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Francisco Pérez Spiess, director técnico y de ventas de Wattkraft

“La independencia energética es un componente emocional que tendrá un papel cada vez más importante en el autoconsumo”

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Vive a caballo entre Alemania y España. Lo que entra dentro de la lógica para un hijo de madre alemana y padre canario. Francisco Pérez Spiess (Herne, Alemania. 1964) es uno de los cuatro fundadores de Wattkraft, la empresa alemana de “distribución fotovoltaica con valor añadido y de vocación  global”. Ha estado siempre ligado a las renovables, primero a la I+D y a la eólica, ahora volcado de lleno en la solar. En sus inicios –cuenta– se cruzó por el camino con “gente tremendamente inspiradora que ya en los años 80 y 90 estaban pavimentando el camino que estamos recorriendo ahora. Gente como Herman Scheer, fundador de Eurosolar”. Hemos hablado con él al inicio del Roadshow FusionSolar de Huawei.
“La independencia energética es un componente emocional que tendrá un papel cada vez más importante en el autoconsumo”

– ¿Qué es el Huawei FusionSolar Roadshow y por qué surge?
Fue una iniciativa de Huawei FusionSolar que se gestó el año pasado con Wattkraft en Benelux y Alemania, y luego se extendió a otros países. El concepto es sencillo: los instaladores, como cualquier profesional, tienen un tiempo limitado. Así que dijimos: ¿por qué no llevamos nosotros el producto a los instaladores para que puedan tocarlo, ver cómo se instala, cómo se utiliza? En España no se había hecho hasta ahora porque las fechas previstas inicialmente coincidieron con la segunda ola del Covid-19. Ahora estamos realmente encantados con la respuesta.  

– El sector fotovoltaico podría considerarse tecnológicamente avanzado. ¿Es así o falta mucho camino por recorrer?
En general, en el sector de la energía faltan muchas cosas por hacer. Para empezar, cosas tan importantes como profundizar en la implementación de redes inteligentes que transporten y gestionen dinámicamente los flujos de energía, sincronizando consumo y generación, en un escenario donde ambos van a tener una componente significativa de variabilidad. Eso va a ser esencial en Europa en los próximos diez años porque es uno de los pilares fundamentales para la implantación masiva de renovables. Huawei lleva décadas trabajando en esta línea, con dos temas claves: la digitalización (control, gestión, captación y transmisión de la información, monitorización) y la inteligencia artificial, que ayuda a gestionar toda esa información. Por eso utilizan el término ‘Smart Energy’ o ‘Digital Smart Energy’. Esa inteligencia artificial va a ser esencial para poder tomar decisiones con la velocidad necesaria y poder gestionar de manera eficiente la energía, evitando consecuencias nocivas. Otro pilar de cada vez mayor relevancia va a ser el almacenamiento de energía. En este sentido todo apunta a que el gran protagonista a corto y medio plazo serán los acumuladores de litio en sus diversas variantes. También aquí Huawei dispone ya de una línea madura de productos para el sector residencial y en estos momentos desarrolla productos de vanguardia con las grandes centrales de generación en mente.  

– Conoce a la perfección el mercado solar en Europa. ¿Qué puntos fuertes y débiles percibe en el sector fotovoltaico español?
La fotovoltaica en España tuvo un momento de muchísima gloria hace unos 15 años. España llegó a representar el 50% del mercado mundial. Y en ese entorno surgieron empresas de una calidad enorme: fabricantes, ingenierías, instaladoras, desarrolladoras, financiadoras de proyectos, fondos de inversión, etc. Muchas tienen hoy presencia internacional, ganan concursos en todo el mundo. Son de primer nivel. Además, creo que el mercado español va a tener un futuro muy prometedor en los próximos años, con un crecimiento estable y muy sólido. Probablemente esa sea la gran diferencia con lo que pasó hace 15 años. El sector está hoy muy sano a nivel de grandes plantas y el autoconsumo industrial y residencial está desarrollándose a buen ritmo. Pero en comparación con Alemania o Italia todavía falta bastante recorrido. En realidad esa es una buena noticia, significa que no solamente ya vamos por buen camino, sino que además lo mejor está aún por venir.

– Cada vez hay más voces en España y en la Unión Europea que reclaman esfuerzos para industrializar la fotovoltaica dentro de nuestras fronteras. Para fabricar aquí. ¿Qué piensa al respecto?
Cada uno tendrá sus razones. Para algunos será disminuir la dependencia industrial exterior, la energía es un bien estratégico. Habrá otros que piensen que la fabricación local puede ser más económica. La preocupación estratégica entra dentro del ámbito político, pero sobre los aspectos económicos yo creo que España tiene empresas de ingeniería o instaladoras potentísimas, además de fondos de inversión y desarrolladores muy profesionalizados de proyectos a gran escala. Ese es nuestro valor añadido, lo que sabemos hacer extraordinariamente bien. En su momento, tuvimos también empresas que fabricaban los componentes principales; todavía contamos con grandes fabricantes de inversores, por ejemplo. Pero por simple economía de escala la producción se ha desplazado a otras partes del planeta. A lo mejor en un futuro España vuelve a ser un centro industrial en el sector solar; ahora mismo creo que todavía no se dan esas circunstancias.  

– En medio de subidas estratosféricas de la luz parece que el autoconsumo es la mejor opción para ganar independencia y ahorrar. ¿Qué le diría a quienes se lo están pensando?
El autoconsumo es rentable, ya sea para aplicaciones industriales o residenciales. El otro aspecto, la independencia, es muy interesante porque se trata de un componente emocional que va a jugar un papel cada vez más importante en la toma de decisiones. En Alemania lo estamos viendo. Allí tenemos un sol horroroso en comparación con España y, sin embargo, se instala muchísima energía solar. Hay otra cuestión muy importante para cada vez más gente: la conciencia ecológica. El problema más grande que tiene la humanidad es el cambio climático. Es esencial generar energía limpia, libre de emisiones de dióxido de carbono (CO2) o de otros gases de efecto invernadero. Esa conciencia se ha notado en las elecciones alemanas en las que el partido de los Verdes ha sido el tercero más votado y, muy probablemente, forme parte de la coalición de gobierno. Y no para de crecer en toda Europa. Sobre todo, entre las generaciones más jóvenes. Ahí está el fenómeno de ‘Fridays for Future’, muchos de los que asisten hoy a esas manifestaciones son los votantes y los parlamentarios de mañana.  

Sobre la subida de la luz, es cierto que la electricidad está muy cara pero creo que ese precio tan elevado es un fenómeno puntual. Los combustibles fósiles van a seguir encareciéndose, lo que va a permitir que se desarrollen más rápidamente las renovables. Y a medida que aumenten su presencia en el mix energético, esos precios se irán estabilizando. Desde el punto de vista del usuario individual hay que pensar que en un escenario ideal cuando yo genero la energía en mi cubierta no tengo que pagar una serie de costes asociados a la gestión y comercialización de la energía, ya sea a escala regional o nacional. Es una optimización de la economía personal que, en un futuro no muy lejano, combinaremos con el uso del coche eléctrico, las baterías a escala residencial, etc. Muy posiblemente, las empresas eléctricas tengan que buscar mecanismos para hacer su propuesta de valor más atractiva. En cualquier caso, dado que las renovables ya son más económicas que los combustibles fósiles o la energía nuclear, lo más probable es que esas compañías adapten modelos de negocio basados fuertemente en renovables. Finalmente, la energía más económica y limpia de todas es, sin duda, aquella que no se consume. Las medidas de ahorro energético, como por ejemplo los electrodomésticos cada vez más eficientes, seguirán ganando la aceptación del mercado.

– En la presentación de este Roadshow usted se refirió a la amenaza de las eléctricas de cerrar las nucleares en España recordando que Italia, una economía más fuerte que la nuestra, no tiene ninguna central nuclear.
Cuando yo empecé a trabajar en el sector en los años 90 el debate era si las energías renovables podrían cubrir el 0,1-0,3% de la demanda eléctrica sin desestabilizar la red. En España hay ahora muchos días donde las renovables cubren más del 40% del consumo. Italia decidió desconectar las últimas centrales nucleares después del desastre de Chernobil, y con eso aumentaron su dependencia energética del exterior. Tuvieron que comprar energía a Francia, Suiza y Alemania. Pero Italia no ha dejado de trabajar para disminuir esa dependencia. En estos momentos tienen en marcha un nuevo plan de renovables muy ambicioso que está creando miles de puestos de trabajo y generando una economía floreciente a su alrededor. El resultado es tan bueno que el primer ministro Mario Draghi, tras ser elegido, prorrogó esas medidas para que sigan en vigor al menos un año más. ¿Podemos vivir sin nucleares y sin carbón? La respuesta es sí, decididamente, ¡e incluso será más económico! Pero tenemos que hacer nuestros deberes en la dirección correcta. Por ejemplo, mejorando notablemente las redes eléctricas y equipando nuestras casas con energía solar y sistemas de almacenamiento de energía.

 

Roadshow Huawei Fusion Solar

El vehículo del FusionSolar Roadshow en la sede de Huawei en Madrid

 

– Y esos deberes, ¿se están haciendo al ritmo adecuado?
¿Cuál es el objetivo final? Yo creo que debe de ser parar el avance del cambio climático. Porque no vamos a poder parar el problema de hoy para mañana, pero sí podemos y debemos evitar que crezca más rápidamente. Ese problema cuesta dinero. Cantidades ingentes: creo recordar que actualmente en promedio la Unión Europea gasta más de 12.000 millones de euros al año solo para compensar las consecuencias de ese cambio climático. Ese dinero equivale a todo el presupuesto del Ministerio de Ciencia e Innovación de España durante unos cuatro años, por ejemplo. Ahora hay que actuar con la mayor urgencia posible porque vamos con mucho retraso y esos costes van a seguir subiendo exponencialmente. Recientemente se han publicado estudios indicando que corremos el peligro de destruir a nivel mundial el 37% de nuestro PIB si no actuamos a gran escala y con celeridad. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó el Green Deal diciendo que tenemos que acelerar porque no estamos cumpliendo los objetivos que ratificamos en el Acuerdo de París. También subrayó la importancia de no dejar a nadie atrás, de que el Green Deal deberá funcionar para todos, o no funcionará en absoluto. Pero, insisto, al reducir la dependencia energética del exterior también estamos ahorrando recursos, al poner una instalación fotovoltaica en mi tejado estoy al mismo tiempo invirtiendo en mi país, creando empleo y economía. Porque la independencia energética significa también mejorar la economía propia frente al viejo modelo de gastar recursos en adquirir la energía de economías externas, empobreciendo con ello la propia.    

– ¿Por qué Wattkraft? ¿Cómo está estructurada la distribución en España?
Wattkraft es una empresa alemana que se dedica a hacer lo que nosotros llamamos “distribución de valor añadido”. Significa que damos una serie de servicios y de productos que son complementarios a lo que hacen fabricantes como Huawei. Y trabajamos con todos los componentes de la fotovoltaica. La empresa nació en Alemania hace más de una década, con mucha ilusión y muchísimo trabajo. Desde allí se expandió hacia Italia (somos cuatro socios, uno italiano, dos alemanes y yo), y también a Benelux. En 2015 empezamos en la Península Ibérica, y en 2017 entramos en la India y, desde allí, a otros países de esa área.

Con Huawei empezamos a trabajar en 2012 y hoy somos uno de sus mayores partners a nivel internacional. La relación no podría ser mejor. Huawei es una empresa que intenta siempre atender a las necesidades del mercado, que presta mucha atención a sus socios. Creo que mantenemos un genuino y exitoso partenariado.

Sobre la estructura de la distribución, España tiene un mercado solar muy fragmentado. Por tanto, necesitas mucha capilaridad para llegar a todas partes y a todos los segmentos. Por otro lado, el tejido empresarial, sobre todo en el segmento residencial, está muy basado en pequeñas empresas instaladoras que requieren contacto directo y confianza. Esto incluye darles crédito en sus compras y eso básicamente se logra con relaciones personales de años. En el mercado residencial y comercial/industrial se decidió que era conveniente estructurar el mercado alrededor de los partner de distribución, que prestan un enorme valor añadido porque ellos dan soporte técnico y formación a sus clientes, tienen stock de producto, dan asesoramiento y crédito (incluso a alguno que no lo conseguiría en un banco)… y esto ha permitido generar esa gran capilaridad y crecer rápidamente. Ahora mismo Huawei es una marca líder en el mercado fotovoltaico. Dos de esos partner de Wattkraft, SumSol y Saclima, cuentan con décadas de experiencia y hacen una excelente labor. Porque cuando la gente sabe que tienes buena reputación y una trayectoria dilatada confían en ti y de esta forma logras posicionar el producto.

– ¿Y cómo surgió la idea de crear Wattkraft?
Alemania siempre ha tenido mucha sensibilidad ambiental, que se ha traducido en un fuerte empuje de la energía eólica y fotovoltaica. Yo vengo de hacer I+D a un nivel modesto, participé en proyectos de la UE. Empecé en la energía eólica acompañando los dos primeros aerogeneradores que Enercon exportó fuera de Alemania, y que se instalaron en un centro de pruebas en las Islas Canarias para ver cómo se comportaban ante condiciones de viento, salinidad y temperatura más extremas que en otras partes de Europa. Al poco tiempo me enamoré de la fotovoltaica por muchos motivos. Es mucho más fácil de instalar, es muy modular y tiene una ventaja fundamental: no me imagino poniendo una torre de un aerogenerador de 120 metros de altura en mitad del Paseo de la Castellana. Sin embargo sí me imagino poniendo fotovoltaica en todos los tejados de Madrid que tengan las condiciones adecuadas. Esa ubicuidad para mi era muy atractiva. Estuve trabajando en España como director de SolarWorld, en aquel entonces uno de los fabricantes de módulos más importantes del mundo. Fue mi primera experiencia de mercado. Los otros tres socios de Wattkraft también habían desarrollado carreras similares, procedían de la parte comercial y financiera. En Alemania en 2012 hubo un gran colapso, muchas empresas del sector se fueron a la quiebra, pero cada vez que hay una crisis hay una oportunidad y se abre una puerta. Así que decidimos lanzarnos a esta aventura. Los inicios fueron muy complicados. Entre las primeras cosas que hicimos está el desarrollo de pívots de riego circular alimentados 100% con energía solar, en vez de con grupos diésel, fuimos pioneros. Después iniciamos la alianza comercial con Huawei, que era muy desconocida en el sector solar en Europa. Trabajamos mucho, creamos un equipo competente y muy motivado, invertimos tiempo y esfuerzo en sentar las bases de nuestro crecimiento. Lo cierto es que ahora estamos empezando a cosechar los resultados del trabajo de estos años y todavía hay mucho recorrido por delante, afortunadamente.

– La energía solar es parte de la solución para combatir el cambio climático. Pero, ¿creemos realmente que es un problema?
Los que no lo hayan comprendido todavía más vale que lo comprendan rápido. Porque nos va a costar mucho dinero y muchas lamentaciones no entenderlo. Todos los expertos dicen que el cambio climático no solo está aquí sino que se está acelerando más de lo que se pensó inicialmente. Y que la situación es muy preocupante. No quiero ser alarmista, por favor, no, pero es que es así, tampoco podemos decorar o ignorar esa realidad. En general creo que la gente está tomando conciencia. y creo que aquí conviene resaltar también la ética subyacente en todo esto. Como apuntaba Sir Nicolas Stern en su informe sobre el cambio climático, en nuestros parlamentos no hay gente de 9 años de edad para exigirnos defender sus intereses futuros, pero ellos serán los que después sufran las consecuencias. Y nadie les estaba  escuchando realmente, seamos sinceros, se criticó duramente al movimiento ‘Fridays for Future’ en muchos ámbitos de la sociedad. En todo caso, afortunadamente, cada vez hay más ciudadanos, empresas, gobiernos que están viendo que no solamente lo económicamente correcto sino también lo ético es hacer algo, que es necesario hacer algo, y que además se puede generar economía haciendo algo. En resumidas cuentas, se puede hacer lo correcto, por los motivos correctos y, además, construir  futuro.

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