Organizadas de manera conjunta entre la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España y la Ordem dos Engenheiros de Portugal, las jornadas reunieron durante tres días (25-27 junio) a expertos, investigadores, representantes institucionales y líderes de la industria, que analizaron los avances tecnológicos, las barreras regulatorias y la hoja de ruta para convertir a la península Ibérica en un referente internacional de sostenibilidad, innovación y autonomía energética.
El acto inaugural contó con la participación de Marco Alves, CEO de WavEC, quien subrayó que la actual interconexión energética entre la península y Francia se sitúa en torno al 3%, muy por debajo del objetivo europeo del 15%, lo que hace imprescindible impulsar fuentes renovables propias como la eólica y la undimotriz, para “reducir la dependencia externa y fomentar la generación de empleo local”.
El programa incluyó una veintena de ponencias técnicas así como dos mesas redondas: una centrada en los retos industriales y otra en aspectos normativos y regulatorios, en las que se abordaron temas como el diseño de dispositivos, la planificación espacial marina, la financiación de proyectos o los desarrollos en tecnología flotante.
Además, se organizaron visitas a dos instalaciones de referencia: la fábrica de Lankhorst, especializada en soluciones de amarre para el sector offshore, y la empresa Corpower Ocean, centrada en el desarrollo de tecnologías de captación de energía de las olas.
Consolidación del enfoque ibérico
Las jornadas han demostrado, asimismo, que la Península Ibérica puede y debe tener una estrategia común para liderar el desarrollo de tecnologías marinas limpias, sostenibles y competitivas. Asimismo, han permitido mostrar un sector en fase de madurez tecnológica, con soluciones avanzadas en energía undimotriz, solar flotante y sistemas digitales de gestión y operación, confirmando que las renovables marinas ya disponn de herramientas listas para futuras fases comerciales de mayor escala.
Entre los aspectos pendientes, el encuentro sirvió para poner de manifiesto la necesidad de marcos regulatorios claros, coherentes, transparentes y adaptados al nuevo contexto flotante, así como de infraestructuras portuarias adecuadas para soportar el despliegue masivo de estas tecnologías.