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Antonio González, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno.

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Pocas personas conocen tan a fondo la tecnología del hidrógeno como Antonio González García-Conde. Ha sido una constante en su vida, directamente ligada a su trabajo en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), al que se incorporó hace 20 años. Así que aceptar la presidencia de la recién creada Asociación Española del Hidrógeno era un paso más, casi inevitable, en su trayectoria profesional.
P. La Asociación Española del Hidrógeno acaba de cumplir su primer mes de vida. ¿Ha sido fácil poner de acuerdo a empresas, investigadores y administraciones para crearla?
R: El paso ha sido fácil, fundamentalmente porque ahora existe el contexto científico y tecnológico y el apoyo institucional adecuado para ello. La situación en España ha cambiado mucho respecto al año 96, cuando empecé a tomar parte en las primeras reuniones para formar la Asociación Europea del Hidrógeno, que se creó en el año 2000 y que viene a ser como una confederación de las asociaciones nacionales. Entonces ni siquiera el Plan Nacional de Investigación mencionaba al hidrógeno, sólo se refería a la pila de combustible, y levemente. En todo este tiempo ha habido una gran evolución, tanto por los apoyos a las energías renovables vía el cumplimiento del Protocolo de Kioto como por los planes de investigación puestos en marcha en España dentro del contexto europeo.

P. Creada la Asociación, ahora hay que ponerla a "rodar". ¿Qué objetivos se ha marcado y cómo los piensan llevar a cabo?
R. Hay una frase en los estatutos que los resume muy bien: fomentar el desarrollo de las tecnologías del hidrógeno como vector energético y promover su utilización en aplicaciones industriales y comerciales. Ese es el gran fin. Para llevarlo a cabo, actuaremos en varios frentes. Uno, la información. Vamos a organizar conferencias, jornadas y otras actividades de divulgación en general para dar a conocer tanto a la comunidad científica, como a la autoridades y al gran público la realidad del hidrógeno. También buscamos generar representación. Queremos que la asociación española esté representada en la europea para lograr la máxima convergencia de objetivos, y, en una segunda etapa, en la asociación internacional. Estas tareas de representación permitirán a los tecnólogos, científicos y grupos de empresas españoles tener las mismas oportunidades de participación en proyectos de demostración o innovación internacionales. Canalizar a través de un foro único toda la información existente en torno al hidrógeno permitirá disponer de esa información en el momento adecuado.

P. En sus estatutos también se refieren a objetivos educativos y relacionados con la reglamentación…
R. Así es. Poder apoyar desde una asociación a la Administración en todo el desarrollo de reglamentos, normas y procedimientos que se necesiten para asegurar que esta nueva tecnología se puede utilizar en un contexto que no sólo sea industrial es igualmente importante. No es que haya que desarrollar una nueva normativa para el hidrógeno, ésta ya existe puesto que el hidrógeno es un viejo conocido de la industria, pero no lo conoce el ciudadano, y ahí las autoridades tienen mucho que decir. En cuanto a los aspectos educativos, pretendemos organizar cursos y favorecer la transferencia de personal científico a las empresas.

P. Hablando de temas educativos, ¿qué deberíamos saber los profanos en la materia sobre el hidrógeno?
R. Mucha gente sabe que el hidrógeno es el elemento más abundante en el universo, pero quizá convenga aclarar otra característica muy importante y es que aquí, en la Tierra, el hidrógeno no se obtiene como si fuera una materia prima. Es decir, hay que producirlo a partir de otros recursos, y en el proceso de producción hay que consumir alguna fuente de energía primaria.

P. ¿Y por qué se apuesta con tanta fuerza por él?
R: Probablemente, por la visión última del hidrógeno. Este elemento forma parte del ciclo del agua, que es un ciclo cerrado y limpio. El concepto es tomar agua de la naturaleza, separarla en oxigeno e hidrógeno por electrólisis --–esperemos que con energías renovables en el futuro–, almacenar la energía en forma de hidrógeno, transportarla, recombinar el hidrogeno con el oxigeno del aire para producir calor, electricidad y, finalmente, devolver a la naturaleza el agua que has tomado previamente. Este ciclo, a diferencia del de los combustibles fósiles, es eminentemente limpio. Por eso se está apostando con tanta fuerza por él.

P. Sin embargo, en estos momentos el hidrógeno se obtiene, fundamentalmente, a partir de combustibles fósiles, lo que equivale a seguir enviando a la atmósfera CO2.
R. Hay que ir poco a poco. Hoy en día, en aquellos lugares donde hay excedente de energías renovables, por ejemplo eólica o hidroeléctrica, se puede aprovechar esa energía para acumularla en forma de hidrogeno. Esto es especialmente interesante en los países en vías de desarrollo, donde usar las energías convencionales tiene un costo excesivamente elevado. Sin embargo, en el mundo desarrollado los criterios económicos pesan mucho y, hoy por hoy, producir hidrógeno con renovables resulta más caro que hacerlo a partir de fósiles. En este sentido, el reformado del gas natural es, de todas las posibilidades, la más barata. No obstante, el hecho de ir hacia una situación en la que se vayan sustituyendo los combustibles que se utilizan en automoción y en el sector doméstico por el hidrógeno, y que esta producción se plantee de una manera distribuida en vez de centralizada, ya es una tendencia clarísima de reducción de contaminantes. Imaginemos, por ejemplo, que en vez de gasolineras empezamos a tener hidrogeneras. El beneficio para el medio ambiente está claro. Más a largo plazo sí es probable que se impongan los métodos de obtención del hidrógeno basados totalmente en las renovables, como utilizar la energía solar directamente en sistemas de algas que contienen enzimas catalizadoras, pero todavía falta bastante para ello.

P. ¿Se atrevería a poner fecha a ese hidrógeno "renovable"?
R. No se si alguien se atreverá, yo desde luego no. Como digo, mi criterio es ir trabajando paso a paso y si ahora puedo ir introduciéndolo en el sector transporte, pues hagamos proyectos de demostración e innovación ahí. O si se puede introducir en el residencial, pues también vayamos hacía allí.


P. En su plan de actividades mencionan también la obtención de hidrógeno a partir de la energía nuclear…
R: No compete a la Asociación declararse sobre si una fuente de energía debe utilizarse o no para obtener hidrógeno. Lo que si puede afirmarse es que hoy en día nadie se plantea producir hidrógeno a gran escala por electrólisis de agua basada en reactores convencionales de fisión, porque no es rentable. El interés que hoy tiene la industria nuclear por el hidrógeno está relacionado con el desarrollo de los reactores de alta temperatura. La producción de hidrógeno con un aporte de energía térmica de alta temperatura es un método más eficiente que la producción por electrólisis, en la que el consumo es únicamente de electricidad. En cualquier caso, con independencia del método de producción que se siga, la utilización de hidrógeno siempre supondrá una reducción de emisión de contaminantes en el uso final.

P. Hablar de energía nuclear hace pensar en cuestiones de seguridad. ¿Es peligroso producir y manejar el hidrógeno, ya sea a partir de esta fuente o de otra?
R: El hidrogeno se viene utilizando desde hace más de 50 años en numerosas industrias, como la química, la farmacéutica o la espacial; también se ha utilizado en el sector doméstico o en el alumbrado de las ciudades, y apenas ha habido accidentes. Eso no quiere decir que no pueda haberlos, cualquier combustible gaseoso entraña riesgos, pero lo que está claro es que el hidrogeno no es mas peligroso que cualquiera de los otros combustibles que utilizamos en la actualidad. Y todos los protocolos que ya hay en la industria relacionados con la seguridad en su producción y manejo pueden trasladarse a otros sectores.


P. En cuanto a aplicaciones, ¿qué posibilidades ofrece el desarrollo de esta tecnología?
R: Las aplicaciones ideales de la tecnología del hidrógeno son aquellas en las que para reducir las emisiones contaminantes la opción es cambiar de combustible. Por tanto, estamos hablando del transporte, que se ha convertido en el mayor promotor de la pila de combustible para que sustituya al motor de combustión interna, y, tras él, del sector domestico y el residencial. Pero existen muchas más posibilidades.

P. ¿Por ejemplo?
R. La telefonía móvil es una de ellas. El INTA está coordinando un proyecto europeo, llamado First, que consiste en la aplicación de pilas de combustible para antenas de telecomunicación. Estas antenas se tienen que ubicar en lugares remotos, alejados de la red, por lo que el sistema de generación normalmente utilizado es un panel fotovoltaico y unas baterías. El problema es que este sistema funciona un máximo de 4-5 días sin sol. A partir de ahí la antena se desconecta y deja de dar servicio. Nuestra investigación se basa en utilizar los paneles fotovoltaicos para producir hidrógeno, almacenarlo y luego utilizarlo en pilas de combustible para que éstas alimenten la antena cuando no haya sol, lo que incrementará notablemente la disponibilidad de la antena a lo largo del año. Pero, como digo, hay muchas otras opciones. La pila de combustible es un generador de electricidad, así que en un futuro es muy posible que los centros comerciales o las urbanizaciones, por ejemplo, tengan su propia subestación de producción de electricidad basada en la pila de combustible. Y las pilas de hidrógeno podrán funcionar a la temperatura adecuada para que el centro o la casa no solo reciba electricidad sino también el calor necesario para climatización.

P. ¿Es lo mismo, entonces, hablar de tecnología del hidrógeno que de pila de combustible?
R: Hoy en día, la pila de combustible y su desarrollo están efectivamente ligados al desarrollo de la tecnología del hidrogeno. Y hay dos factores que han hecho que se hable del hidrogeno con mayor intensidad. Uno de ellos ha sido el desarrollo de la pila de combustible para aplicaciones distintas a las espaciales (donde se viene utilizando de los años 60). Otro factor tiene que ver con el almacenamiento del hidrógeno. El H2 pesa muy poco pero ocupa mucho volumen, por lo que almacenarlo siempre es complicado. Sin embargo, últimamente se han desarrollado sistemas de almacenamiento más eficientes que aumentan sus aplicaciones.

P. ¿Cuáles son esos nuevos sistemas?
R. Están ligados, fundamentalmente, a los nanotubos de carbono. El H2 se puede almacenar de forma comprimida, licuada (mas costoso desde el punto de vista energético), o en hidruros metálicos (polvo de diferentes metales con los que el hidrógeno se combina). Esta última posibilidad es muy estable, pero tiene la desventaja de que los hidruros que operan a temperatura ambiente son muy pesados, lo que limita sus aplicaciones. Los nanotubos de carbono, sin embargo, almacenan hidrógeno con mejor eficiencia y pueden operar a temperatura ambiente, lo que los hace óptimos para su uso en el transporte. Otro desarrollo importante es la posibilidad de almacenar el hidrógeno a grandes presiones, incluso de 600 atmósferas (la habitual hasta ahora es de 200-300 atmósferas), gracias al desarrollo de los materiales poliméricos. Eso permite, por ejemplo, embarcar en un autobús mayor cantidad de hidrogeno y con menor volumen

P. También se habla de utilizar el hidrógeno en otros medios de transporte, como aviones o barcos.
R. Así es. En la UE existen programas para desarrollar aviones, barcos y coches que incorporen sistemas eléctricos basados en el hidrógeno. Una de las ideas es ir sustituyendo las grandes turbinas que necesitan los buques para su propulsión por generadores de energía eléctrica basados en la pila de combustible. En navegación aérea está en marcha el proyecto Cryoplane, basado en la utilización de hidrogeno líquido para propulsión de un avión tamaño jumbo. Eso sí, habrá que modificar el aspecto del avión debido a las necesidades de contar con la suficiente capacidad de almacenamiento.

P. ¿Participa España en estos proyectos? En otras palabras, ¿estamos aquí a la misma altura que otros países en el I+D del hidrógeno?
R: Hay que quitarse complejos. Es indudable que no estamos al mismo nivel que EEUU, Canadá o Japón; o, dentro del contexto europeo, Noruega o Alemania, que cuentan con muchas realizaciones prácticas. Pero España ha llevado a cabo ya suficiente número de proyectos con un calado internacional, lo que ha hecho que técnica y científicamente podamos estar en los foros internacionales, como la Agencia internacional de la Energía, o en proyectos europeos, incluso coordinando alguno, como el que decía relacionado con la telefonía móvil. Mi criterio no es andar comparándonos, sino dedicar un esfuerzo continuado a la tecnología del hidrógeno. Eso dará sin duda sus frutos y no tendremos que envidiar nada a nadie.

P. En la Asociación están presentes los organismos públicos españoles de investigación más activos en este campo. Supongo que esa presencia será vital para el trabajo al que se refiere,
R: Sin la menor duda. La Asociación no podría existir sin la participación de las empresas, pero que estén los centros más activos en este campo (CSIC, CIEMAT e INTA) es la mejor garantía de que los trabajos que vamos a desarrollar tengan éxito.

P. ¿Y cómo expresaría Vd., en pocas palabras, ese éxito?
R: Conseguir el mayor y ultimo escenario que se prevé para la tecnología del hidrógeno, para lo cual mantendremos el esfuerzo y la dedicación que nos permita alcanzar ese objetivo de disponer de todo un sistema basado en el hidrogeno formando parte de ciclo cerrado e intrínsicamente limpio.
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