El VI Congreso Nacional de Autoconsumo de APPA se ha celebrado bajo el título de "Una nueva era para el autoconsumo fotovoltaico". ¿En qué era nos encontramos y cuál hemos dejado atrás?
Llevamos dos años de contracción de la potencia anual instalada, han sido años duros para el sector. Como todas las aplicaciones tecnológicas incipientes, el autoconsumo ha vivido varias etapas: una fase de crecimiento que podríamos llamar “aletargado”, cuando la regulación no es que le fuera favorable, sino que era abiertamente incompatible con el desarrollo que vimos después en los años de gran crecimiento, entre 2019 y 2022, interrumpidos por la pandemia.
APPA Autoconsumo nace en 2018, con ocho empresas, y hoy contamos con más de cien socios, por lo que el balance es positivo de forma general, pero no podemos olvidar las compañías y profesionales que se han quedado por el camino.
La nueva era es la de un crecimiento más sostenible. Si el gran impulso al autoconsumo de 2022 provino de las ayudas europeas, es importante que las medidas que se establezcan en el futuro vayan más orientadas a reducción de tipos impositivos en la compra directa y exenciones fiscales.
Necesitamos crecimientos orgánicos, sin sobresaltos, para evitar vaivenes. Las empresas del sector nos transmiten que esa es la situación actual.
Las más de 800 horas de 2024 a precios cero o negativos, ¿qué impacto están teniendo en la inversión?
El impacto es negativo, eso es indudable, pero no de la forma lógica en la que podríamos entender inicialmente el titular. En 2022, además de las ayudas europeas, contábamos con un mercado eléctrico mayorista disparado en precio. Constantemente teníamos titulares que hablaban de los récords de precios altos de la electricidad, y eso creó una sensación de urgencia por adoptar el autoconsumo.
Ahora los titulares son los precios cero o negativos, y el cliente residencial, que tradicionalmente tiene menos experiencia, piensa que si pone autoconsumo y hay precios negativos, va a tener poco menos que pagar por generar electricidad.
Cuando contabilizamos términos fijos, peajes y demás cargos del recibo de la luz, vemos que ese traslado de los precios cero o negativos es muy limitado, por esos otros términos y también porque el precio puede ser cero a las dos de la tarde, pero también puede alcanzar los 150 €/MWh cinco horas después.
En línea con esto, el autoconsumo industrial no se ha reducido en estos años tanto como el residencial, porque el autoconsumidor industrial tiene mayor conocimiento, mayor acceso al crédito y realiza las inversiones más a largo plazo.
Todos los años calculamos el ahorro por kW instalado en el Informe Anual del Autoconsumo Fotovoltaico, y en 2024, con los precios mayoristas bajos por esos precios cero y negativos, una instalación industrial se paga sola con los ahorros que genera en siete años, ocho años en el caso de un autoconsumo residencial. El resto de la vida útil, que puede llegar a los treinta años, genera electricidad “gratis”, inclinando la balanza de la rentabilidad.
Llevamos ya dos años de caída del mercado del autoconsumo, con solo 1.431 MW nuevos en 2024, un 26,3% menos con respecto a 2023 ¿Cómo analizáis esta situación?
Es una corrección del mercado tras la desaparición de la tormenta perfecta que vivimos en 2022: ayudas europeas, precios mayoristas de la electricidad disparados, fácil acceso al crédito y, algo que se mantiene ahora, que es la sencillez y fiabilidad de la tecnología.
Sí es cierto que hay que diferenciar 2023 y 2024. El primer año en el que el mercado se contrae estábamos por encima de la senda para alcanzar las metas y en 2024 estamos ya en un ritmo menor. Es necesario que pongamos medidas correctoras si la voluntad política para alcanzar los objetivos es real.
¿Se podrá cumplir con el objetivo de 19 GW de autoconsumo del PNIEC?
A día de hoy el autoconsumo es la tecnología que más se acerca a las cifras marcadas por el PNIEC. En general, la fotovoltaica para conexión a red, y la fotovoltaica para autoconsumo, son los dos ámbitos en los que estamos en un ritmo razonable para alcanzar las metas, por lo que está claro que es la propia tecnología fotovoltaica, por sencillez y competitividad, la que está marcando el camino.
Sin embargo, es necesario que haya un equilibrio entre tecnologías, si no agravaremos el problema actual de precios cero y negativos, y si no adecuamos el ritmo instalador a la incorporación de demanda y la electrificación de los consumos, crearemos un desequilibrio tal que será muy complicado de solucionar en los próximos años.
¿Hay algún motivo para pensar que el autoconsumo se reactivará a lo largo de 2025? ¿Cuál tiene mayor demanda: residencial o industrial?
Tradicionalmente ha sido el autoconsumo industrial el que ha tenido mayor peso. De los 8,6 GW instalados a final de 2024, 6,3 GW era industrial (74%), y 2,3 residenciales (26%). Es una tendencia que se ha mantenido, con variaciones, estable a lo largo de los años. Hay motivos para el optimismo: la economía española está creciendo a un ritmo mayor, estamos trabajando como país para atraer o revitalizar industria… Y el autoconsumo es un aliado natural. Gracias al autoconsumo, se mejora la competitividad del resto de sectores productivos del país y esto lo debemos poner en valor, porque impulsar el autoconsumo, es impulsar la competitividad.
El autoconsumo colectivo está a años luz del autoconsumo individual. ¿Qué está sucediendo con el autoconsumo colectivo, tanto el de comunidades de vecinos como el industrial? ¿Cuáles son las barreras a las que se está enfrentando?
El autoconsumo colectivo, tanto en comunidades de vecinos como en polígonos industriales, avanza a un ritmo muy inferior al autoconsumo individual debido a barreras de muy diversa índole. A pesar de los avances normativos, los trámites administrativos siguen siendo complejos, y la coordinación con las compañías distribuidoras no es ágil, lo que dificulta la puesta en marcha de proyectos colectivos.
Se está avanzando con las distribuidoras, pero aún queda camino por recorrer. Además, nos enfrentamos a un problema común con la implantación de renovables eléctricas a gran escala. En ocasiones, las redes no están plenamente preparadas para gestionar flujos de energía compartidos entre múltiples usuarios, especialmente en zonas urbanas densas.
A esto se suma una falta de incentivos específicos para el autoconsumo compartido, que lo hace menos competitivo frente a las instalaciones individuales que son más sencillas tanto para el consumidor como para el propio instalador.
Por último, habría que señalar un problema de comunicación a la sociedad: existe un gran desconocimiento por parte de ciudadanos, pymes y administraciones locales sobre cómo organizar y gestionar proyectos de autoconsumo colectivo. Esta situación, combinada con una desigual implementación autonómica de políticas de apoyo, frena el despliegue de los autoconsumos colectivos.
¿Es necesario actualizar el marco regulatorio del autoconsumo? ¿Puedes ofrecer una fotografía del momento en el que se encuentra esa actualización? ¿Cuáles serían las prioridades?
Siempre es necesario actualizar la normativa, especialmente si no se están alcanzando las metas. 2024 ha sido el primer año en el que hemos caído por debajo del ritmo instalador necesario para llegar a los objetivos, por lo que ya no hay excusa, es prioritario que abordemos los cambios.
En autoconsumo residencial, debemos trabajar para que la transición energética sea inclusiva, no dejando a nadie atrás, porque los ciudadanos que no pueden costearse la instalación son a los que más les beneficiaría. El autoconsumo es una herramienta muy poderosa para luchar contra la desigualdad social desde la energía. Hay que trabajar para facilitar el acceso al crédito, se debería reducir al mínimo el IVA y otros impuestos que gravan los materiales y componentes.
Y esto debe extenderse a bombas de calor o vehículo eléctrico porque debemos priorizar la electrificación, también en la parte de la demanda. El estudio “El Momento de la Electrificación” que hemos desarrollado con NTT DATA, cifra en más de 1.400 euros anuales el ahorro en consumos energéticos por electrificar un hogar, con autoconsumo esto tiene un efecto multiplicador, en ahorros y en emisiones evitadas.
En autoconsumo industrial, hay que trabajar en la simplificación administrativa, en facilitar la conexión a red, en integrar la generación del autoconsumo, porque no podemos seguir, literalmente, tirando el 19% de la generación industrial, cerca de 90 millones de euros al año, porque simplemente es más sencillo tramitar una instalación sin vertido que una con vertido. No podemos tratar todos los casos igual y es necesario que haya una voluntad real de todos los actores por integrar el autoconsumo en nuestro modelo energético.
¿Es razonable que la exención de solicitar acceso y conexión dependa de la potencia instalada y no de la inyección a la red como sucede en otros países?
Debemos regirnos por un principio lógico y es que, si no hay compensación de excedentes y no se produce vertido de electricidad a la red, no tiene mucho sentido solicitar un acceso a una red que no vas a utilizar. Con la notificación de la existencia de la instalación a efectos de registro, debería ser suficiente. En cualquier caso, por lo que debemos trabajar es por optimizar la generación renovable y el uso de las redes. Debería poder inyectarse toda la electricidad renovable generada por el autoconsumo que sea físicamente posible, lo contrario es infrautilizar unidades de generación limpia existentes y desperdiciar electricidad renovable.
¿Cómo asegurar que las distribuidoras cumplan plazos y que las exenciones administrativas se apliquen de manera homogénea en todo el país?
Al igual que existen plazos y penalizaciones cuando conectamos proyectos a red y se incumplen, en el autoconsumo debe existir un régimen sancionador que asegure el cumplimiento de los tiempos. Sin embargo, aquí tengo que mandar un mensaje positivo, los procesos están mejorando, se están digitalizando muchos pasos y, en este sentido, todo se puede mejorar, pero no es el cuello de botella del autoconsumo. La homogeneización de procesos es algo necesario, pero no sólo con las distribuidoras, con todas las entidades regionales. No puede ser que, por cambiar de Comunidad Autónoma, la tramitación sea distinta.
¿Sería interesante establecer la figura del gestor de autoconsumo colectivo para agilizar los trámites? En este sentido, qué opinas sobre simplificar los acuerdos de reparto y eliminar requisitos como contadores adicionales?
Seguro que sería un paso positivo, porque podría desempeñar un papel clave en la dinamización del autoconsumo colectivo, facilitando los trámites, coordinando a los participantes y simplificando la operación técnica y administrativa. Pero lo verdaderamente importante es el fondo, la simplificación de los trámites.
Con la normativa actual, los trámites para poner en marcha instalaciones de autoconsumo colectivo son complejos y suponen una importante barrera para su despliegue. La necesidad de firmar acuerdos de reparto entre todos los participantes, así como la instalación de contadores adicionales en ciertos casos, ralentiza el proceso y limita su viabilidad, especialmente en comunidades de vecinos o polígonos industriales.
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