Joaquín Nieto
Presidente de honor de Sustainlabour
jqn.nieto@gmail.com
Ya sabemos que el modelo energético convencional es insostenible y profundamente injusto. El mundo asiste a un cambio de ciclo histórico provocado por la presión humana sobre los recursos naturales que desborda los límites biofísicos del planeta. Es también el final de la era del petróleo y el inicio de una profunda crisis que demanda soluciones. No hay más solución que transformar profundamente el actual modelo energético y buena parte del conjunto del modelo productivo y de consumo. ¿Podemos hacerlo? ¿Sabemos hacia donde ir y cómo? La respuesta es: sí.
A lo largo del último año, he tenido el privilegio de co-dirigir, junto a Pedro Linares de la Universidad de Comillas, a un amplio y variado equipo de expertos para elaborar el informe CAMBIO GLOBAL 2020/50 ENERGÍA ECONOMÍA Y SOCIEDAD para la Fundación Conama y el Centro Complutense de Estudios e Información Medioambiental, que se ha presentado en la 10ª edición del Congreso Nacional de Medio Ambiente.
En el estudio se presentan muchas posibilidades tecnológicas o de cambios de comportamiento que podrían reducir considerablemente el consumo energético si la actividad económica se orienta a un nuevo urbanismo, a una rehabilitación del parque construido, a que los nuevos edificios sean neutrales en emisiones y a una movilidad sostenible.
Todas las alternativas de demanda y de oferta analizadas en el informe se han combinado para construir unos escenarios energéticos deseables para 2020 y 2030, que deberían permitir alcanzar un modelo energético sostenible en el medio plazo. Para lograr ese objetivo el informe apuesta por una metodología ‘backcasting’ o retrospectiva, situando primero el escenario deseable dentro de lo posible, para diseñar en consecuencia las medidas necesarias para alcanzarlo. Así, el informe ha elaborado un escenario energético deseable para España, que garantice que las emisiones en 2050 sean un 80% menos que las de 1990 tal como aconseja la comunidad científica, para lo que contempla la reducción de un 30% para 2020 y un 50% para 2030.
En dicho escenario, en el año 2030 el consumo de energía primaria se reduce en un 23% respecto del consumo del año 2009. La energía nuclear desaparece El uso del petróleo se reduce desde un 49% en 2009 hasta un 34% en 2030. La electricidad aumenta su participación en el sistema energético, con un rápido crecimiento de las fuentes renovables, que ya en 2020 supondrían más de un 70% de la electricidad total y en 2030 llegarían al 100%.
En lo que se refiere a la viabilidad económica del escenario propuesto, los resultados muestran que, gracias al ahorro, los costes totales del sistema energético se reducen respecto al escenario base que resultaría de limitarse a aplicar las políticas actualmente previstas.
Poder, se puede. La transición hacia un modelo energético sostenible no sólo es deseable, sino también posible. Eso sí, este cambio no vendrá por sí mismo, sólo podrá ser el resultado de un conjunto coherente de políticas públicas y una implicación real de la sociedad civil en torno a una estrategia energética ambiciosa y sostenible. Pero eso, como diría Kipling, es otra historia. ¿O es la misma?