Joaquín Nieto
Presidente de honor de Sustainlabour
jqn.nieto@gmail.com
El otoño otoño asoma con síndrome primaveral: en los últimos días de septiembre se han presentado en sociedad dos iniciativas llamadas a hacer historia: la Fundación Renovables y el proyecto Equo. Las dos son expresión de fenómenos que van a configurar el siglo XXI: las energías renovables y la ecología política. Ambas iniciativas tienen sus raíces y su razón de ser en una profunda aspiración humana desde los albores de la civilización: la equidad y el bienestar social. La una y la otra responden al más importante desafío de actualidad: conciliar el desarrollo humano con las posibilidades y límites ambientales, la economía con la naturaleza.
Habiendo deseado en una anterior columna larga vida a la Fundación Renovables, ahora es el momento de Equo, proyecto que, en palabras de su Manifiesto fundacional, ‘formado por personas que compartimos una trayectoria común de trabajo a favor de la sostenibilidad ambiental y la equidad social, nace con la voluntad de dinamizar un amplio movimiento sociopolítico que promueva soluciones viables a los grandes desafíos de nuestro tiempo’.
En la presentación, Juantxo López de Uralde, Alejandro Sánchez y Cecilia Carballo oficiaron de portavoces. Su procedencia –Uralde, Greenpeace; Sánchez SEO-BirdLife; Carballo, de la ONG para el desarrollo IPADE– no es como para pasar desapercibida. Efectivamente, se trata de un movimiento surgido de lo social, en tránsito a la política, para dar el espacio político que merecen y hoy carecen propuestas de movimientos sociales que cuestionan de raíz el modelo de desarrollo. López de Uralde, cuya irrupción en la escena política, ha generado una amplia corriente de ilusión, viene afirmando que España está en condiciones de tener una representación parlamentaria homologable a la de los verdes europeos, algo que no sólo es posible, sino también necesario. No le falta razón.
¿Qué propuestas promueve? En lo que a energía se refiere, en el resumen de propuestas del Manifiesto, que imitando el título –y algo más- del excelente libro de Susan George, se llama Sus crisis, nuestras soluciones, podemos encontrar: ‘Ante la crisis climática y energética: Cumplimiento del Protocolo de Kioto; 30% de reducción de emisiones para 2020; Transición justa a una economía baja en carbono; fin de la Energía Nuclear; Ahorro y eficiencia energética y 100% de Energías Renovables.’
Del mencionado manifiesto, que desprende todo él una visión profundamente transformadora, me parece oportuno señalar un aspecto muy revelador de la naturaleza del proyecto, el referido a las personas a las que Equo se dirige para dinamizar el movimiento sociopolítico: habla de ofrecer ‘cauce a de participación política a las personas que no se resignan a contemplar pasivamente esta situación’; pone el énfasis en ‘ofrecerse como un espacio de acción política para las generaciones emergentes de jóvenes inquietos ante la crisis social y ambiental que azota la humanidad, dispuestos a comprometerse generosamente para encontrar individual y colectivamente soluciones de actualidad’; y quiere conectar también ‘con las ciudadanas y ciudadanos que aspiran a vivir de una manera distinta, que no sea tan dependiente del consumismo y la acumulación de propiedades y deudas, sino que repose en un consumo más responsable y en una mejor calidad de ocupación y de vida.’
¿Cómo resistirse a tal invitación?