La fundación del PP analiza en el documento las implicaciones económicas del autoconsumo, y se pregunta sobre los costes que se ahorraría el sistema con esta práctica. La respuesta reafirma lo que viene defendiendo en todo momento el PP: “El sistema no se ahorraría ni los costes de las redes ni los costes de las políticas, ya que éstos son costes fijos que se tienen que sufragar independientemente de que el consumidor genere o no su propia energía”. Y para FAES, el hecho de que el “consumidor deje de pagar parte de los costes fijos por la energía autoconsumida, supone una subvención implícita y un incentivo ineficiente para sus promotores”.
Los autores del informe –el ingeniero de Minas Conrado Navarro y el profesor del IESE Juan Luis López– inciden en el argumento de “insolidaridad” de los autoconsumidores: “Estos costes fijos que los consumidores dejan de pagar por el autoconsumo no desaparecen del sistema, de modo que se tendrán que recaudar del resto de los consumidores para cumplir el principio de suficiencia tarifaria”, afirman Así, “se producirá una transferencia de estos costes al resto de los consumidores del sistema, lo que implicará una subida de tarifas al ser menos consumidores para hacer frente a los mismos costes fijos y seguir cumpliendo el principio de suficiencia tarifaria”.
En opinión de FAES, “esto genera un círculo vicioso, ya que la subida de tarifas hace más competitivo el autoconsumo, llevando a que más consumidores decidan autoconsumir y a que, en consecuencia, haya menos consumidores en el sistema para soportar los mismos costes fijos”. La receta del PP ante semejante posibilidad no lleva tampoco a la sorpresa: poner un impuesto al sol, si bien los autores del informe no lo llaman así. Lo que dicen es que aunque desde febrero de 2014 el término fijo de la factura de electricidad representa aproximadamente el 60% y el variable, el 40%, “sigue existiendo un 40% de costes fijos que el consumidor está dejando de pagar al autoconsumir”.
La propuesta de Real Decreto de autoconsumo de julio de 2013 planteaba establecer una tarifa de respaldo sobre la energía autoconsumida que recuperara la parte de costes fijos que se dejan de ingresar.
¿Miedo a Bruselas?
Si tan claro lo tiene el PP, ¿por qué lleva casi dos años con un borrador de decreto que no acaba de aprobar? Javier García Breva, experto en políticas energéticas y Presidente de N2E, cree que la respuesta es sencilla. “porque sabe que esa manera de obstaculizar el desarrollo del autoconsumo va contra artículos concretos de las directivas europeas de renovables y eficiencia energética y eso supone que se abra expediente de oficio por parte de la Comisión Europea a España”.
Pero hay otra razón más profunda, añade García Breva: “el autoconsumo es un competidor muy temido para el sector eléctrico porque supone abrir la competencia a miles de pequeños consumidores que se convertirían en generadores de su propia energía y eso supone reducir la facturación de las eléctricas y menos ingresos para el sistema. El autoconsumo es ahorro de energía, un concepto que se ha excluido de la reforma energética porque únicamente se ha preocupado de garantizar los ingresos del sector eléctrico”.
De acuerdo con el experto, aquí está la gran contradicción de la política energética del PP: “mientras la Unión Europea no deja de impulsar un nuevo perfil de consumidor con participación activa en el sistema, generador y gestor de su propia demanda a través del autoconsumo y el contador inteligente, la política del Gobierno se basa en un modelo obsoleto de consumidor cautivo de las eléctricas y que soporta todos los costes reconocidos del sistema. Por eso siguen creciendo los costes energéticos”.
