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Un Día de los Bosques con coronavirus, cambio climático y demandas de mejor gestión, bioenergía incluida

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Suspendidas todas las convocatorias presenciales por la declaración del estado de alarma, el Día Internacional de los Bosques (21 de marzo) se convirtió en una suma de comunicados y notas de prensa de los que se extraen algunas conclusiones: recordar el papel esencial que los bosques y sus productos tienen en esta crisis y que podría ser mayor, aprovechamiento energético incluido; que las tres principales amenazas para las forestas españolas son el abandono rural, la falta de gestión forestal y el cambio climático; y que seguimos necesitando más y mejores bosques y reforestaciones. 
Un Día de los Bosques con coronavirus, cambio climático y demandas de mejor gestión, bioenergía incluida

Juntos por los Bosques, el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural, la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE), las ONG Greenpeace y Reforesta y la empresa Veolia son algunas de las entidades que han aportado su parecer en torno al Día Internacional de los Bosques en pleno confinamiento para prevenir la extensión del coronavirus.

Los primeros comienzan precisamente su nota de prensa con un “reconocimiento por la ímproba labor que están realizando los profesionales de la salud para minimizar los riesgos del coronavirus a la población, poniéndose a sí mismos en riesgo”. A continuación destacan que “no podemos olvidar tampoco el papel que nuestros bosques y sus productos están jugando en esta crisis”.

Recuerdan Juntos por los Bosques que de estos salen “productos indispensables para la sociedad: papeles domésticos y sanitarios, envases de cartón que están permitiendo la continuidad de los circuitos de distribución en los sectores de alimentación y farmacia; y, sin duda, muchos otros que entre todos podemos identificar”.

El aprovechamiento energético también mantiene a los bosques activos
Recalca esta plataforma que “todo eso está siendo posible por el compromiso de empresas y trabajadores que, a pesar de las dificultades, siguen faenando estos días en el monte y en las fábricas”. Hace unos días, Apropellets y la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom) emitían un comunicado para garantizar que se mantiene el suministro  de pélets y otros biocombustibles sólidos, como astilla y hueso de aceituna.

Veolia, que gestiona varias redes de calor con un importante consumo de estos biocombustibles, anuncia en una nota de prensa que en 2019 la compañía, a través de su filial Veolia Biomasa España, consiguió producir 80.700 toneladas de biomasa, un tres por ciento más que el año anterior. Añade que “trabaja en distintas zonas de España creando fajas y áreas cortafuegos, mediante cortas dirigidas y limpias de masa forestal, que permitan facilitar las labores de protección y extinción en caso de incendio”.

“El cambio climático acelera el deterioro de los bosques españoles”
Pero esta labor no oculta las demandas y críticas para que el sector forestal y los bosques ofrezcan lo mejor, incluido en situaciones como la que vivimos de emergencia sanitaria y social. El colegio de forestales advierte que “todos estos beneficios directos e indirectos que nos proporcionan los bosques (incluye la biomasa como recurso renovables) pueden estar en peligro por diversos factores, actuaciones y circunstancias”.

En su nota de prensa añaden que “las tres principales amenazas que se ciernen sobre los bosques españoles son el abandono rural, la falta de gestión forestal y el cambio climático, que traen consigo pérdida de gestión del territorio, pérdida de biodiversidad, de cultura tradicional y de posibilidades de desarrollo para nuestro país”.

El colegio incide especialmente en que “el cambio climático está acelerando el deterioro de los bosques españoles y debemos actuar a la mayor brevedad para no llegar a una situación irreversible”. Y aprovechan el Día internacional de los Bosques para “reivindicar la importancia de tienen nuestros bosques como sumideros de carbono y reiterar la necesidad de trabajar para evitar su deforestación y degradación”.

“Potenciar la gestión de los montes ayudaría a combatir situaciones como la del coronavirus”
Francisco Carreño, presidente de (COSE), retoma los efectos de la pandemia actual y  afirma que “potenciar la gestión de los montes puede ayudarnos a combatir situaciones como la del coronavirus”. “Atrapados como estamos en un sistema urbano –prosigue–, de consumo y de liquidación de los recursos disponibles, deberíamos volver a fijarnos en la naturaleza y en su resiliencia”.

Carreño apostilla que “deberíamos ser también capaces de desarrollar una actividad más diversa, como la gestión del territorio, y en concreto de los territorios forestales, donde las generaciones anteriores estaban acostumbradas y tenían mecanismos para defenderse, frente a las alteraciones que ocurrían”.

Estrategia común y global en la gestión forestal
Desde el colegio de forestales proponen medidas para mejorar esta situación, como “una estrategia común y global en la gestión forestal para cuidar y perpetuar nuestras masas forestales y proteger así nuestros bosques” y para ellos consideran tanto la gestión como “contar con el conocimiento de los profesionales e ingenieros forestales que velen por su salubridad y diversidad”.

Concluyen que “en esto tiempos se abre una nueva oportunidad para invertir en gestión forestal sostenible que posibilite el progreso y bienestar de nuestros pueblos abandonados. La pandemia que ahora sufrimos delata la gran vulnerabilidad del mundo urbano frente al rural y un serio aviso que nos alerta de que algo estamos haciendo mal”.

Bosques cada vez más enfermos
Reforesta considera que hay mucha cosas que se están haciendo mal a nivel global y local. Aparte de mencionar el déficit de reforestación que sufrimos afirma que “en muchas partes del mundo los bosques están enfermos o débiles. En España entre un 20 y un 24 por ciento de nuestros árboles presentan una defoliación importante, es decir, una pérdida excesiva de hojas, según el informe de la Red Europea de Seguimiento de Daños en los Bosques 2017 a 2019, editado por el Gobierno”.

Las cada vez más frecuentes e intensas sequías y las temperaturas más elevadas son a juicio de Reforesta las principales razones de que la salud de nuestros bosques muestre una tendencia negativa desde 2006. Por todo ello exige “una política forestal más activa y coherente con el contexto de cambio climático. Las Administraciones Públicas deben hacer un intenso esfuerzo para incrementar la superficie reforestada para proteger el suelo, aumentar la biodiversidad y absorber CO2”.

Mejorar el modelo de compensación de emisiones
Por otro lado, esta ONG avisa que “el actual modelo de compensación de emisiones de CO2 impulsado por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Reforesta presenta serias deficiencias y conlleva serios riesgos”. Considera que “avala determinadas técnicas de reforestación cuya eficacia no ha sido probada e impulsa la reforestación no con las especies más idóneas para la restauración de ecosistemas, sino con aquellas que muestran una mayor absorción de CO2”.

Dentro de la crítica que también muestra Greenpeace hacia la gestión de las masas forestales a escala mundial, la acerca a la pandemia que estamos sufriendo: “la tala y la deforestación, en particular en los bosques tropicales de la Amazonia y la Cuenca del Congo, permite que los seres humanos entren en contacto con poblaciones de fauna silvestre portadores de virus, bacterias y otros microorganismos (patógenos zoonóticos) a los que generalmente los seres humanos no habían estado expuestos”.

Esta organización internacional recuerda también que “la transformación de bosques en cultivos (soja, aceite de palma, etcétera.), pastos para ganado y plantaciones para otras producciones (como pasta de papel, caucho, etcétera) son los principales motores de esta deforestación, siempre facilitada por la explotación forestal, frecuentemente ilegal”.

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