan los objetivos de manera más realista. Esta flexibilidad se extiende también a las mejoras en el autoconsumo mediante la creación del gestor del autoconsumo colectivo, la ampliación hasta 5km del radio para compartir excedentes, y el desarrollo de la figura del agregador, que añadirá una capa adicional de eficiencia al sistema al optimizar la demanda en horas de mayor generación solar. Y se dan además pasos importantes hacia la electrificación, contribuyendo a la descarbonización de los usos finales y por tanto a nuestra independencia energética frente a la incertidumbre internacional.
Este conjunto de medidas, junto a la aprobación de la actualización del PO 7.4, hacen posible que la fotovoltaica contribuya al control de tensión de la red, una demanda histórica del sector que convierte a esta tecnología en un actor clave para la estabilidad del sistema.
Hablamos de avances que nos acercan decisivamente a cumplir los objetivos climáticos y que también consolidan las bases para aprovechar la extraordinaria oportunidad que la energía fotovoltaica representa para España. Porque estas medidas no solo mejoran el sistema eléctrico, también podrán impulsar la economía de los ciudadanos y de todo el país, ya que la energía fotovoltaica supone una de las grandes ventajas competitivas de España: por primera vez en nuestra historia reciente tenemos el recurso solar, la tecnología y el conocimiento para atraer las mejores inversiones y liderar la transición energética europea.
Pero el camino no termina aquí. Ahora llega el momento más crucial: la convalidación en el Parlamento. Y para ello es fundamental que todos los grupos políticos comprendan que estamos ante una cuestión que trasciende las estrategias personales o partidistas. Porque las medidas del RDL trascienden su primer objetivo; no se trata solamente de estabilidad para el sistema eléctrico, se trata de soberanía, de prosperidad económica y de liderazgo internacional para España. De consolidar un modelo energético basado en recursos propios que nos protegerá de las volatilidades internacionales.
Desde UNEF hacemos un llamamiento a la responsabilidad de todos los representantes políticos para que apoyen esta iniciativa, e instamos a que prevalezca el interés general sobre cualquier cálculo político. El futuro energético de España se decide ahora, y la aprobación de este RDL transformador es imprescindible para tener un sistema eléctrico del siglo XXI en el que seamos líderes, y no un actor secundario.