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Francisco Repullo, presidente de la Asociación Española de Biogás

"El biogás es una solución medioambiental que tiene un 'subproducto' muy valioso, que se llama energía”

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La fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos, los lodos procedentes de las depuradoras de aguas residuales, los subproductos que genera la industria agroganadera, los purines de cerdo, la cáscara de las naranjas de zumo, los residuos de la industria conservera, el hueso de los melocotones con los que fabricamos mermelada. Todo eso es biomasa. Biomasa que, cuando se descompone en ausencia de oxígeno, produce biogás, un combustible renovable que puede ser empleado para producir electricidad, calor o movimiento (el biogás depurado, o sea, el biometano, puede ser inyectado en vehículos de gas). Pues bien, de biogás hemos hablado con el presidente de Aebig. Esto nos ha contado.
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¿Qué es Aebig?
Es una asociación que está a punto de cumplir diez años, fue creada en abril de 2009. La idea había surgido unos meses antes en Valladolid, durante la feria Expobioenergía [octubre de 2008]. A Valladolid habían acudido varios expositores de ingenierías de biogás. En ese momento estaba en vigor el Real Decreto 661/2007 [que establecía una prima para el kilovatio hora eléctrico generado con biogás y que abría una ventana de oportunidad para el sector]. El caso es que comenzamos a hablar en Valladolid y poco después acabamos creando Aebig con el objetivo de defender los intereses del sector, divulgar las virtudes del biogás, etcétera, etc.

¿Quiénes promovieron la asociación?
Las empresas del sector. Más concretamente, un grupo de empresas dedicadas al biogás agroindustrial. No participaron empresas relacionadas con el biogás de vertedero, ni con el que se produce en las depuradoras de aguas. Era algo solo agroindustrial [biogás generado a partir de residuos procedentes de procesos agrícolas y ganaderos]. Aebig siempre ha sido una asociación empresarial. Además, hace algún tiempo incorporamos la figura del socio de conocimiento, perfil al que se ajustan dos de nuestros miembros actuales, el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (Imdea) y el centro tecnológico Ainia de Valencia. Y, por fin, la foto de Aebig la completarían nuestros dos socios de honor: el doctor Jorge Tinas Gálvez y el catedrático emérito de la Universidad Politécnica de Cataluña Xavier Flotats, que gozan de esa condición –Miembros de Honor– por su extraordinaria contribución a la divulgación del biogás.

¿Cuántos socios tiene la asociación?
Siempre estamos oscilando entre los 20 y los 25. Unos se van, otros vienen.

¿Cómo está el biogás en España a día de hoy?
El sector se quedó congelado en el año 2012, como consecuencia de la mal llamada moratoria [el Gobierno Rajoy elimina en enero de ese año, no más comenzada la legislatura, las primas de ayuda al kilovatio hora eléctrico generado con biogás]. En ese momento la actividad queda paralizada, y muchos proyectos quedan inconclusos. Los que se estaban ejecutando entonces siguieron adelante… pero los que estaban en fase de tramitación –una tramitación que era larga y costosa en tiempo y en dinero– pues… esos se quedaron varados: nos cerraron la ventanilla en las narices y nos quedamos con los papeles en la mano. En ese momento, a principios de 2012, habría unas 40 plantas en régimen especial, o sea, instalaciones con derecho a cobrar una tarifa. Siempre hablando de plantas agroindustriales.

¿Y desde entonces?
Pues desde entonces, en España, se han puesto en marcha muy pocas instalaciones. Y las pocas que se han hecho han sido o bien para autoconsumo [producen calor o electricidad que consume el propio productor], o bien porque se daban unas circunstancias muy determinadas, que conllevaban, aparte del aprovechamiento energético, la producción y venta de fertilizantes [subproducto generado en el proceso de producción de biogás]. En algún caso, muy pocos, si se suman todos los aprovechamientos –energía, fertilizantes–, los números han salido y el proyecto se ha materializado. De todos modos, en cada caso hay un balance de ingresos distinto, un balance en el que en unos casos hay que contar los ingresos por generación de electricidad; en otros, además, los ingresos por venta de fertilizantes; en otros, los ahorros derivados del autoconsumo de calor o electricidad. Ahora mismo quizá hay unas 50 instalaciones. Es decir, que, desde entonces y hasta ahora, en estos casi siete años, se han hecho apenas diez plantas agroindustriales.

¿Cuánta potencia tiene ahora mismo el parque nacional de centrales de biogás?
Algo menos de 200 MW, de los cuales algo más de 25 corresponden a plantas de biogás agroindustrial.

Siete años de parálisis y… ¿nada más? ¿Eso es todo lo que cabe en el balance de la Era Rajoy?
No. Llevamos meses trabajando con la administración en la estimación del potencial de generación de biometano que tiene España. Estudiando vertederos (la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos), estaciones depuradoras de aguas residuales (los lodos) y residuos agroganaderos. Y la verdad es que no es fácil llevar a cabo esa estimación; no es fácil valorar todos los residuos orgánicos que se producen en el país. En todo caso, puedo adelantar que… en un mes más o menos habrá una horquilla de resultados –unos mínimos y unos máximos de capacidad de producir biometano en España– que enviaremos al Ministerio para la Transición Ecológica.

Entiendo que el biometano es biogás depurado…
Efectivamente: el biometano es biogás que presenta una riqueza de en torno al 97%. Me explico: el biogás tiene un 55, 60, sesenta y tantos por ciento de metano; lo demás son otros elementos. Pues bien, si los eliminas, y dejas solo el metano, el biogás se convierte en biometano, que contiene un 96, 98% de metano. Desde un punto de vista molecular, químico, es biometano es igual que el gas natural, solo que el uno es de origen bio y el otro, de origen fósil.

El biogás, en un estado más primario, puedes emplearlo sin más en un motor de cogeneración, que produce electricidad y calor; o bien, puedes meterlo en una caldera y producir simplemente calor que puedes utilizar en muchos procesos industriales. Sin embargo, si depuras el biogás hasta convertirlo en biometano, puedes utilizarlo también como combustible para vehículos –coches, autobuses, barcos, etcétera– o inyectarlo en las redes de gas natural.

Hay un interés enorme en que esto funcione: interés por parte de la administración, interés por parte de Gasnam [la Asociación Ibérica del Gas Natural para la Movilidad], e interés por parte de Sedigas [para su inyección en redes]. Parece ser que también hay interés en los nuevos responsables del ministerio, y… luego… hay interés también a título privado: nos hemos encontrado con alguna empresa que está dispuesta a llevárselo en bidones incluso fuera de España.

¿Ha establecido ya contacto Aebig con la nueva administración?
No, aún no, entre otras cosas porque las fechas lo han condicionado mucho todo. En cualquier caso, me gustaría decir que estamos muy esperanzados. Ha habido una reestructuración muy interesante, desde nuestro punto de vista: por vez primera, están bajo el mismo paraguas –el ministerio para la Transición Ecológica– las competencias de Energía y Medio Ambiente, área esta última en el marco de la cual está Cambio Climático. Estamos esperando el principio del curso, principios de octubre, para tomar contacto con la nueva administración.

¿Por qué es tan interesante que Energía y Medio Ambiente estén bajo el mismo paraguas?
La importancia principal del biogás no radica únicamente en su capacidad energética, radica en que es una solución medioambiental, una solución medioambiental que tiene un subproducto, por decirlo de algún modo, que se llama energía y que es una pena desperdiciar. Pero el principal objetivo del biogás es el medioambiental. Por eso estamos contentos de que se hayan unido las dos secretarías de estado en un mismo ministerio. Hasta ayer mismo, acudíamos al ministerio de Agricultura y Medio Ambiente y planteábamos allí el problema –los residuos– y la solución –biogás–, y en Agricultura y Medio Ambiente nos decían que estaban de acuerdo, que el biogás les parecía una solución excelente para los residuos. ¿Problema? Que la energía era competencia de otro ministerio, el de Industria y Energía, que era el que podía asignarle las potenciales ayudas a este asunto. Con la fusión ministerial, ahora creemos que todo será más sencillo.

¿Qué le va a pedir Aebig a la nueva ministra para la Transición Ecológica?
Que la tramitación sea ágil, que no tengamos que enfrentarnos, como antes, a tramitaciones que se eternizaban. Queremos que establezca unos procedimientos claros. Le vamos a pedir una ventanilla única. Y también queremos transmitirle algo que nos parece absolutamente esencial: el biogás no solo es valioso porque es fuente de energía. El biogás es una joya en muchos otros sentidos. Y por supuesto, en la medida de lo posible, una “garantía de seguridad jurídica”.

¿Cuáles?
Uno: evitamos emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual tiene un valor social (en materia de salud ambiental y pública) y económico; esa es una ventaja adicional que aporta nuestro sector, y creemos que habría que cuantificarla. Dos: estamos generando empleo en el medio rural, fijando población, evitando migraciones. Tres: contribuimos a mejorar la balanza de pagos, pues energía que produces con recursos propios, energía que no has de importar; dinero que no se va, o sea, dinero que se queda. Cuatro: generamos un fertilizante que es orgánico, lo que, a su vez, también supone un ahorro de emisiones, porque evitamos las emisiones que se producen cuando son fabricados los fertilizantes convencionales... Cinco: el biogás es almacenable, es una energía gestionable, que el sistema eléctrico puede utilizar a demanda, a diferencia de lo que sucede con otras energías renovables, que solo generan electricidad cuando así lo quiere la meteorología; nosotros podemos almacenar el biogás para utilizarlo cuando hace falta. Seis: el sector está avanzando hacia el concepto de biorrefinería, centro de producción del que ya están saliendo bioproductos: biopinturas, biopolímeros, CO2… Encajamos a la perfección en la idea de bioeconomía circular. En fin, que creemos que la administración debe contemplar el biogás no solo como una fuente de energía limpia, sino también como una solución que produce beneficios en muchos otros sentidos. Creemos que la administración debe tener todo eso en cuenta y ponerlo en valor.

¿Estamos hablando de ayuda económica?
Vamos a ver, si ponemos todo eso en valor, esa ayuda seguramente quedará más que compensada.

Sí, pero –insisto–, creo que estamos hablando de una ayuda económica. La pregunta es: ¿de dónde debe salir esa ayuda?
Pues habrá que ver si ha de ser la propia administración la fuente de esa ayuda, o si deben ser las empresas gasistas. De todos modos, estamos hablando de una primera fase, un primer estadio, en tanto en cuanto alcanzamos la competitividad. Ahora mismo el biometano tiene un coste algo superior al del gas natural. Bien, de acuerdo. Pues habrá que ver cómo abordamos ese diferencial para que las empresas se sientan incentivadas y apuesten por el biometano. ¿Quién va a asumir eso? ¿Lo tiene que asumir la administración pública, lo asumen las empresas gasistas habida cuenta de que estamos hablando de un diferencial que en su cuenta de resultados el porcentaje de biometano que se va a utilizar va a ser tan pequeño que realmente no es una cantidad que les vaya a estropear la cuenta de resultados ni mucho menos? En Aebig estamos convencidos de que muy poco dinero es suficiente para estimular. Y hablo –insisto– de una primera fase, solo de esa primera fase, pues más adelante el sector madurará, como ya lo han hecho otros, y ya no necesitará esa ayuda. Todas las tecnologías cuando son muy nuevas necesitan un empuje.

¿Acabará el consumidor final pagando como siempre la factura?
Europa se ha fijado como objetivo la descarbonización. El sistema de cuotas, el sistema (soporte a las tarifas o a las primas) y el sistema de ayuda fiscal. Esos tres son los mecanismos que se están viendo por toda Europa. Poniendo las tres patas del banco a lo mejor no tiene que soportar todo ese diferencial un solo actor. Las cuotas están trabajándose ya en Europa y entiendo que tenemos que ir en esa dirección: forzar a que haya un mínimo, unos porcentajes, tanto de electricidad como de gas renovables. Si no lo hacemos así, no descarbonizaremos nunca. España tiene los recursos. Tenemos un país enorme, tenemos una agricultura tremenda, somos el primer país de Europa en porcino. Y, sin embargo, cuando miras más allá de las fronteras ves que no solo no estamos a la altura de países comparables de nuestro entorno, sino que nos adelantan países mucho más pequeños, que hoy están por delante de nosotros. ¿Cómo puede ser eso? Si contamos todas las plantas de biogás de nuestro país, las agroindustriales, las depuradoras de lodos y los vertederos que están dando producción energética ahora mismo… pues estaremos hablando de alrededor de 200 plantas en España. Pero es que, si miramos solamente las agroindustriales que hay en Europa, estamos hablando de 17.000. Compara nuestras 50 agroindustriales con esa cifra: 17.000. No tiene sentido. No sé: quizá el mensaje final podría ser que esperamos que la unión de la energía y el medio ambiente sirva para desatascar algo que está atascado desde hace años. Porque el principal objetivo del biogás –insisto– es el medioambiental. Somos, como decía antes, una solución medioambiental que tiene un "subproducto" muy valioso, que se llama energía.

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